Cuando se trata de alejar a las místicas y malévolas fuerzas del mundo, el amuleto más reconocido es quizás el llamado "mal de ojo".
De uso omnipresente, la llamativa imagen del ojo azul cobalto no se encuentra sólo en los bazares de Estambul sino por todas partes.
En la última década, la imaginería alrededor del mal de ojo apareció con más frecuencia en el mundo de la moda. Kim Kardashian fue fotografiada luciendo brazaletes y tocados con el símbolo, mientras que la modelo Gigi Hadid saltó a la moda a finales de 2017 anunciando que lanzaría una línea de zapatos inspirada en el famoso ojo.
Que estas celebridades mundialmente conocidas hayan apostado por el símbolo podría sugerir que el mal de ojo está viviendo un auge de popularidad, pero la verdad es que hace miles de años que está presente en el imaginario humano.
Sin embargo, es importante distinguir entre el amuleto y el mal de ojo. Aunque a menudo al primero lo denominamos "mal de ojo", ese objeto a menudo llamado nazar es en realidad el talismán destinado a proteger del verdadero mal de ojo: una maldición transmitida a través de una mirada maliciosa por lo general alimentada por laenvidia.
Y aunque el nazar existe desde hace miles de años, la maldición que repele es mucho más antigua y difícil de rastrear.
Según algunos, deriva de la creencia de que alguien que logra un gran éxito atrae la envidia de quienes lo rodean. Esa envidia se manifiesta como una maldición que acabará con su buena fortuna.
Este credo abarca muchas culturas y generaciones; hasta la fecha, una de las compilaciones más exhaustivas de leyendas sobre el mal de ojo es The Evil Eye: The Classic Account of an Ancient Superstition, de Frederick Thomas Elworthy.
Desde la petrificante mirada de las gorgonas griegas hasta los cuentos populares irlandeses de hombres capaces de hechizar a los caballos con una sola mirada, prácticamente todas las culturas tienen una leyenda relacionada con el mal de ojo.
El símbolo del ojo está tan profundamente arraigado en la cultura que, a pesar de sus connotaciones potencialmente paganas, incluso está presente dentro de textos religiosos como la Bibliay el Corán.
Ojo por ojo
El mal de ojo trascendió la mera superstición de la mano de una serie de célebres pensadores que atestiguaron su veracidad.
Uno de los ejemplos más notables fue el filósofo griego Plutarco, quien en sus Simposios sugirió una explicación científica: que el ojo humano tenía el poder de liberar rayos invisibles de energía que en algunos casos eran lo suficientemente potentes como para matar a niños o pequeños animales.
Además, Plutarco afirmó que ciertas personas poseían una habilidad aún más fuerte para maldecir, refiriéndose a grupos de personas al sur del Mar Negro. La mayoría de las veces se hacía referencia a personas con los ojos azules, una rareza genética en el área del Mediterráneo.
Con una creencia tan apasionada y generalizada, no sorprende que la gente de varias civilizaciones antiguas buscaran un medio para repeler la maldición, lo que condujo a las primeras iteraciones del amuleto nazar que conocemos hoy.
"La versión más antigua de estos amuletos se remonta al 3300 a.C.", explica a BBC Culture el Dr. Nese Yildiran, profesor de historia del arte en la Universidad Bahçeşehir, en Estambul.
"Los amuletos fueron excavados en Tell Brak, una de las ciudades más antiguas de Mesopotamia, la actual Siria. Eran imágenes abstractas de alabastro con ojos grabados".
Mientras que las imágenes de Tell Brak parecen ser unos de los amuletos oculares más antiguos, tienen poco que ver con el típico cristal azul que conocemos hoy en día, las primeras repeticiones del cual no comenzaron a aparecer en el Mediterráneo hasta alrededor del 1500 a.C.
¿Cómo se pasó de estos primeros prototipos encontrados en Tell Brak a las versiones más modernas?
"Los abalorios de cristal de las islas del Egeo y Asia Menor dependían de las mejoras en la producción de cristal", explica Yildiran. "En cuanto al color azul, proviene del barro glaseado egipcio, que contiene un alto porcentaje de óxidos; el cobre y el cobalto se vuelven azules cuando se hornean".
Yildiran hace referencia a varios colgantes del Ojo de Horus azules excavados en Egipto, y afirma que de alguna manera podrían ser vistos como el predecesor más influyente del nazar moderno.
Los abalorios azules del mal de ojo se difundieron ampliamente en la región. Los utilizaban los fenicios, los asirios, los griegos, los romanos y, quizás los más famosos, los otomanos.
Aunque su uso estaba más concentrado en el Mediterráneo y el Levante, a través del intercambio y la expansión de los imperios llegaron a todos los rincones del mundo.
¿Ciegos a su significado?
Lo más fascinante del mal de ojo no es su longevidad, sino el hecho de que su uso se pervirtió poco a lo largo de milenios. Todavía lo vemos en los aviones, de la misma manera que los egipcios y los etruscos lo pintaban la proa de sus naves para asegurarse un viaje seguro.
En Turquía es tradición regalar uno de estos amuletos a los recién nacidos, por la creencia de que los niños son los más susceptibles a la maldición.
Si a lo largo del tiempo y con la modernidad el ojo se transforma, ¿su significado e historia se quedarán por el camino?
Algunas interpretaciones ya hablan de apropiación cultural, especialmente con respecto al uso en el mundo de la moda del Hamsa, que tiene un lugar sagrado tanto en el judaísmo como en el islam.
Yildiran no cree que sea un problema. "El mal de ojo trasciende esta preocupación porque estuvo presente en una geografía amplia y abierta a todo tipo de prácticas".
Aunque el símbolo pueda tener trascender los límites, ya sean culturales, geográficos o religiosos, vale la pena considerar su significado más allá de la moda.
Usar este amuleto con ligereza podría no solo hacer inútiles sus habilidades protectoras sino incurrir en una maldición aún más poderosa... si se cree en ello, por supuesto.