David Page convirtió a Pizza Express en una de las más grandes cadenas de comida rápida de Reino Unido. Pero su viaje para transformarse en multimillonario no fue nada convencional.
Conocido por hacer las cosas "a su manera", Page se acuerda de la primera vez que intentó conseguir un préstamo de US$2,7 millones al banco a mediados de la década de los 80 y el ejecutivo lo miró con incredulidad porque vestía unas alpargatas.
"Tampoco me había puesto calcetines", dijo este londinense de 65 años. "No lo podía creer, pero así y todo, me prestó el dinero".
Cuando era joven, pocos se habrían imaginado que Page se convertiría en el dueño de una de las cadenas de comida más conocidas de Reino Unido.
En 1969, fue expulsado de su colegio en el sur de Londres por escaparse en horario de clases.
Después el empresario intentó convertirse en cartógrafo en la Ordinance Survey (la agencia que hace los mapas en el Reino Unido), pero lo rechazaron cuando se negó a cortarse el pelo y ponerse corbata.
Más tarde intentó ser profesor, y se puso a lavar platos en un local de Pizza Express que había en el sur de Londres para conseguir un salario. Pronto se dio cuenta que lo suyo era la industria de los restaurantes y cuando llegó la oportunidad de convertirse en el jefe de una sucursal de la cadena, la tomó.
Pasaron los años y a comienzos de la década de los 80, había comprado la primera franquicia de la marca.
"Si quieres convertirte en capitalista, tienes que adquirir una franquicia", dice el emprendedor, quien pidió un segundo préstamo para financiar la inversión.
"No sabía lo que era ser capitalista porque mis padres eran socialistas, entonces el capitalismo era una palabra sucia".
Cuando Pizza Express salió a bolsa en 1993, Page y otros tres socios ya tenían 25 franquicias de la marca.
Page se convirtió en el director ejecutivo y luego el presidente de la compañía, en la época en que la cadena creció hasta tener 300 locales, principalmente en Reino Unido.
Con ese nivel de éxito, la empresa fue vendida en 2003 a varios fondos de capital privado por US$377 millones y en la actualidad está en manos de Hony Capital, una firma china que la ha expandido por 11 países.
Tras vender la cadena, Page cofundó el grupo Clapham House, cuyas cadenas de comida incluían Gourmet Burger Kitchen, Bombay Bicycle Club y Tootsies.
Y una vez más se repitió la historia, cuando le compraron el holding por US$40 millones.
En vez de retirarse con una abultada cuenta bancaria, el empresario decidió buscar una nueva oportunidad en el negocio de los restaurantes e invirtió en una nueva pizzería artesanal llamada Franco Manca.
Ahora hay 40 locales Franco Manca principalmente en Londres y Page diseña personalmente cada restaurante para asegurarse de que se utilice todo el espacio.
Pero no todas las cosas han salido según lo planeado por Page, quien a través de su empresa Fulham Shore también es dueño de los restaurantes The Real Greek.
Cuenta que ha perdido muchas oportunidades para haber hecho exitosas inversiones, incluyendo varias cadenas comerciales de café, pastelería y servicios de entrega a domicilio.
Por otro lado, le ha tocado enfrentar el debilitamiento de la libra esterlina a raíz del Brexit (la decisión de Reino Unido de salir de la Unión Europea), y se ha visto obligado a pagar altos precios por las materias primas.
También se le ha hecho más difícil contratar personal porque menos europeos están llegando a Inglaterra.
A lo anterior hay que sumar la disminución del crecimiento económico que ha provocado que menos gente salga a comer a restaurantes.
Al ser consultado sobre el secreto de su éxito, Page da una respuesta bien directa: "No soy solo yo".
El empresario ha trabajado con el mismo equipo por más de dos décadas y siente que el éxito ha sido fruto de un esfuerzo compartido.