El empresario Víctor Vescovo rompe el récord de la inmersión más profunda en la fosa de las Marianas
Un explorador estadounidense logró un récord sin precedentes, pero su hazaña reafirma una realidad preocupante.
El empresario Victor Vescovo descendió casi 11 kilómetros hasta llegar a lo más profundo del mar: la fosa de las Marianas, en el océano Pacífico.
Vescovo, a bordo de un sumergible, logró así el récord de la inmersión más profunda realizada por un ser humano.
Desde el interior de la nave, Vescovo pudo observar el fondo marino durante cuatro horas.
Observó criaturas marinas, pero también vio una bolsa de plástico y envoltorios de dulces.
En el fondo del mar
Antes de Vescovo, otras dos misiones habían alcanzado el fondo de la fosa de las Marianas.
La primera tuvo lugar en 1960, a cargo del teniente de la Fuerza Naval de EE.UU. Don Walsh y el ingeniero suizo Jacques Piccard.
En 2012, el director de cine James Cameron también llegó hasta las profundidades de la fosa.
Pero la inmersión de Vescovo, que logró una profundidad de 10.927 m, superó a sus predecesores.
Durante la expedición, Vescovo y su equipo realizaron cinco inmersiones y también usaron robots para explorar el terreno.
"Es casi indescriptible lo emocionados que estamos por lograr lo que acabamos de hacer", dijo el empresario.
"Este submarino y su nave madre, junto con su extraordinariamente talentoso equipo de expedición, llevaron la tecnología marina a un nuevo nivel increíblemente alto al explorar, rápida y repetidamente, la zona más profunda y hostil del océano".
Entre sus hallazgos, el equipo cree haber descubierto cuatro nuevas especies de crustáceos anfípodos, muy parecidos a los camarones.
A 7.000 m de profundidad vieron una criatura llamada "gusano cuchara" y a 8.000 m, un caracol rosado.
También descubrieron afloramientos rocosos de colores brillantes, posiblemente creados por microbios en el fondo marino, y recolectaron muestras de roca.
Pero no todo fueron buenas noticias.
Millones de toneladas de plástico ingresan a los océanos cada año, pero se sabe poco a dónde van a parar.
El hallazgo de plástico, que ya había sido detectado por artefactos enviados anteriormente, confirma el impacto causado por la contaminación humana.
Los científicos ahora planean analizar las criaturas que recolectaron para ver si contienen microplásticos.
Un estudio reciente descubrió que este era un problema generalizado, incluso para los animales que viven en las profundidades.
Una misión extrema
La inmersión fue parte de la expedición Five Deeps (Cinco Profundidades), un intento de explorar los puntos más profundos de cada uno de los océanos del mundo.
La expedición es financiada por Vescovo, un inversor privado que antes de centrar su atención en las profundidades también escaló los picos más altos del planeta.
Toda la travesía formará parte de un documental de la cadena Discovery Channel.
Además de la fosa de las Marianas en el Pacífico, en los últimos seis meses también han realizado inmersiones en la fosa de Puerto Rico en el océano Atlántico; la fosa de Sándwich del Sur en el Atlántico Sur; y la fosa de Java en el Océano Índico.
El desafío final será alcanzar el fondo de Molloy Deep en el océano Ártico, una misión que está programada para agosto de 2019.
El sumergible en el que descendió Vescovo se llama DSV Limiting Factor. Mide 4,6 m de largo y 3,7 m de altura.
La nave puede soportar una presión de hasta 1.000 bares, que equivale a apilar 50 aviones encima de una persona.
Además de trabajar literalmente bajo presión, el submarino debe operar en medio de la oscuridad y temperaturas cercanas al punto de congelación.
Una vez que se complete la expedición Five Deeps a finales de este año, el plan es ceder el sumergible a instituciones científicas para que los investigadores puedan seguir usándolo.
Los desafíos de explorar las profundidades del océano, incluso con vehículos robóticos, han hecho de las trincheras oceánicas una de las últimas fronteras del planeta.
Anteriormente se pensaba que eran áreas desoladas, pero en realidad el mar profundo rebosa de vida.
También hay una creciente evidencia de que son sumideros de carbono, que desempeñan un papel en la regulación de la química y el clima de la Tierra.