En busca del cuerpo perfecto: científica diseñó una versión mejorada de ella con partes de animales
Para muchas personas lograr el cuerpo perfecto significa verse más bellas. Para una científica, en cambio, esta búsqueda implica algo distinto.
Alice Roberts, una médica y antropóloga británica trabajó durante tres meses junto a médicos, zoólogos, diseñadores y artistas para construir una versión mejorada de ella misma, basados en los principios de la evolución.
Durante ese tiempo, Roberts identificó varias de las dolencias más comunes en el cuerpo humano e investigó qué características evolutivas de otros animales podríamos adoptar para tener una anatomía más eficiente y duradera.
Tras consultar con biólogos y expertos en varias especies, Roberts decidía cuáles de esas características debía incorporar a su cuerpo.
Luego, se reunía con un artista digital, quien modificaba un modelo virtual del cuerpo de Roberts, con base en las mejoras que ella le pedía.
Para que el proceso fuera más emocionante, Roberts no pudo ver al cuerpo mejorado que construían el diseñador y un grupo de escultores.
En busca de la perfección
Dolores de espalda, lesiones en las rodillas, parto doloroso, la pérdida de la vista y el oído, el cáncer y los ataques al corazón, son algunas de las "fallas" del cuerpo humano que Robert quiso corregir copiando el diseño de algunos animales.
Veamos cómo le fue:
- Espina dorsal
Gracias a nuestra columna vertebral podemos caminar erguidos.
Pero el privilegio de caminar en dos patas hace que el peso que antes se distribuía entre cuatro extremidades, ahora se soporte solamente en dos.
De igual manera, el diseño de nuestra columna hace que con la edad suframos dolores de espalda debido a la mala postura o lesiones relacionadas con vértebras dislocadas.
Para solucionar esta falla, Roberts copió el modelo de la columna de los chimpancés, que es más corta y más rígida, lo cual brinda más soporte y estabilidad.
- Rodillas
Nuestras rodillas son una articulación compleja, compuesta de numerosas piezas que nos permiten una variedad de movimientos. Ese lujo, sin embargo, se paga con el precio de que es un mecanismo frágil y blanco fácil para las lesiones.
La solución de Roberts fue imitar las patas de los emúes, que tienen el pie mucho más largo y articulaciones que funcionan como una simple bisagra. Así, aunque perdería movilidad, absorbería mejor los impactos y ganaría estabilidad.
- Corazón
Este es un órgano fundamental para la vida, sin embargo, esa tremenda responsabilidad recae en tan solo dos arterias de las que depende su correcto funcionamiento.
Cualquier falla o taponamiento de ellas puede significar la muerte.
Para disminuir ese riesgo, Roberts adoptó un corazón de perro, que tiene arterias auxiliares que ayudan a bombear la sangre de manera más eficiente.
Además, se incorporó unos "microcorazones" en las venas, que funcionan como músculos que ayudan a circular la sangre.
- Embarazo
Para la mujer el parto es un momento sublime pero aun así doloroso. Para evitarlo, Roberts propone el sistema de los canguros, que nacen del tamaño de un fríjol y crecen y se amamantan dentro del marsupio de la madre.
Ese cambio implicaría llevar al bebé en la bolsa y producir leche durante años para que alcanzara un desarrollo óptimo.
- Respiración
Roberts propone separar el tracto respiratorio del digestivo, para evitar obstrucciones.
También sugiere que sus pulmones sean más pequeños y compactos y que, como algunas aves, tenga pequeños sacos de aire que ayuden a circular el aire de manera más eficiente.
- La piel
Los rayos ultravioleta del sol deterioran la piel y le pueden causar daños severos, como el cáncer. Aún así, exponerse al sol es necesario para producir vitamina D.
Así, la solución que se le ocurrió a Roberts fue copiar a algunos anfibios y reptiles, cuya piel se oscurece y crea escudos anti-uv en algunas partes del cuerpo, mientras que en otras se vuelve más clara para absorber la luz solar que el cuerpo necesita.
- La vista
Los humanos somos seres mayormente diurnos, pero por diversas razones cada vez permanecemos más activos durante la noche.
Para ello, Roberts modifica sus ojos con pupilas más grandes para que capturen más luz, como los búhos.
También copia el modelo de algunos animales marinos, que desarrollen estructuras independientes para cada ojo, con lo cual no tiene un punto ciego, como sí nos ocurre a los humanos.
- Oído
Con los años, vamos perdiendo la capacidad de detectar algunas frecuencias.
Para arreglar ese defecto, la solución es tener orejas más grandes y móviles para que puedan dirigirse a la fuente que emite el sonido que nos interesa.
¿Misión cumplida?
Luego de esta aventura evolutiva, se supone que Roberts y sus compañeros habrían logrado el cuerpo perfecto. Pero no fue precisamente así.
Roberts explica que la creación o adaptación de nuevos órganos conlleva la aparición de nuevas enfermedades.
De igual manera, por cada mejora que hizo, tuvo que hacer algún tipo de sacrificio.
Para la investigadora, esto demuestra que el cuerpo humano no es un conjunto de piezas que se puedan intercambiar, sino un sistema complejo que funciona como un paquete completo.
"Aún así creo que hemos creado algo diferente, que es bello a su manera", explica Roberts. "Y extraño, profundamente extraño".