Ted Bundy: por qué sigue fascinando la figura de uno de los asesinos en serie más letales
"Queremos creer que podemos identificar a las personas peligrosas, pero lo más aterrador es que no podemos. Las personas no se dan cuenta de que conviven con asesinos en potencia".
No son palabras de advertencia de un agente de policía o alguna otra autoridad, sino de uno de los asesinos en serie más letales de la historia de Estados Unidos: Ted Bundy.
Autor confeso de la muerte de al menos 36 mujeres entre 1974 y 1978, la figura de Bundy vuelve a estar muy presente ahora que se acaban de cumplir 30 años de su ejecución en la silla eléctrica en Florida el 24 de enero de 1989.
Netflix aprovechó el aniversario para lanzar la serie-documental Conversations with a Killer: The Ted Bundy Tapes ("Conversaciones con un asesino: las cintas de Ted Bundy"), en la que se oyen por primera vez grabaciones extraídas de más de 100 horas de entrevistas a Bundy en el corredor de la muerte.
Además, también Netflix ha comprado los derechos de la película sobre Bundy Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile ("Extremadamente malvado, asombrosamente maligno y vil"), protagonizada por Zac Efron y recientemente presentada en el festival de cine independiente de Sundance.
¿Por qué sigue llamando tanto la atención un asesino como Bundy 30 años después de su muerte?
Aparentemente inofensivo
Pulcro, arreglado, agradable, encantador, elocuente.
Son adjetivos que se repiten a lo largo de la serie de Netflix para referirse a Bundy.
Se destaca además su formación universitaria, su inteligencia y su poder de atracción sobre las mujeres.
"Era buenmozo, exitoso, las mujeres lo encontraban muy atractivo, lo que explica que varias de sus víctimas se fueran con él hacia su auto sin conocerlo (luego las secuestró y las mató)", le dijo a la BBC Scott Bonn, sociólogo y criminólogo de la Universidad de Drew en Madison (Nueva Jersey, EE.UU.).
"Parecía el hijo del vecino y eso es lo que asusta, porque si el hijo del vecino es un asesino en serie, eso significa que todos somos víctimas potenciales", explicó Bonn.
La propia Netflix, en un gesto que ha sido visto como una estrategia publicitaria más de la plataforma de streaming, publicó un mensaje en Twitter para advertir sobre el peligro de dejarse seducir por la figura de Bundy:
"He visto que se está hablando mucho de lo atractivo que era Ted Bundy y me gustaría recordarles a todos que hay literalmente MILES de hombres atractivos ahí fuera, y casi ninguno es un asesino en serie condenado".
Más allá de este guiño promocional, lo cierto es que han surgido voces críticas que lamentan que la serie no le dedique más atención a las víctimas de Bundy y que alertan del riesgo de contribuir a prolongar el mito que rodea a este asesino.
Qué cuenta la serie
Joe Berlinger, el director de la serie, quien también dirige la película de Zac Efron, se defiende de las críticas señalando que la imagen que se ofrece de Bundy no es para nada idílica.
La serie de cuatro episodios relata cómo los periodistas Stephen Michaud y Hugh Aynesworth pasaron 100 horas entrevistando a Bundy en el corredor de la muerte en la prisión estatal de Florida en 1980.
En las conversaciones, hasta ahora inéditas, se oye a Bundy reflexionar sobre su propia vida, aunque de forma elusiva y a veces en tercera persona.
La serie también da voz a múltiples personas directamente conectadas con Bundy, desde amistades de infancia hasta fiscales, abogados defensores, detectives y una mujer que logró zafarse y sobrevivir a uno de sus ataques.
Los testimonios de las personas que lo conocieron en su infancia y juventud esbozan un Bundy introvertido y algo torpe en sus años de escuela, acomplejado por un trastorno del habla y por crecer en una familia relativamente humilde de Seattle, estado de Washington, rodeado de vecinos más acomodados que él.
Bundy superó esos complejos, al menos de cara al exterior, para crear el personaje que quedó grabado en el imaginario colectivo de la sociedad estadounidense, el de un hombre apuesto que logró convencer a muchas de sus víctimas para que lo acompañaran al auto por voluntad propia. Allí las golpeaba, las secuestraba y se las llevaba a otro lugar para matarlas.
En otros casos invadía las casas de sus víctimas y las atacaba y mataba mientras dormían o también las secuestraba. A algunas las violó, antes o después de muertas.
Salvajismo interestatal
La ola de asesinatos copó titulares en una época en la que apenas se acababa de acuñar el término "asesino en serie".
Su salvajismo cruzó el tiempo y el espacio: el espacio porque empezó en los estados de Oregón y Washington, en el noroeste de EE.UU., para pasar por Utah, Idaho y Colorado hasta llegar a Florida, donde cometió sus últimos crímenes y donde finalmente fue detenido, juzgado, condenado y ejecutado.
Y el tiempo porque se prolongó durante cuatro largos años en los que la policía tuvo que admitir el fracaso de haberle dejado escapar en dos ocasiones.
De todos los crímenes que cometió, fueron particularmente llamativos los asesinatos de Janice Ann Ott y Denise Naslundm a quienes secuestró en la misma fecha, el 14 de julio de 1974, a plena luz del día en el parque del lago Sammamish, en el estado de Washington.
Un parque abarrotado de gente en un cálido día de verano.
Esta capacidad de Bundy para atraer a las que luego serían sus víctimas se entiende mejor si se toma en cuenta la investigación sobre el asesinato en serie que realizó en 2005 la Unidad de Análisis de Conducta del FBI que concluyó que estos criminales "no son monstruos y pueden no parecer extraños. Los asesinos en serie a menudo tienen familias y hogares, empleos y aparentan ser miembros normales de la comunidad".
Helen Morrison, psiquiatra forense que ha entrevistado a decenas de asesinos en serie a lo largo de su carrera, coincide con esta conclusión del FBI.
En su memoria "Mi vida entre asesinos en serie" escribió: "Nunca sé bien con quién estoy lidiando. Son tan amistosos, amables, solícitos cuando empezamos a trabajar... son encantadores, casi increíblemente encantadores, tan carismáticos como (los actores) Cary Grant o George Clooney".
¿Y las víctimas?
Otras expertas se distancian de la glorificación y la aureola de atractivo misterio que se le coloca a Bundy y otros asesinos similares.
"Yo, personalmente, no quiero oír una palabra más de este hombre. ¿Saben sobre quiénes quiero oír hablar? ¡Las víctimas! Las mujeres no atraídas hacia él", opinó la escritora y comediante estadounidense Melanie Hamlett en un reciente artículo de la revista Glamour.
El hecho de que se le tenga que recordar a los espectadores que Bundy cometió crímenes espantosos no le sorprende a la escritora Rebecca Morris. Pero le preocupa.
"Hay un peligro en dotarle de ese aire de romanticismo y mitología. Entre su carisma y leyenda se pierde la noción de lo despiadados que fueron sus crímenes. Porque no eran solo... cómo decirlo... esas fueron muertes muy salvajes". concluye.