Bajo el lema "Amazonia: Nuevos Caminos para la Iglesia y para una Ecología Integral", obispos, sacerdotes, expertos, misioneros e indígenas participan en el Sínodo Amazónico que se celebra en el Vaticano hasta el 27 de octubre.
En el encuentro se debatirán formas de "reforzar la tarea evangelizadora de los indígenas y debatir los diferentes modos de evangelizar" en la región.
Pero también se discutirá la histórica propuesta de ordenar sacerdotes a "hombres virtuosos casados", los llamados viri probati, ancianos casados que de forma excepcional podrían ser ordenados sacerdotes "para responder a la necesidad pastoral de un territorio especialmente complicado como la Amazonia.
Este punto ya ha recibido fuertes críticas de quienes sospechan que se trata de un ataque contra el celibato y la abstinencia sexual como requisitos para el sacerdocio católico.
Y es que en el pasado, el propio Papa ha dicho que está abierta la posibilidad de revisar la norma del celibato clerical, que actualmente es un reglamento de la Iglesia católica.
"El celibato no es un dogma de fe, es una regla de vida que yo aprecio mucho y creo que es un don para la Iglesia. No siendo un dogma de fe, siempre tenemos la puerta abierta para cambiarlo", reconoció el Papa en una conversación con periodistas el año pasado.
Pero, ¿qué es el celibato clerical y por qué es tan importante para la Iglesia católica?
¿Y qué dice el Vaticano a los argumentos que acabar con esta regla podría ayudar a reducir los abusos sexuales perpetrados por sacerdotes?
Aclarando conceptos
El celibato, en su sentido genérico, es la condición de quien por opción no contrae matrimonio, dice el sociólogo Francisco Borba Ribeiro Neto, coordinador del Núcleo Fe y Cultura de la universidad brasileña PUC-SP.
El celibato sacerdotal es cuando esta elección se hace a cambio de una dedicación total a los servicios religiosos, por medio de la ordenación presbiteral.
Según Ribeiro Neto, hay cinco conceptos relacionados que se suelen confundir: la castidad, la virginidad, la vocación virginal, el celibato y el celibato sacerdotal.
"El celibato sacerdotal es una dedicación total de la persona al servicio de Dios y de la comunidad. Se vincula a la vocación virginal, pero no es exactamente lo mismo. Religiosos que no ejercen la función sacerdotal también pueden mantener la vocación virginal. Las personas casadas, que por lo tanto no pueden ser célibes, pueden asumir en un cierto momento de la vida un voto virginal, manteniéndose unidos pero sin tener más relaciones sexuales", explica.
"La persona renuncia a una vida sexual activa para canalizar toda su energía y toda su persona en su relación con Dios", teoriza el experto.
Ribeiro Neto también explica que esta idea no es una invención del cristianismo. "Los monjes budistas y las vírgenes vestales- sacerdotisas de la diosa Vesta de la Roma Antigua- mantienen el mismo ideal de vocación como condición para una entrega mayor a Dios".
Historia
Originalmente, los primeros sacerdotes católicos no necesitaban ser célibes.
"Eso fue siendo reconocido como un valor importante a medida que pasaron los siglos", afirma Ribeiro Neto. "Así, entre los católicos de rito oriental (los ortodoxos), hoy en día existen sacerdotes casados".
Alrededor de los siglos III y IV, sin embargo, ya existían movimientos dentro del catolicismo proponiendo que los religiosos practicasen el celibato.
Y la Iglesia tuvo varias idas y venidas en cuanto al tema, e incluso regiones diferentes adoptaron prácticas diferentes, ya que era una época de comunicación precaria.
La preocupación con el celibato empezó a cobrar fuerza a partir del siglo XI. Papas como León IX y Gregorio VII temían por la "degradación moral" del clero.
De modo que el celibato acabaría instituido en los dos concilios de Letrán - el primero, en 1123, el segundo en 1139.
A partir de los concilios, quedó decretado que clérigos no podrían casarse o relacionarse con concubinas.
El celibato también fue defendido en otro concilio de Letrán (en 1215), y en el Concilio de Trento (entre 1545 y 1563).
"Muchos dicen que a partir del siglo X la Iglesia se enriquece con el celibato, ya que no tiene compartir los feudos con los hijos de los sacerdotes. Esto es en parte verdad. Pero el objetivo más grande es que haya un misionero que esté siempre libre para asumir misiones y cargos", dice el filósofo y teólogo Fernando Altemeyer Júnior.
Hoy en día
En el siglo XX el tema volvió a resurgir con el Papa Pío XII, que defendió el celibato en la encíclica Sacra Virginitas.
Y en el segundo Concilio Vaticano, en 1965, el Papa Pablo VI también divulgó un documento, De Sacerdotio Ministeriali, abordando el asunto.
En una carta de 1979, el papa Juan Pablo II afirmó: "Fruto del equívoco -si no de mala fe- es la opinión, con frecuencia difundida, de que el celibato sacerdotal en la Iglesia católica es sólo una institución impuesta por ley a aquellos que reciben el sacramento de la Orden. Todos sabemos que no es así".
"Todo sacerdote que reciba el sacramento de la Orden se compromete al celibato con plena conciencia y libertad, después de la preparación de varios años, profunda reflexión y asidua oración", escribió el pontífice.
"Toma esa decisión sólo después de haber llegado a la firme convicción de que Cristo le concede ese 'don', por el bien de la Iglesia y para el servicio de los demás. Sólo entonces se compromete a observarlo toda la vida", explicó.
Su sucesor Benedicto XVI también hizo declaraciones acerca del celibato: "Para comprender bien lo que significa la castidad debemos partir de su contenido positivo, explicando que la misión de Cristo lo llevaba a una dedicación pura y total hacia los seres humanos".
"Con el voto de castidad, los sacerdotes, religiosos y religiosas, no se consagran al individualismo o a una vida aislada, sino que prometen solemnemente poner las relaciones intensas de las cuales son capaces al servicio del Reino de Dios", dijo en una homilía.
Dilema en la Iglesia
Lo cierto es que actualmente faltan sacerdotes en el mundo.
Dentro del propio clero, muchos sacerdotes cuestionan si ha llegado la hora de cambiar esa posición. Uno de los sacerdotes católicos brasileños más famosos de la actualidad, el padre Fábio de Melo, ya dio entrevistas diciendo que la norma del celibato debería ser abolida, "por ser algo propio de la Edad Media".
Según este sacerdote, la Iglesia debería permitir sacerdotes casados y mantener la posibilidad del celibato para aquellos que quieran hacer una "entrega más radical".
En un artículo divulgado por la agencia estadounidense Religion News Service, que existe desde 1934, el padre jesuita Thomas Reese defendió que el celibato clerical fuera opcional.
"El papa Francisco ha dicho que está abierto a la posibilidad, pero quiere que la demanda venga de conferencias episcopales nacionales", afirmó Reese ahí.
Reese insinúa que, a lo largo de la historia y alrededor del mundo, son muchos los religiosos que no siguen la norma.
La Iglesia, sin embargo, mantiene el celibato porque cree que así se desempeñan mejor las funciones religiosas.
"Si un hombre quiere casarse, es una señal de que no fue elegido para la función ministerial del sacerdote, y a diferencia de una profesión laica, el sacerdocio católico es algo a lo que una persona se siente llamada", dice el sociólogo Ribeiro Neto.
"Ceder a las presiones para que los sacerdotes se casen sería, según la Iglesia, facilitar la entrada de personas que no tienen verdadera vocación y que se acabarían convirtiendo en malos sacerdotes", explica.
Este es el argumento que la Iglesia utiliza cuando se insinúa que abolir el celibato reduciría los casos de pedofilia.
"Para la Iglesia, los casos de pedofilia que se han divulgado recientemente son consecuencia de la elección de personas sin una verdadera vocación".
"Si los sacerdotes se casaran podría tener un efecto adverso, facilitando el ingreso de personas sin vocación y sin una espiritualidad sólida ", dice el sociólogo, explicando el punto de vista del Vaticano.
Celibato en otras Iglesias cristianas
La católica no es la única Iglesia cristiana que pide el celibato para sus sacerdotes.
Tanto la Iglesia católica ortodoxa como la ortodoxa oriental piden a sus miembros un voto de castidad. Pero este celibato no es tan estricto como el de la Iglesia católica.
En la ortodoxa y la ortodoxa oriental los obispos deben ser solteros o viudos, no se permite a un hombre casado convertirse en obispo.
En la mayoría de las iglesias ortodoxas y en algunas iglesias católicas orientales, los hombres que ya están casados pueden ser ordenados sacerdotes pero no pueden casarse después de que son ordenados.
E igual que la católica, las iglesias ortodoxas consideran que la regla del celibato clerical puede cambiarse o ajustarse si se considera apropiado.