Ocurrió hace 100 años y fue una de las peores pandemias de la historia, con más de 50 millones de muertes en todo el mundo.
El brote de influenza que apareció en 1918, justo cuando terminaba la Primera Guerra Mundial, terminó causando el triple de víctimas que ese masivo conflicto.
Se le apodó injustamente la "gripe española" porque fue en ese país donde la enfermedad recibió mayor cobertura periodística, ya que en España los medios de comunicación no estaban censurados, como en los otros países que participaban en la guerra.
Y una de las cosas más llamativas de esa pandemia fue que a diferencia de la mayoría de las gripes, que afectan principalmente a niños y ancianos, las principales víctimas en 1918 y 1919 fueron jóvenes y adultos saludables.
Incluso las personas en las más altas esferas del poder caían enfermas, desde el rey de España, Alfonso XIII, hasta los tres principales líderes de la Primera Guerra: el primer ministro británico, David Lloyd George; el presidente estadounidense, Woodrow Wilson, y el káiser alemán Guillermo II.
Pero ellos vivieron para contarlo. No fue el caso de muchos otros que sucumbieron a la enfermedad, entre los que había varios nombres ilustres del mundo de las artes.
El mal parece haber causado especial estrago entre los pintores. Uno de los primeros en morir a causa de la influenza fue uno de los artistas más reconocidos de la época: el austríaco Gustav Klimt.
Doble tragedia para Austria
Klimt era mayor que muchas de las víctimas fatales de la pandemia: tenía 55 años cuando falleció, el 6 de febrero de 1918. Pero había padecido en los últimos tres años un infarto y una neumonía que lo debilitaron.
Después de haber sido criticado durante años por quienes consideraban que sus obras eran "pornográficas", el artista había logrado al final de su vida el reconocimiento de la alta sociedad vienesa.
Era aclamado por la crítica y fue premiado por las autoridades por sus lienzos y murales ornamentados, como su obra más famosa, "El beso".
Y también era considerado un maestro para los pintores austríacos más jóvenes, entre quienes estaba otro artista que luego se haría famoso: Egon Schiele.
Schiele tenía apenas 28 años cuando sucumbió a la influenza, el 31 de octubre de 1918.
Tres días antes, su esposa, que estaba embarazada de seis meses, había fallecido a causa de la gripe.
El artista y discípulo de Kilmt fue un representante del expresionismo austríaco y a pesar de su corta edad dejó atrás cientos pinturas, acuarelas y dibujos.
La mayoría se conservan aún hoy en Austria.
Otros artistas afectados
Klimt y Schiele fueron los más conocidos, pero no los únicos pintores que cayeron víctimas de la mortífera gripe de 1918.
Otro artista austríaco, Koloman Moser, también falleció en octubre de ese año, como Schiele.
Otros pintores famosos padecieron la enfermedad pero sobrevivieron. Fue el caso del noruego Edvard Munch y del venezolano Armando Reverón.
Pero, como es lógico, el mundo del arte no solo perdió a pintores. También músicos, actores, escritores y muchos otros sucumbieron.
La literatura perdió a dos grandes autores franceses: el poeta Guillaume Apollinaire y Edmond Rostand, quien escribió "Cyrano de Bergerac".
Hollywood tampoco permaneció ajeno a la tragedia. Su mayor pérdida fue la del actor de cine mudo Harold Lockwood, una de las estrellas más populares en la década de 1910, quien actuó en filmes junto con Lilian Gish y Douglas Fairbanks, entre otros.
Líderes mundiales
Como ya dijimos, ni los más ricos y poderosos lograban zafar de esta peste.
Además de Alfonso XIII de España, otra víctima real que se contagió pero logró sobrevivir fue la reina consorte de Dinamarca, Alexandrine de Mecklenburg-Schwerin, esposa de Cristian X.
Pero incluso la realeza tuvo víctimas fatales: el príncipe Erik, tercer hijo de los reyes de Suecia y Noruega, falleció el 20 de septiembre de 1918 a causa de la pandemia. El joven de 29 años sufría de problemas de salud desde su nacimiento.
Si bien los gobernantes de EE.UU., el Reino Unido y Alemania, protagonistas de la Primera Guerra Mundial, logaron sobrevivir al contagio de la influenza, la letal enfermedad dejó sin su máximo líder político a un país más lejano: Brasil.
Francisco de Paula Rodrigues Alves ya había gobernado la mayor nación de América Latina entre 1902 y 1906, y en 1918 fue reelegido para un nuevo término.
Pero nunca pudo completar su segundo mandato: la "gripe española" se lo llevó el 16 de enero de 1919.
Una muestra de que esta pandemia no solo afectó a todo tipo de personas, sino que llegó a cada rincón del planeta.