"Me dijo que estaba lo suficientemente cerca como para olerme el pelo".
La presentadora de noticias de la BBC Alex Lovell sufrió años de atenciones no deseadas y cada vez más amenazadoras por parte de un espectador, Gordon Hawthorn.
El hombre, de 69 años, fue encarcelado en enero tras seis años de acoso, un tiempo en el que Lovell se sintió "asustada y vigilada".
Reino Unido conmemora la Semana Nacional de Concientización sobre el Acoso entre el 8 y el 12 de abril.
Y para concienciar sobre el trauma psicológico que causa este delito, la presentadora del programa de la BBC 'Points West' decidió compartir su experiencia.
Este es su relato.
Un inicio "aparentemente inocente"
Todo comenzó con unas tarjetas de felicitación que llegaban a la BBC de Bristol, en 2013, llenas de fantasías sucias y firmadas con un nombre: "Gordon".
Por lo general, eran aparentemente inocentes, con animalitos. Todas las tarjetas tenían un gran beso característico y cuatro pequeños besos en el medio.
Las tarjetas siguieron llegando durante unos cuatro años a intervalos bastante regulares, pero desde el principio era claro que no eran como la demás correspondencia que recibía de los espectadores.
Eran crudas y muy gráficas.
Las guardaba, y mi jefe lo sabía, pero nunca hice más que archivarlo en mi cabeza en el cajón de las preocupaciones.
En 2016 el tono de las cartas cambió y, de repente, Gordon me estaba amenazando.
Me dijo que su propósito de año nuevo era tener relaciones sexuales conmigo y que si no cumplía, me violaría.
Nunca olvidaré el momento en el que leí esas palabras.
Creo que lo que lo volvía aún más aterrador era el hecho de que esta persona había sido persistente y había llamado la atención durante cuatro años.
Cada vez más amenazante
Se lo conté a mi jefe, el editor de noticias Neil Bennett, que reaccionó de la mejor manera posible y llamó a la policía de inmediato.
Se lo tomaron muy en serio, lo que fue enormemente tranquilizador.
La policía me aconsejó sobre cómo podía mantenerme a salvo.
Cambiaba la ruta para ir a la oficina, no salía del trabajo sin la compañía de algún colega -ni siquiera para tomar un café- e instalé cámaras de seguridad en casa.
Durante los dos siguientes años siguieron llegando tarjetas, que eran cada vez más amenazadoras.
Como es común en los casos de acoso, cada una era más alarmante que la anterior.
Fue una escalada enfermiza en contenido repugnante.
El remitente decía que estaba lo suficientemente cerca como para olerme el pelo, describía lo que me haría y cómo me había violado muchas veces antes.
Y las firmaba así: "De tu acosador y futuro violador".
Tuve que cambiar muchísimas cosas de mi vida y estaba constantemente mirando hacia atrás por si alguien me seguía.
Estaba nerviosa, estaba siempre pendiente de todo lo que me rodeaba.
¿Cuándo hay que pedir ayuda?
Al final, Gordon Hawthorn fue detenido tras una apelación policial, cuando una mujer del público les contó a los oficiales que había recibido una tarjeta similar a las que me mandaba a mí.
En mi caso fue evidente cuándo había que llamar a la policía, pero en muchos casos para la víctima no es tan fácil saber cuándo pedir ayuda, por eso quiero hacer pública mi historia.
Esta no es la primera vez que recibo unas atenciones aterradoras e intimidantes, pero no fue hasta que no pasó algo extremo que llamé a la policía y pedí ayuda.
Es lo que suele pasar en estos casos.
La policía dice que en promedio se producen alrededor de 100 incidentes antes de que se denuncie un delito de acoso.
Pero el acoso no se limita a los actos extremos de intimidación u obsesión que vemos en las películas.
Puede ser mucho más sutil y de bajo nivel.
Es inaceptable que alguien te haga sentir asustada o amenazada, que te haga cambiar aspectos de tu vida para evitarlos o protegerte.
Seguir el instinto
La prueba es la siguiente: si sientes que algo va mal, confía en tu instinto.
El acoso toma diferentes formas, no lo excuses. A menudo las víctimas de todo tipo de delitos dudan y se culpan.
Nadie pide que le acosen.
Toma nota de todo. Cómo te sientes es tan importante como la evidencia física en este delito.
Créeme: si comenzó con un ramo de flores aparentemente inocente pero se intensificó hasta el punto de que temías salir de casa, te resultaría difícil recordar todas las cosas extrañas que se habían acumulado en esta terrible situación.
Díselo a alguien: todos mis vecinos, amigos y colegas más cercanos estaban al corriente de mi situación y en su protección encontré una enorme seguridad.
Cuéntaselo a la policía si puedes.
Aunque no quieras que la persona que te está acosando lo sepa, pueden registrarla y la policía te aconsejará sobre qué hacer.