Por unos pocos segundos, la lluvia dejó de golpear el parabrisas delantero del camión de los cazadores de tormentas.
No era que el clima estuviera mejorando.
De hecho, Kelley Gene Williamson y Randall Yarnall se dirigían hacia hacia donde estaba el mal tiempo.
En ese momento, el 28 de marzo de 2017, estaban cubriendo el evento para un programa del canal de televisión The Weather Channel.
Cuando se acercaban a un cruce a unas pocas millas en las afueras de Spur, Texas, apareció un brillante cartel rojo que decía deténgase, en el lado derecho de la carretera.
Yarnall conducía su camioneta Chevrolet a aproximadamente a 113 km/h en ese momento, según una demanda presentada el martes.
Un video que transmitieron en vivo para la página de Facebook de Weather Channel mostró que no hicieron ningún intento por detenerse en el cruce.
Las imágenes se cortaron una fracción de segundo antes de que un Jeep conducido por Corbin Jaeger se dirigiera hacia el oeste en el cruce.
Jaeger, un respetado cazador de tormentas que trabaja para el Servicio Meteorológico Nacional que tenía el derecho de paso, se alejaba del tornado.
Williamson, Yarnall y Jaeger, murieron en el acto.
La demanda, presentada por la madre de Jaeger, pide hasta US$125 millones en reparación por daños.
Alega que el "concepto del canal de presentar la persecución de las tormentas como un evento deportivo aventurero y emocionante" fue una de las causas de la muerte de su hijo.
La historia
La historia oficial de los pronósticos de tornados comenzó en la ciudad de Oklahoma de una manera bastante informal.
Cuando un tornado arrasó la Base de la Fuerza Aérea Tinker el 20 de marzo de 1948, fue el más costoso en la historia de Oklahoma: destruyó 32 aviones militares, lanzándolos a través de la pista con vientos de 126 km/h de velocidad.
Se inició una investigación y el comandante Ernest Fawbush y el capitán Robert Miller comenzaron a recopilar datos meteorológicos de antes y después de la tormenta, solo para darse cuenta de que cinco días después las condiciones eran preocupantemente similares a las del 20 de marzo.
La base emitió el primer pronóstico oficial de tornado.
Los hombres buscaron refugio y los aviones se guardaron en hangares, antes de que pasara otra tormenta de intensidad similar.
En pocos años, se creó el Centro Local de Alerta por Tormentas Severas para predecir tornados, basado en parte en los indicadores de Fawbush y Miller.
Pero entonces, las predicciones eran poco fiables.
Fue solo a través de la adopción de computadoras en la década de 1960 que el trabajo de los pronosticadores se volvió más confiable y, a medida que la ciencia de la predicción de tormentas se hizo más precisa, la cacería de tornados pronto se convirtió en un fenómeno.
En la década de 1970, el Servicio Nacional de Meteorología (NWS) creó el programa Skywarn para entrenar observadores de tormentas.
Después de un curso de capacitación de dos horas, los voluntarios de todo el país proporcionan informes sobre climas peligrosos y su principal responsabilidad es informar al servicio sobre las tormentas locales severas.
El NWS dice que ahora hay alrededor de 400.000 observadores meteorológicos entrenados en Estados Unidos, y aunque no todos persiguen tornados, ha habido un aumento anecdótico en los últimos 25 años en el número de personas que siguen las tormentas.
Los cazadores de tormentas tienden a atribuirlo a un solo evento: el lanzamiento de la película Twister en 1996, que describe a un equipo de perseguidores de tornados con pocos fondos que compiten contra rivales más ricos
Temporada de tornados
Durante la temporada alta de tornados, generalmente de abril a junio, cientos de cazadores de tormentas pueden reunirse en zonas de la meseta de las Grandes Llanuras en Estados Unidos, especialmente en estados como Oklahoma, Kansas y Texas.
Incluso ahora hay operadores turísticos que llevan a grupos para perseguir tormentas en el llamado Callejón del Tornado, un cinturón vertical en EE.UU. donde generalmente se forman estas tormentas.
Pero a pesar de los riesgos de seguir un sistema violento e impredecible, las primeras muertes de cazadores de tormentas directamente atribuidas a un tornado ocurrieron en 2013.
La mayoría de las muertes de cazadores de tormentas (siete) se han producido en accidentes automovilísticos y todas, menos una, han ocurrido desde 2005.
Incluso antes de la colisión fatal en Texas en 2017, Charles Doswell, un meteorólogo y observador de tormentas, había advertido de los riesgos que corrían algunos cazadores, después de haber presenciado las consecuencias de un accidente automovilístico.
En su blog, el científico escribió que estaba cada vez más preocupado por las "hordas de cazadores" que estaban obsesionados con acercarse lo más posible a los tornados, en lugar de observarlos desde una distancia segura.
"La llamada 'comunidad de persecución' (que en realidad no es una 'comunidad' en absoluto, sino más bien un grupo de personas con un pasatiempo compartido) necesita observar detenidamente su comportamiento durante sus actividades de persecución", escribió.
El espectáculo de los tornados
The Weather Channel no es el único en la transmisión de emocionantes documentales que relatan las vidas de los cazadores de tormentas: el Discovery Channel, National Geographic y la BBC, entre muchos otros, también lo han hecho.
Pero la demanda contra The Weather Channel alega que otros cazadores de tormentas habían advertido a la red sobre "el tema de la conducción imprudente" de Williamson y Yarnall.
"En lugar de utilizar meteorólogos con experiencia en el seguimiento de tornados", dice la demanda, The Weather Channel "a sabiendas, eligió a dos criadores de pollos y ganaderos de Missouri sin ningún entrenamiento de emergencia para protagonizar su programa".
El canal respondió a la BBC que no podía comentar sobre los litigios pendientes.
Pero los meteorólogos y los cazadores de tormentas parecen divididos sobre si la persecución televisada de tormentas aumenta los riesgos para las personas en el terreno o si están brindando un servicio valioso o no.
Jeff Frame, del Departamento de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad de Illinois, cree que los meteorólogos ven a menudo transmisiones en vivo para comprender los cambios de una tormenta en tiempo real.
Las imágenes distribuidas desde el terreno en las redes sociales son con frecuencia "extremadamente útiles" para aquellos que necesitan emitir advertencias, agrega.
Pero el meteorólogo Ryan Maue dice que no hay "un beneficio neto de la persecución de tormentas en vivo en la televisión" y que "el riesgo de perseguir las tormentas puede ser mayor que la información adicional que posiblemente se proporcione a los pronosticadores".
Los operadores turísticos dicen que advierten a los grupos sobre los peligros en la carretera por seguir tornados, y consideran que esto es "un problema mayor cada año".
"Cuando hay demasiadas personas que van por los mismos caminos, puede ser difícil detenerse y salir de la ruta. Tenemos un radar que muestra dónde convergen la mayoría de los cazadores y evitamos esas áreas", afirma.
Un portavoz de Cloud 9 Tours está de acuerdo y aconseja a las personas "mirar hacia ambos lados antes de cruzar la carretera, incluso si es un camino de una sola vía".
"Otros cazadores pueden estar enfocados en la tormenta y no mirar el camino por delante de ellos".
Para Frame, que llevará a un grupo de estudiantes a las Grandes Llanuras en mayo y junio, el problema no es el número de personas que persiguen las tormentas, que en su criterio ha permanecido bastante constante desde hace más de una década.
El problema más grande, opina, es la mala conducción de las personas que se sienten distraídas por la tormenta, no se estacionan lo suficientemente lejos de la carretera para mantenerlas despejadas o que no descansan lo suficiente antes de cazar los tornados.
El capitán Paul Timmons está de acuerdo.
Ha trabajado para la patrulla de la autopista de Oklahoma durante tres décadas y dice que los perseguidores generalmente no causan problemas en las carreteras.
"Depende de la temporada. Hay algunas personas que salen a perseguir la tormenta solo para ver de cerca un tornado o una tormenta de granizo y acaban teniendo que resistir para no ser arrastrados".
"Lo mejor es dejarlo a los profesionales", aconseja.