Las bombas que los Aliados detonaron durante la Segunda Guerra Mundial fueron tan fuertes que debilitaron temporalmente la ionósfera.
Una nueva investigación muestra que los ataques aéreos no solo convirtieron ciudades enteras en escombros y cenizas, si no que sus ondas expansivas también se sintieron hasta 1.000 km por encima de Reino Unido.
"Quedé absolutamente sorprendido [cuando me enteré]", dice Chris Scott, de la Universidad de Reading, Reino Unido, y autor principal del estudio que llegó a esta conclusión y que se publicó el miércoles en la revista Annales Geophysicae, de la Unión Europea de Geociencias.
Pero, ¿cómo supieron Scott y su equipo que las explosiones tuvieron tal efecto?
Efectos a distancia
Los investigadores de la Universidad de Reading estudiaron los registros diarios del Centro de Investigación de Radio en Slough, Reino Unido.
Observaron que la concentración de electrones en la ionósfera había cambiado durante las mismas fechas en las que tuvieron lugar 152 incursiones aéreas aliadas en Europa, incluidas operaciones en Berlín y en apoyo de los desembarcos de Normandía.
Los datos mostraron que la concentración de electrones disminuía significativamente cuando se detonaba una bomba, lo que a su vez calentaba la ionósfera.
Esto causó un agotamiento pequeño, pero significativo en esta capa atmosférica sobre Slough, Reino Unido, pese a que los explosivos habían caído a cientos de kilómetros de distancia.
"Cada bombardeo liberó la energía de 300 rayos al menos", asegura Scott.
Pero el científico admite que el impacto "fue muy pasajero y calentó la atmósfera muy levemente".
"Los efectos en la ionosfera solo duraron hasta que el calor se disipó", agrega.
¿Por qué necesitamos saber sobre la ionosfera?
La ionosfera es una capa de la atmósfera que se extiende entre los 70 km a 1.000 km por encima de la superficie.
La actividad de la misma puede influir en las comunicaciones de radio, los sistemas de GPS, los radiotelescopios e incluso en los sistemas meteorológicos.
Los científicos esperan que el estudio ayude a entender mejor cómo los fenómenos naturales como los rayos, las erupciones volcánicas y los terremotos pueden afectar la atmósfera superior.
"Es realmente importante si entendemos la ionósfera como un todo", dice Chris Scott.
"Sabemos que la ionósfera está controlada por la actividad solar, pero varía mucho más de lo que podemos explicar actualmente", sostiene.