¿Es hora de restringir el consumo de azúcar de la misma forma que lo hacemos con el tabaco?
En los últimos años, el fumar se ha convertido en un hábito cada vez más marginal y estigmatizado.
Con la prohibición de fumar en espacios cerrados en distintos países del mundo, entre otras medidas restrictivas, la regulación tiende a lograr no sólo que los fumadores abandonen el hábito sino que también desalienta a otros a adquirirlo.
Una de las medidas más radicales la tomaron Australia, Reino Unido y Uruguay, cuyos gobiernos obligaron a todas las marcas de cigarrillos a llevar el mismo empaque y color, sin logos y con mensajes de prevención y fotos impactantes de los males asociados a esta adicción.
Y ahora parece haberle llegado la hora al azúcar.
En algunos países existe ya un impuesto a las bebidas azucaradas, como en Reino Unido, y ahora hay una propuesta del centro de de estudios Public Policy Research (IPPR) para que las bebidas, golosinas y snacks o pasabocas dulces se comercialicen en empaques monocromáticos y sin diseño atractivo, para hacer así menos apetecible el consumo de estos productos.
La medida es necesaria, sugieren los expertos, dado el aumento en el consumo de alimentos con azúcares.
El director del IPPR, Tom Kibasi, le dijo a la BBC que esto podría marcar una diferencia real.
"Hacer que todos los envases de las bebidas azucaradas y los empaques de los pasabocas tengan el mismo color ayudará a que la gente tome mejores decisiones y reducir el poder de estas empresas sobre padres que están muy ocupados", indicó.
Kibasi quiere además que la homogeneización de los empaques haga parte de una serie de medidas más amplia, que incluya la prohibición de hacer publicidad de la llamada comida chatarra".
Pero, ¿obligar a crear empaques de un mismo color y forma no sería ir muy lejos?
La industria en contra
Por supuesto, los representantes de la industria alimenticia no tardaron en reaccionar a la propuesta. La Federación de Alimentos y Bebidas británica señaló que el uso de la marca y el diseño es "una libertad fundamental en el comercio" y es "crítica para la competencia".
Esos argumentos fueron los mismos que presentó la industria del tabaco. Pero muchos gobiernos alrededor del mundo han endurecido sus políticas en contra de las presiones de los fabricantes.
Por ahora, en Reino Unido no se ha descartado del todo la idea de empaque monocromático y simplificado para los productos azucarados.
¿La razón? El Departamento de Salud del país reconoce que debe tomar medidas radicales para cumplir con la meta de reducir la tasa de obesidad infantil a la mitad para 2030.
Y una de las responsables de aconsejar sobre las medidas que se deben tomar para lograr ese objetivo es la experta médica Sally Davis, que ocupa el cargo de principal jefa médica de Inglaterra.
Para ella, el llamado a extender el impuesto de las bebidas azucaradas a otros alimentos "chatarra" es una opción real.
Y está abierta a imponer el uso de empaques de un mismo color y sin diseño, que es una medida aún más radical e inédita.
Bebidas azucaradas y el tabaco en América Latina
América Latina siguió el camino emprendido en el mundo para la restricción del consumo de tabaco que inició Irlanda en 2004.
La mayoría de países de la región tienen estrictas leyes antitabaco que prohíben el consumo de cigarrillos y otros derivados del tabaco en espacios cerrados y lugares públicos.
Uno de los países que más ha hecho énfasis en este tipo de medidas restrictivas ha sido Uruguay, que también implementó los empaques del mismo color y sin logo para las marcas de cigarrillos.
Sin embargo, la lucha por las bebidas azucaradas no ha tenido el mismo impacto. Solo en México y Chile se conoce un impuesto especial a este tipo de bebidas.
En 2014, México implementó un impuesto de aproximadamente 10% del valor del producto. En Chile ese tributo es cercano al 20%.
Otros países como Colombia, Argentina y Brasil se han intentado implementar este tipo de impuestos, pero se han encontrado con una fuerte resistencia por parte de la industria y de los comerciantes.
¿Será posible?
Lo que ha quedado claro en la última década es que lo poco probable, de repente, se convierte en muy posible.
En los primeros años de la década de 2000, muchos activistas de la salud y grupos académicos impulsaron la prohibición de fumar en lugares públicos. Y una y otra vez esa iniciativa fue archivada por los gobiernos.
Pero las cosas fueron cambiando y finalmente la prohibición llegó. Los resultados comenzaron a verse: en una década, se redujo notoriamente el consumo de tabaco (en Reino Unido, a un tercio de lo que era).
Este resultado también se ha dado como consecuencia del aumento en el uso de los cigarrillos electrónicos como alternativa, pero muchos analistas coinciden en que fueron las estrictas medidas de salud pública las que ayudaron a reducir el tabaquismo.
En Australia, donde se tomó por primera vez la medida de usar un empaque sin adornos ni colores para la venta de cigarrillos, señalan que al menos un tercio en la caída de la tasa de fumadores se debió a esa decisión.
Y conforme se redoblan los esfuerzos en la lucha contra la obesidad, se espera que las medidas contra el azúcar y los alimentos que la contienen sean cada vez más radicales y severas.