Christopher Blair toma un sorbo de su café. Luego se concentra en una de las tres pantallas frente a él.
Está en la oficina de su casa, a 45 minutos de Portland, Maine, en la costa este de Estados Unidos.
Acariciando su gruesa barba, mira su lista de favoritos en la computadora. Toma otro sorbo antes de que su café se enfríe, lo olfatea y luego ingresa en uno de sus muchos sitios web.
Comienza eligiendo un tema. ¿Qué político "afortunado" será el objeto de su atención este día?
¿Bill Clinton? ¿Hillary Clinton? ¿Alguno de los Obama?
O tal vez el tema de su nota no sea una persona, sino un tema político: ¿control de armas?, ¿brutalidad policial?, ¿feminismo? Cualquier cosa que cree polémica.
Lo siguiente son los detalles.
Quizás Blair inventará un incidente controvertido, un crimen, una nueva ley o una enmienda constitucional.
"Cambiar" la Constitución de Estados Unidos es particularmente divertido, ya ha escrito más de 30 enmiendas falsas (el documento solo tiene 27 verdaderas).
Blair se sienta en su silla y se concentra por largo tiempo en la pantalla. Se inclina hacia adelante, coloca sus manos sobre el teclado y comienza a escribir, al igual que lo hace una y otra vez.
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"ÚLTIMA HORA: Barco de la Fundación Clinton incautado en puerto de Baltimore transportaba drogas, armas y esclavas sexuales".
Las palabras fluyen de sus pensamientos. Desconectado de la realidad, no necesita investigación ni notas.
Sus dedos golpean rítmicamente las teclas. Las letras se convierten en palabras, las palabras en oraciones y las oraciones en una nota de aproximadamente 200 palabras.
No tarda mucho en escribir.
Publicando?
Blair se recuesta en su silla y observa cómo llegan los "me gusta" y "compartido".
El verificador
A más de 5.000km de distancia, en una pequeña ciudad una hora al este de Bruselas, la capital de Bélgica, hay otra oficina en una casa.
Maarten Schenk se mueve por las empinadas escaleras hasta su oficina en el sótano. Hay un escritorio en forma de "L" en una esquina, y en otra una nevera llena de botellas de té helado con sabor a durazno.
Su escritorio se parece al de Blair. En él, se sienta ante tres monitores de computadora, con discos duros escondidos cuidadosamente debajo.
En una de las pantallas, de repente se da cuenta de mucha actividad. Estados Unidos se está despertando y los números en una página llaman la atención de Schenk.
Ve que una historia en particular está cobrando impulso y se comparte rápidamente en Facebook y otras redes sociales.
Schenk inicia sesión en su propio sitio web y comienza a escribir.
Su trabajo es decirle al mundo que lo que está viendo en línea, la historia que se está volviendo viral acerca de un barco de la Fundación Clinton, supuestamente con drogas, armas y esclavas sexuales, es totalmente ficción.
Son "fake news", o noticias falsas.
El término cobró relevancia durante las elecciones presidenciales de 2016 en EE.UU., cuando los periodistas comenzaron a notar una serie de historias inventadas que se viralizaron en Facebook.
"A los estadounidenses les encantaron nuestras historias y nosotros ganamos dinero con ellas", le dijo uno de sus creadores a la BBC en ese entonces.
La máquina de las noticias falsas
Christopher Blair creció en Lowell, Massachusetts, una ciudad en las afueras del norte de Boston.
Su padrastro era un demócrata devoto que una vez se postuló para el senado del estado de Massachusetts.
Más de dos décadas trabajó como obrero de la construcción, un oficio que afectó a su cuerpo.
A fines de la década de 2000, cuando la crisis económica mundial desplomó esa industria, comenzó a buscar otra fuente de ingresos en los blogs políticos liberales.
Le encantaba escribir y descubrió que tenía talento para hacer que las palabras cobraran vida.
Comenzó un blog, el primero de muchos. Encontró liberador poder decir lo que quería, argumentando a favor de una serie de posiciones de izquierda en la política estadounidense.
Aunque fue divertido y algunas personas comenzaron a leerlo, los blogs no terminaban de funcionar.
Y así intentó otra táctica. Comenzó a escribir notas inventadas que parecían verdaderos titulares de noticias. Flujos de ingenio iban de su cabeza al teclado.
Cuando vio los resultados en línea con cientos y hasta miles de "me gusta" y "compartir" a sus publicaciones, sintió la aprobación.
Muchas más personas estaban interesadas en noticias falsas que en las opiniones de Blair o en historias reales.
Una vez que sus noticias falsas comenzaron a recibir clics, pudo usar la plataforma de publicidad de Google para convertir las visitas en dinero. Así que en 2014 renunció a su trabajo.
"Una vez que la redacción se volvió lo suficientemente lucrativa como para no destruir mi cuerpo en la construcción -dice Blair entre risas- fue cuando llegó el momento de quedarme en casa con los niños y hacer esto".
Creó identidades usando seudónimos y alias como Busta Troll y Flagg Eagleton.
Tomó las causas de los "patriotas" estadounidenses indignados con el presidente Obama, los liberales, las feministas, el movimiento afroestadounidense Black Lives Matter y otros.
Se deleitaba con las personas que asumían sus mentiras como verdad y que las compartían como si hubieran venido de sitios web de noticias reales.
El éxito de las noticias falsas llevó a Blair a crear una página de Facebook llamada America's Last Line of Defense ("Última Línea de Defensa de EE.UU.").
Ésta estaba dedicada a noticias falsas dirigidas a republicanos fieles y simpatizantes del presidente de EE.UU., Donald Trump.
Los titulares eran sensacionalistas y, a veces, hasta ofensivos. Tenían un objetivo: generar una respuesta emocional que motivara a las personas a compartirlas.
"ÚLTIMA HORA: Cámara de tortura en un sótano de Bill Clinton era como una 'habitación de la muerte'".
"ÚLTIMA HORA: Obama, Soros y los demócratas ordenaron el cierre de gobierno para organizar un golpe de Estado".
El propio Blair describe los titulares como "racistas e intolerantes".
Pero se volvieron virales, y esas acciones se convirtieron en clics, que se convirtieron en efectivo.
La máquina de desenmascarar
De vuelta en Bélgica, el programador de computación Maarten Schenk creó un software que podía detectar qué historias estaban de moda en Facebook. Lo llamó Trendolizer.
Luego escribía sobre ellas en su blog, pero no le fue fácil encontrar una audiencia. Competía contra algunas de las organizaciones de medios más grandes del mundo.
Cuando se daba cuenta de que una publicación era una tendencia y escribía sobre ella, los grandes sitios de noticias ya la habían cubierto.
Pero al igual que Blair, Schenk descubrió un nicho en el caso de las noticias falsas.
Para todas las personas a quienes les gustaban y compartían historias falsas que creían que eran reales, había otras que querían a alguien que pudiera desenmascararlas.
Cuando descubría historias falsas y escribía sobre ellas, el tráfico de su sitio aumentaba.
No en una cantidad sorprendente, no estaba ganando tanto dinero como Blair, pero sí lo suficiente como para concentrarse en este trabajo.
Su blog, Lead Stories, tiene como lema: "Solo porque es tendencia no significa que sea cierto".
Schenk también notó patrones y comportamiento en línea repetidos. Por ejemplo, había historias falsas sobre la muerte de Hillary Clinton que aparecían de forma semanal.
Todos los sábados, leía que la ex primera dama había muerto, ya fuera en un accidente en globo, o en un accidente de barco o por un ataque al corazón, o por el golpe en la cabeza de un neumático de un monster truck.
A medida que desacreditaba las historias falsas, Schenk comenzó a recopilar información sobre sitios de fake news y las personas detrás de ellas.
Su base de datos le permitió rastrear a través de internet a los autores, incluso cuando sus sitios web y sus páginas de Facebook eran eliminadas.
Se dio cuenta de temas amplios. Además de Hillary Clinton, el fraude electoral era un tema popular para las noticias falsas, al igual que la inmigración y el islam.
Y dada la naturaleza salvaje del mundo de las fake news, descubrió que cada vez más sitios, incluidos muchos de Macedonia, estaban robando contenido, que copiaban y pegaban de otros sitios de noticias falsas.
De hecho, muchos estaban robando contenido de una sola fuente: Christopher Blair.
Falsificadores vs. Corroboradores
El efervescente clima político en EE.UU. hacía que los escritores de noticias falsas como Blair tuvieran más éxito que nunca tras la elección de 2016.
Contrató a otros escritores para producir notas y el dinero siguió fluyendo.
"Era todos los días, todo el día", expone.
Pero los buenos tiempos no podrían durar para siempre. Los vientos políticos comenzaron a volverse contra él.
Blair, un demócrata liberal comprometido, estaba siendo relacionado con una gran cantidad de personas acusadas de vender mentiras para inflar el apoyo al presidente Trump.
En Bélgica, Maarten Schenk se vio cada vez más involucrado en el juego del gato y el ratón.
Los escritores de noticias falsas encontraban mejores formas, más creativas y tortuosas para capturar a un público inconsciente.
Pero al mismo tiempo, Schenk estaba desarrollando sus sistemas, mejorando la identificación de escritores de noticias falsas y, algo crucial, poniendo sus desmentidos frente a una audiencia más amplia.
Schenk calcula que hay alrededor de 200 organizaciones dedicadas a la verificación de datos en todo el mundo, un número aún insuficiente, opina.
"Mientras haya potencial para obtener ganancias, la gente lo seguirá intentando", sostiene. "La gente encontrará nuevos filtros y luego (los escritores de noticias falsas) encontrarán formas de sortear los filtros".
Consecuencias en el mundo real
En agosto de 2017, el huracán Harvey atravesó Texas, dejando decenas de muertos y daños por miles de millones de dólares en Houston y áreas circundantes.
Desde el otro lado en Maine, Blair sintió la oportunidad de usar sus habilidades creativas: inventó que un imán en una mezquita se negó a albergar a los que no fueran musulmanes durante la tormenta.
Claramente sería un éxito en la base de seguidores de Blair. Y todo era falso.
Pero había un problema: la foto que utilizó para acompañar la historia era de un imán real, el líder de una mezquita en Canadá.
Ibrahim Hindy nunca había visitado Texas, pero repentinamente fue el blanco de noticias falsas. "Lo descubrió, se enojó mucho", cuenta Blair.
"Estaba por todos lados en Twitter hablando de lo racistas y xenófobos que somos. Absolutamente. Inmediatamente lo quité y le envié un millón de disculpas".
No era la primera vez que las falsedades de Blair afectaron a personas reales.
Otro de sus sitios web publicó una historia sobre un soldado estadounidense desertor. Pero usó el nombre y la imagen de una persona real que no tenía nada que ver con la historia.
Schenk notó que se estaba volviendo viral. Y cuando lo comprobó, se dio cuenta de que una persona real había sido incluida injustamente en una historia falsa.
Envió un mensaje a Blair y consiguió que eliminara la historia. En su intercambio de mensajes fue cuando Blair reveló su secreto, su verdadera razón para escribir noticias falsas.
El verdadero Blair
A Blair le gustó que Schenk lo llamara.
Había algo que le hacía sobresalir entre otros comprobadores de hechos, simplemente por el hecho de que se había comunicado con él.
Otros sitios web que verifican los hechos, dice, escriben notas para desacreditar noticias falsas, pero nunca les hablan a los autores antes de publicar.
Schenk se enfrentó a Blair, señaló el error y consiguió que se eliminara la nota de internet. Y así, Blair invitó a Schenk a un grupo secreto de Facebook con seguidores de su trabajo.
Fue allí donde Schenk descubrió la verdad sobre Blair y tuvo una idea de lo que le impulsó a convertirse en escritor de noticias falsas.
"Básicamente explicó toda su estrategia", dice Schenk.
Había notas aclaratorias en todos sus sitios web y páginas de Facebook.
Blair deja en claro que él escribe sátira, no noticias, no opinión y no propaganda.
Su objetivo es engañar a los estadounidenses conservadores para que compartan noticias falsas con la esperanza de mostrar su "estupidez", dice.
"Hemos hecho un gran esfuerzo para comercializarlo como sátira, para asegurarnos de que todos sepan que esto no es real", señala.
Una vez que sus historias se vuelven virales, los comentarios de Facebook estallan. Y ahí es cuando Christopher Blair pasa del falso escritor de noticias al trol de izquierda.
"La misión con el troleo ante todo es llevarlos hacia los comentarios (en la sección de abajo de cada artículo falso)", dice.
Es entonces cuando comienza la ofensiva. El farsante se convierte en el denunciante de los usuarios más radicales entre los lectores.
"Puedo mostrarte cientos de perfiles que hemos logrado que sean eliminados", comenta, entre ellos miembros del Ku Klux Klan y extremistas racistas.
"Hemos logrado el despido de personas de sus trabajos", agrega. "Los hemos expuesto con sus familias. Di lo que quieras, que yo soy un monstruo. Estoy muy orgulloso".
La conversación
Blair y Schenk habían intercambiado mensajes en línea, pero nunca habían hablado hasta hace poco, cuando los llamé a ambos al mismo tiempo y grabé la conversación para BBC Trending.
No fue necesario mucho convencimiento, ambos estaban deseosos de hablar entre sí.
Pero la conversación comenzó con lentitud. Dos hombres a los que no les faltaban las palabras de repente se mostraron serios, sin saber qué decir.
Schenk dijo que, en cierta forma, admira a Blair: "Es muy bueno en lo que hace".
"Sus historias siempre han sido bastante fáciles de desacreditar porque en su mayoría dicen, al final, que todo es falso, y también lo dice en el encabezado de sus sitios".
Pero Schenk aún escribe sobre los artículos de Blair si se vuelven virales: el hecho de que algo se presente como sátira no impide que él lo desacredite.
"Veo mi trabajo como un verificador de hechos. Mi trabajo no es dar una opinión al respecto ", aclara.
Blair responde: "Ya sea que estés de acuerdo o no, lo que hago es una forma de arte".
"Las cosas que escribo muchas veces las leo y me rio de mí mismo. Es ridículo".
Schenk señala que las publicaciones de Blair a menudo lo llevan a encontrar a otros escribiendo noticias falsas, quienes no aclaran que es sátira y que están difundiendo mentiras mucho más directamente.
Gracias a esto, indica Schenk, "es una excelente manera de encontrar sitios reales de noticias falsas".
Y resulta que una conversación que podría haber sido colérica o combativa es bastante amigable. Incluso cuando Blair declara con firmeza que no dejará de escribir noticias falsas.
A medida que la conversación termina, le pregunto tanto a Blair, el padrino de las noticias falsas, como al hombre que lo desenmascaró si tienen alguna palabra de despedida.
"Nunca dejes de hacer lo que estás haciendo", dice Blair.
Y, con un toque de respeto en su voz, Schenk responde: "Igualmente".