¿Cuántas calorías aportamos los seres humanos y por qué no somos un buen bocado?
Si el hombre de la Edad de Piedra practicó el canibalismo, no fue sólo por hambre.
Los seres humanos no éramos el mejor alimento durante el Paleolítico: aportábamos 19 veces menos calorías que un bisonte y 100 veces menos que un mamut, animales comunes en la dieta de esa época.
Sin embargo, existe evidencia de episodios de canibalismo desde el Pleistoceno (periodo que comenzó hace 2,59 millones de años y finalizó en el 10.000 a. C.).
Y la mayoría de interpretaciones dadas por los científicos es que se debieron a motivos nutricionales.
Estas conclusiones siempre intrigaron al arqueólogo James Cole, de la Universidad de Brighton en Reino Unido, que decidió averiguar qué tan nutritivos somos y acaba de publicar los resultados de su estudio en la revista Scientific Reports.
Menos nutritivos que un castor
Según sus estimaciones, un hombre de 66 kilos aporta 144.000 calorías.
Pero esta cantidad se refiere a todo el cuerpo, ya que si se pone el foco sólo en los músculos (la parte que se suele comer), se reduce a 32.376 calorías.
Un aporte pobre si se compara con otras especies. Si un grupo de 25 hombres modernos se comiera a una persona, obtendría las calorías necesarias para vivir medio día.
En cambio, las 3,6 millones de calorías de un mamut les serviría de sustento para los próximos dos meses.
Incluso un castor de 20 kilos es más nutritivo que nosotros: aporta 48.000 calorías. La cabra salvaje de los Alpes, con sus 70 kilos de peso, también resulta más contundente con sus 45.780 calorías.
La saiga, una especie de antílope de 45 kilos, aporta 31.500 calorías y un reno de 100 kilos, unas 60.000.
Para Cole, esto significa que debió haber otras razones para que los antiguos hombres decidieran consumir carne humana.
Motivos sociológicos
Los episodios de canibalismo durante el Paleolítico siempre incluían a adultos que se comían a niños. Para este investigador, esto puede indicar que los motivos "seguían las dinámicas inter e intragrupales referentes a recursos y defensa del territorios" y que las relaciones entre las tribus en el Pleistoceno eran "más complejas" de lo que se pensaba hasta ahora.
Cole también calculó las calorías consumidas en varios episodios caníbales, como el de la Cueva de Gough.
En esta cavidad de Bristol, en Reino Unido, se encontraron los restos de dos adultos, dos adolescentes y un niño que fueron comidos por otras personas hace 15.000 años.
Según el estudio, esto habría supuesto un aporte de 446.046 calorías.
Pero el festín más grande se dio en un ritual caníbal en Caune de l'Arago, en Francia, hace más de 680.000 años. Allí las víctimas fueron 18 Homo erectus adultos y 12 niños.
El consumo de calorías se elevó a las 2.295.679.