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Flygskam: la "vergüenza de volar" en Suecia que preocupa a la industria de la aviación

Flygskam: la "vergüenza de volar" en Suecia que preocupa a la industria de la aviación
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Viajar en avión se ha transformado en un dilema ético para muchos suecos que quieren reducir su huella de carbono y prefieren seguir el ejemplo de la activista sueca Greta Thunberg, que se niega a subirse a un avión.
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¿Viajar en avión o usar otro medio de transporte?

La pregunta se está convirtiendo para muchos en un dilema ético debido al impacto de la aviación en el cambio climático.

Y ningún país ha tomado ese dilema tan en serio como Suecia, donde se ha extendido un nuevo término, "flygskam", que significa, literalmente, "la vergüenza de volar".

El nombre se refiere a un movimiento creciente en el país escandinavo, que urge a los pasajeros a no volar y a elegir medios alternativos de transporte para reducir su huella de carbono.

Y a medida que se populariza el flygskam también aumentan los términos nuevos.

Los suecos hablan ahora de "tagskryt" u orgullo de viajar en tren. Algunos suecos que viajan en tren incluso alientan a sus compatriotas a hacer lo mismo subiendo fotos de sus travesías ferroviarias con el hashtag #tagskryt .

Joven subiendo a un tren en Suecia
Joven subiendo a un tren en Suecia

Y hasta existe un nuevo término para aquellos que vuelan pero prefieren ocultarlo, "smygflyga" o volar en secreto.

El impacto de la aviación

Al viajar en tren un pasajero emite 14 gramos de dióxido de carbono (CO2) por km, en comparación con 285 gramos emitidos si se desplaza en avión.

Los cálculos, realizados por la Agencia Ambiental Europea (EEA por sus siglas en inglés), son para un tren de cerca de 150 pasajeros y un avión de 88.

Para aviones de mayor porte, la cifra puede superar 170 gramos de dióxido de carbono por km por pasajero, de acuerdo a un informe del London School of Economics.

Pero uno de los mayores problemas de la aviación es que no solo emite CO2.

Cuando los aviones queman combustible también liberan vapor de agua y óxido nitroso, otros gases de invernadero.

Y esas emisiones se producen a gran altitud en la atmósfera, donde el impacto es mayor debido a una serie de reacciones químicas.

El efecto Greta

Uno de los primeros impulsores del flygskam fue el medallista de oro olímpico y ahora comentarista Bjorn Ferry, conocido por viajar cientos de km en tren a eventos deportivos y negarse a volar debido al cambio climático.

Bjorn Ferry
Bjorn Ferry

Y la idea ganó más adeptos luego de que la madre de la activista adolescente sueca Greta Thunberg declarara públicamente su intención de no volver a volar.

La madre de Greta, Malena Ernman, es una de las cantantes de ópera más reconocidas de Suecia y su decisión de no subirse a un avión afectó significativamente sus compromisos artísticos.

Pero otras celebridades apoyaron a Ernman y aseguraron que tampoco volarían.

La idea se hizo aún más popular cuando Greta Thunberg realizó este año una gira de dos semanas por varias ciudades europeas, siempre en tren.

Thunberg se niega a volar y viajó al Foro Económico Mundial en Davos en tren, mientras más de 1.000 delegados volaron en sus aviones privados, según informes.

Caída del tráfico aéreo

No se sabe exactamente cuantas personas se han adherido al movimiento del flygskam.

Pero la página de Facebook, Tagsemester o "Vacaciones en tren", creada por la ambientalista Susanna Elfors para dar consejos sobre medios alternativos a los aviones, ya tiene más de 90.000 miembros.

Una cuenta anónima en Instagram con más de 60.000 seguidores expone públicamente a figuras reconocidas que vuelan, y el hashtag #StayOnTheGround o PermaneceEnElSuelo es un trending topic en Twitter.

El movimiento ha tenido un impacto importante en Suecia, donde está aumentando el transporte por tren y ha disminuido el número de vuelos.

Rickard Gustafson, jefe de la aerolínea sueca SAS, señaló a un periódico noruego que estaba convencido de que el flygskam estaba detrás de la caída de 5% en el tráfico aéreo en Suecia en el primer trimestre de este año.

La compañía ferroviaria sueca SJ reportó un número récord de pasajeros debido a lo que describe como "la preferencia por viajar en forma inteligente por el clima".

Algunos comentaristas señalan que la caída en el número de vuelos en Suecia se debe también al impacto de la ola de calor en el verano de 2018, que generó más conciencia en la población sobre la realidad del cambio climático.

En Estocolmo, donde comenzaron a llevarse registros mensuales de la temperatura en 1756, julio de 2018 fue considerado como el más caliente de la historia.

En el resto de Suecia, la ola de calor causó incendios forestales que se extendieron tanto hacia el norte que alcanzaron el Círculo Ártico.

La respuesta de la aviación

El movimiento del flygskam genera preocupación en la industria de la aviación y fue uno de los temas de la cumbre de tres días de la industria que tuvo lugar este mes en Seúl.

"Si no ofrecemos una respuesta, este sentimiento crecerá y se esparcirá", señaló Alexandre de Juniac, presidente de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), según la agencia Reuters.

El director de IATA estaba dirigiéndose a cerca de 150 ejecutivos de compañías aéreas.

Se estima que los vuelos comerciales son responsables actualmente de cerca del 2,5% de las emisiones globales de carbono, pero se cree que ese porcentaje aumentará considerablemente debido a la expansión de aeropuertos y a los vuelos baratos.

La industria de la aviación anunció planes para desarrollar motores menos contaminantes y bajar a la mitad, para 2050, el nivel de emisiones de 2002.

Sin embargo, algunos críticos señalan que estos cambios deben ser más rápidos.

El sentimiento contrario a volar parece extenderse en algunos países de Europa donde hay otros países que ya tienen sus propios términos equivalentes para la vergüenza de volar, "lentohapea" en Finlandia, "vliegschaamte" en Holanda y "flugscham" en Alemania.

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