Los ratios de supervivencia de las personas que sufren insuficiencia cardíaca apenas han cambiado en los últimos 20 años y la esperanza de vida es peor que en muchos tipos de cáncer.
"Se necesitan desesperadamente avances para aliviar la devastación causada por esta terrible condición", afirma Metin Avkiran, director médico asociado de la British Heart Foundation.
La esperanza viaja en los genes de un pequeño pez mexicano que puede esconder la clave para cambiar la vida de miles de personas que sufren este problema, con frecuencia tras haber tenido un infarto.
Esta especie es capaz de regenerar sus tejidos del corazón sin dejar cicatrices. Su nombre científico es Astyanax Mexicanus.
Cuando una persona sufre un ataque al corazón y sobrevive o tiene una afección cardiaca sus tejidos se reparan, pero dejan una cicatriz que impide que el músculo cardíaco se contraiga adecuadamente.
Este factor reduce dramáticamente la capacidad del corazón para bombear sangre al cuerpo.
Los pacientes se ven obligados a vivir con la enfermedad de por vida y los casos más extremos requieren un trasplante de corazón.
Un estudio financiado por la Fundación Británica del Corazón y liderado por la doctora Mathilda Mommersteeg y su equipo de la Universidad de Oxford, creen que el pez tetra, que vive en los ríos del norte de México, puede dar pistas para futuros tratamientos.
Un gen, que tienen también los seres humanos, parece jugar un papel particularmente importante en el proceso.
Los científicos encontraron que tres áreas del genoma de estos peces estaban involucradas en su capacidad para regenerar el tejido del corazón.
La pista de la cueva
Para llevar a cabo su investigación, el equipo de la doctora Mommersteeg estudió dos tipos de peces tetra mexicanos: los que viven en los ríos y que tienen capacidad para auto curarse el corazón y los que pasaron a vivir en las cuevas hace aproximadamente 1,5 millones de años y evolucionaron perdiendo esta habilidad.
Al comparar los dos tipos de peces tetra, los investigadores encontraron que dos genes (lrrc10 y caveolina) eran mucho más activos en los peces de río después de una lesión cardíaca.
Ambos genes están presentes en los seres humanos, y se sabe que la lrrc10 está relacionada con una afección cardíaca llamada cardiomiopatía dilatada.
Los autores del estudio dicen que sus hallazgos sugieren que algún día será posible regenerar los corazones humanos dañados modificando artificialmente cómo funcionan estos y otros genes.
Esto podría hacerse con medicamentos o mediante técnicas de edición de genes, donde el ADN se modifica, elimina o reemplaza utilizando herramientas como Crispr-Cas9.
"Creo que este pez puede decirnos, en algún momento, cómo podemos realmente reparar el corazón humano. Es temprano, pero estamos increíblemente entusiasmados con estos extraordinarios peces y el potencial para cambiar la vida de las personas con corazones dañados", dijo Mommersteeg.
Se necesitará más trabajos de investigación para encontrar otros genes clave que puedan estar involucrados en la regeneración del corazón. El estudio ha sido publicado en Cell Reports.