Una cápsula con la tripulación del cohete ruso Soyuz aterrizó en Kazajistán tras un problema en el despegue.
El cosmonauta ruso Alexey Ovchinin y el astronauta estadounidense Nick Hague estaban a bordo del cohete y sus vidas "no están en peligro", dijo la televisión estatal rusa.
El cohete había despegado para un viaje de seis horas hacia la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés).
Según la NASA hubo un "problema con el propulsor" y la tripulación regresó a la Tierra en "modo de descenso balístico".
Estaba previsto que Ovchinin y Hague iniciaran una estadía de seis meses en la estación espacial para realizar experimentos científicos.
Análisis de Jonathan Amos, corresponsal de ciencia de la BBC
Soyuz es uno de los modelos más antiguos de cohete, pero también uno de los más seguros.
La falla parece haber ocurrido durante el proceso en el que el vehículo descarta compartimientos vacíos de combustible.
Los astronautas a bordo de la cápsula estaban seguramente al tanto de que había un problema, ya que comunicaron sentirse en condiciones de ausencia de gravedad cuando debían sentir una fuerza que los empujaba contra sus asientos.
Los sistemas de escape existen y son probados exactamente para este tipo de eventualidades. Pero aún así el regreso a la Tierra debe haber sido bastante incómodo, ya que los astronautas seguramente sintieron un gran impacto de fuerzas gravitacionales.
Hay un gran debate en el momento sobre el estado actual de la industria espacial rusa y su capacidad para mantener los altos estándares técnicos del pasado.
Cualquiera sea el resultado de la investigación sobre este incidente es probable que lleve a Estados Unidos a redoblar sus esfuerzos para finalizar el desarrollo de sus propios cohetes.
Se espera que los nuevos cohetes de la NASA sean usados por primera vez el año próximo.