Día Mundial de la Salud Mental: los "ángeles" que han salvado a cientos de personas del suicidio
"Nadie que venga al puente para saltar quiere morir. Solo quieren saber que le importan a alguien".
Esas son las palabras de Kevin Hines, quien intentó acabar con su vida saltando desde el puente Golden Gate en San Francisco en septiembre de 2000.
Aunque varias personas lo vieron en el puente justo antes de su intento de suicidio -una turista incluso le pidió que le tomara una foto-, nadie se dio cuenta de que estaba en peligro ni le preguntó si tenía algún problema. Así que saltó.
Milagrosamente, Hines sobrevivió a la caída de 75 metros hasta la fría agua del Pacífico.
Pero más de 1.700 personas se han quitado la vida saltando desde el puente desde su inauguración en mayo de 1937, según cifras de Carreteras y Transporte del Distrito Golden Gate.
La estructura artificial más fotografiada de Estados Unidos y el puente más visitado del mundo es también uno de los lugares más recurrentes para el suicidio en el planeta.
Tanto es así, que tiene su propio equipo de voluntarios dedicados a la detección de posibles suicidas a quienes salvan con el simple método de escucharlos.
"Ángeles"
Tan solo en 2018, un total de 214 personas trataron de saltar del puente, lo cual hace un promedio de una persona cada dos días.
El hecho de que solo 27 cayeran es un homenaje a la labor conjunta de la policía y voluntarios, personas como Mia Munayer y Kevin Briggs, quienes han ayudado a salvar cientos de personas de la muerte en las últimas dos décadas.
Ambos son agentes de policía, aunque Briggs ya se ha retirado de la famosa Patrulla de Caminos de California (cuyos miembros son conocidos popularmente como CHiPs).
La red de voluntarios a la que pertenece Munayer, llamada Bridgewatch Angeles, tiene presencia regularmente en el puente para ayudar a las autoridades en la detección de posibles intentos de suicidio.
En sus días de patrullaje, el sargento Briggs llegó a ser conocido como el guardián del Golden Gate, pues intervino directamente en más de 200 negociaciones exitosas con personas que tenían intención de saltar.
Enfermedad mental
El suicidio es una causa de muerte a gran escala en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud calcula que ocurren cerca de 800.000 muertes al año.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EE.UU. indican que 47.000 personas se quitaron la vida en ese país en 2017 (el año más reciente del que se disponen cifras) y que el suicidio es la segunda causa principal de muerte entre los estadounidenses de entre 10 y 34 años.
Puede haber muchas razones para el suicidio, pero hay un vínculo muy fuerte con los problemas de salud mental, en particular la depresión.
El 90% de las personas que mueren por suicidio padecen una condición de enfermedad mental o problema de abuso de sustancias en el momento de su muerte, de acuerdo con SAVE, una organización sobre concientización y prevención del suicidio de EE.UU.
Sin embargo, aclaran, aunque la depresión es un trastorno de salud mental tratable, el suicidio es a menudo un acto impulsivo.
"Escuchamos"
Munayer fue una de muchos habitantes en el área de la bahía de San Francisco que eran ajenos al oscuro legado del puente.
Eso fue hasta que en 2010 asistió a una proyección de la película The Bridge, un documental que pone de relieve el lado sombrío del Golden Gate.
"Mis colegas y yo estábamos tomando un curso y nos mostraron el documental. Yo sabía que tenía que hacer algo para ayudar a evitar que más personas murieran", le dijo Munayer a la BBC.
Luego fundó su organización, que desde 2011 recorre el Golden Gate en fechas clave: el Día de San Valentín o la víspera de Navidad, por ejemplo.
Están habilitados para abordar a cualquier persona que consideren que podría estar en peligro.
Munayer ha gastado más de US$10.000 de su propio bolsillo en campañas de concientización, las cuales incluyen seminarios para las personas interesadas en ayudar en el puente en momentos de preocupación por alguien.
La policía capacita a los voluntarios para abordar a aquellos que buscan aislarse o se ven angustiadas. Aprenden a identificar las señales de advertencia a tener en cuenta y formas útiles para responder.
"Hablamos con la gente. Les hacemos saber que no están solos", señala Munayer.
"Escuchamos. A veces eso es la mejor respuesta", reflexiona.
Los voluntarios hacen preguntas básicas que pueden comenzar con un simple "¿Estás bien?" y entonces es cuestión de conseguir que la persona hable.
"Es importante que la gente no intente tocar a las personas y que simplemente hagan que sigan hablando", le explica Munayer a la BBC.
"Estaba aterrorizado"
El exsargento Kevin Briggs no tuvo opción a la hora de involucrarse: durante casi 20 años el Golden Gate era parte de su ruta de patrullaje diaria.
Tuvo su primer encuentro con alguien que intentó saltar en 1994.
"En ese momento los agentes de policía no tenían ningún entrenamiento formal para hacer frente a esas situaciones. Estaba aterrorizado cuando vi a esta joven subiendo encima de la barandilla", relata Briggs a la BBC.
"Empecé a leer sobre las intervenciones de suicidio en mi propio tiempo libre y fue una buena idea, ya que durante casi 20 años he tenido que hacer frente a esas situaciones más a menudo de lo que se cree", explica.
"A veces me gustaría tratar de hacerles a las personas que salvé una clase de encuesta. '¿Qué dije que fue bueno y qué dije o qué hice que no lo fue?'", añade.
Briggs ayudó a convencer a más de 200 personas a bajar de la barandilla. No lo pudo evitar en dos ocasiones.
"Se tiende a recordar esos fracasos más que a quienes ayudaste", dice el expolicía, que tuvo que lidiar con el trastorno de estrés postraumático después de esas experiencias.
El caso Kevin Berthia
Briggs alcanzó la fama con un rescate de 2005 que fue ampliamente documentado por la prensa local.
Encontró en la orilla del puente a Kevin Berthia, un joven que entonces tenía 22 años, quien padecía depresión y una cuenta por pagar de US$250.000 por el tratamiento de su bebé que nació prematura.
"Hablé con él durante más de 90 minutos y subió de nuevo (desde la orilla)", recuerda Briggs.
Una imagen de la intervención fue reproducida por los medios de comunicación de todo el mundo.
https://twitter.com/KevinBerthia/status/1004971315109875712
Ocho años después, Berthia fue la persona que le entregó a Briggs un premio concedido por la Fundación Estadounidenses para la Prevención del Suicidio.
"El Golden Gate es solo una foto instantánea de lo que está pasando en Estados Unidos. El problema de salud mental se ha vuelto demasiado grande para que lo ignoremos", considera Briggs.
Esta visión también parece ser compartida -finalmente- por las autoridades de Carreteras y Transporte del Distrito Golden Gate.
Después de décadas de discusión sobre la instalación de un elemento físico de disuasión para los intentos de suicidio, la construcción de una barrera comenzó a finales de 2017.
Con un costo de US$200 millones, la red estará disponible en 2021.
Se encuentra seis metros por debajo del puente y también será de seis metros de ancho.
La página oficial de Golden Gate advierte que las personas que caen o saltan "seguirán sufriendo heridas e incluso rotura de huesos".
Pocos reintentos
Las estadísticas sugieren que una vez que han decidido regresar a un sitio seguro, las personas que tenían intenciones suicidas en el puente probablemente ya no volverán a intentar quitarse la vida de nuevo.
Munayer, quien es teniente de la policía local de la ciudad vecina Pleasanton, cita un estudio bien conocido del psiquiatra Richard Seiden el cual siguió la vida de la gente que evitó el salto desde el puente entre 1937 y 1971.
Seiden encontró que de los 515 disuadidos a no hacerlo, solo 25 se quitaron la vida posteriormente.
Estigma
Munayer cree que enfoques como el del documental The Bridge (2006) tocan un nervio y se enfrentan a lo que ella llama los "mitos suicidas".
"Tenemos parientes de las familias que se unen a nosotros en nuestras patrullas del puente y hablan en nuestros eventos", explica.
"Hemos demostrado que a veces el simple hecho de participar en una conversación casual puede ser suficiente para disuadir a alguien de quitarse la vida".
"Entonces ¿por qué no deberíamos estar debatiendo este tema más abiertamente en la sociedad?", cuestiona.
Pocas personas que saltaron han sobrevivido para contar su experiencia.
Saltar desde el Golden Gate significa golpear el agua a alrededor de 140 km/h, con una tasa de mortalidad de más del 95%, de acuerdo con la oficina del forense de San Francisco.
Ser la diferencia
Los pocos sobrevivientes que hablan públicamente siempre dicen que lamentaron la decisión de saltar inmediatamente después de hacerlo desde el puente.
"Ese puente es un presagio de la muerte", le dice Kevin Hines, que saltó en agosto de 2000, a la cadena CNN.
"Pero yo no lo hubiera hecho si alguien me hubiera abordado.
"Yo estaba hecho un desastre en el puente, llorando y desorientado", cuenta Hines.
"Nadie se detuvo a preguntar cuál era el problema. Al final, una turista me detuvo. Quería que le tomara una foto y acepté. Cinco fotos y yo todavía estaba llorando y ella estaba satisfecha y se fue".
"Yo sabía que a nadie le importaba. Di un paso atrás y me lancé", recuerda.
Hines ahora da charlas sobre su experiencia y es un defensor de la salud mental y prevención del suicidio. Utiliza el lema Be Here Tomorrow, o "Estar Aquí Mañana".
"Si ves a alguien en dolor, es tu deber acercarte y abordarlo, y solo tratar de conseguir que se abra a ti, y tratar de entender lo que está pasando en su mente", dice.
"Puedes ser un conducto para el cambio".
Pocas personas entienden este efecto mejor que Kevin Briggs y Mia Munayer.
Si tú o alguien de tu entorno se encuentra deprimido o en problemas, busca ayuda. Puedes encontrar recursos de apoyo en estos enlaces según tu región.
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