El mosquito del metro de Londres y otras especies que evolucionan en las ciudades
"Las ciudades son como científicos locos", asegura el biólogo Menno Schilthuizen.
"Crean sus propias mezclas ecológicas con todo tipo de elementos nativos y foráneos, además de luz artificial, contaminación y otros muchos desafíos".
Y en esos crisoles únicos tanto animales como plantas no sólo se adaptan, sino que evolucionan.
Charles Darwin se inspiró en sus observaciones de aves en las Islas Galápagos para desarrollar su teoría de la evolución.
Pero según Schilthuizen, "los biólogos ya no deben viajar a lugares remotos como las Galápagos para descubrir la formación de nuevas especies".
"Ese proceso está ocurriendo en las mismas ciudades donde trabajan", afirma el científico holandés autor del libro "Darwin llega a la ciudad".
El biólogo explora en su libro ejemplos de adaptaciones, retos y evolución en centros urbanos, y compartió algunos de los casos más asombrosos con BBC Mundo.
El metro de Londres y el mosquito molesto
El mosquito del metro de Londres o Culex molestus es una especie que evolucionó muy recientemente (desde el siglo XIX) y se ha adaptado a vivir en espacios subterráneos.
"Es probable que se haya separado de especies de mosquitos en la superficie. Éstos últimos se alimentan sobre todo de la sangre de aves. Culex molestus, en cambio, se alimenta de sangre humana", explica Schilthuizen.
El nombre popular de la especie se refiere a relatos sobre el mosquito "insoportable" que agobiaba a los londinenses en los refugios de las estaciones de metro durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
Ya en la década del 90, la genetista Katharine Byrne, de la Universidad de Londres, constató que los mosquitos en los túneles de tres líneas de metro, Victoria, Bakerloo y Central, eran genéticamente diferentes entre sí.
Y en los últimos años ha quedado claro que el mosquito subterráneo no es exclusivo de Londres. También es posible hallarlo en túneles y sótanos en otros centros urbanos.
"Culex molestus también vive en grandes ciudades en América Latina", le dice Schilthuizen a BBC Mundo.
El canto del mirlo
Uno de los animales urbanos mejor estudiados es un ave llamada mirlo común, Turdus merula.
En ciudades de Europa y el norte de África, los biólogos descubrieron que los mirlos no solo tienen picos más cortos que sus parientes del bosque, algo que se debe supuestamente a la abundancia de comida que ya no requiere picotear.
También el tono de su canto es más alto, cantan de noche y ya no migran.
Para Schilthuizen, tanto el mosquito del metro de Londres como el mirlo urbano son "ejemplos de especies que están en etapas tempranas de especiación", el proceso de formación de especies diferentes.
Cuervos cascanueces
En otros casos, no hay registro del surgimiento de nuevas especies, pero sí de adaptaciones sorprendentes.
"Los cuervos de la cuidad de Sendai, en Japón, son un ejemplo increíble, no de evolución urbana sino de cómo un nuevo truco puede extenderse a través de la imitación", señala el biólogo holandés.
"Los cuervos descubrieron que podían cascar nueces colocándolas en las carreteras, en frente de autos que se aproximaban despacio y rompían la cáscara con sus neumáticos", explica.
"El hábito se expandió en la ciudad y recientemente la misma especie de cuervo aprendió ese truco en Alemania y Portugal".
Golondrinas de alas cortas
En Estados Unidos, una especie de ave, la golondrina risquera, Petrochelidon pyrrhonota, comenzó a hacer sus nidos bajo los puentes de las autopistas.
Inicialmente muchas golondrinas fueron atropelladas, pero con el pasar de los años estas aves evolucionaron y actualmente tienen alas más cortas y redondeadas.
Las alas más largas son mejores para volar en línea recta, pero las más cortas permiten a las aves despegar rápidamente en la autopista y maniobrar cuando se acerca un auto.
"La muerte de las aves eliminó lentamente la población con genes de alas largas y eso causó su evolución", explicó Schilthuizen.
Plantas en las carreteras
No sólo los animales se adaptan a vivir en las ciudades.
Una planta llamada "hierba de las cucharas" o Cochlearia danica suele crecer solo en tierras de alto contenido salino en la costa.
Pero Schilthuizen señala que la planta crece ahora a lo largo de una franja de un metro a ambos lados de carreteras europeas.
Y ello se debe a las grandes cantidades de sal que son lanzadas en esas autopistas para derretir el hielo durante el invierno.
El erizo McFlurry y el escarabajo enamorado de una botella
Algunos encuentros urbanos pueden ser letales, como muestra un caso inmortalizado en el Museo de Historia Natural de Rotterdam.
El museo tiene una galería que preserva a animales muertos en la ciudad en las circunstancias en que fallecieron.
Y uno de sus ejemplos más célebres es el "erizo McFlurry", que metió su cabeza por la abertura de un recipiente de helado McFlurry de McDonald's pero por sus pinchos no pudo retirarla y murió de inanición.
"Es un ejemplo del tipo de desafíos que representan a veces los ambientes urbanos duros", señala Schilthuizen.
Otro ejemplo de riesgos urbanos es el de miles de aves que chocan con postes o se desorientan con luces brillantes.
Y el de una especie de escarabajo de Australia, Julodimorpha bakewelli, que intentaba copular con botellas de cerveza con apariencia similar al de las hembras de la especie.
La atracción sexual a la botella era tan fuerte que la especie corrió el riesgo de extinguirse (hasta que la compañía cervecera cambió el diseño del envase).
"Únete a una plataforma"
Schilthuizen hace una comparación un tanto desconcertante en sus charlas.
¿En qué se parece una persona que da de comer a palomas en una plaza, con las llamadas especies mirmecófilas, por ejemplo, escarabajos, que "engañan" a las hormigas y viven en sus nidos para obtener alimento?
"Es realmente lo mismo, ¿cierto?", le dice Schilthuizen a BBC Mundo.
"En ambos casos, una especie se apropia del sistema de comunicación de otra especie y le hace compartir su comida".
Para los ojos de biólogo de Menno Schilthuizen, las ciudades son mucho más que edificios y residentes. Son redes de ecosistemas en miniatura, cada uno con sus oportunidades y desafíos.
Y a medida que el planeta se vuelve más urbano aumentarán los ejemplos de adaptación y evolución.
El científico holandés recomienda a quienes viven en ciudades en cualquier parte del mundo, que cultiven el hábito de observar los miniecosistemas y los desafíos de las especies a su alrededor.
Y ofrece un último consejo.
"Únete a una plataforma de ciencia ciudadana, como iNaturalist, y comparte tus observaciones".