En la superficie del ártico reina un clima hostil, con temperaturas extremas y un paisaje árido y desolado.
Pero debajo de sus gigantescos bloques de hielo crece un frondoso bosque de algas llamadas quelpo, algunas de las cuales están a 60 metros de profundidad.
Estas selvas submarinas logran sobrevivir en temperaturas cercanas al punto de congelación y en medio de largos períodos de oscuridad.
Y funcionan igual que una jungla terrestre. Sirven de hábitat para muchas especies que lo usan como refugio y alimento, además de filtrar el paso de la luz y amortiguar las corrientes.
Según Karen Filbee-Dexter, investigadora de ecología marina de la Universidad Laval en Canadá, más de 350 especies pueden vivir en una planta de quelpo, al tiempo que muchos peces, pájaros y mamíferos dependen de este bosque subacuático.
El quelpo también ayuda a proteger las costas, ya que disminuye la fuerza de las olas durante las tormentas y reduce la erosión, según explica Filbee-Dexter en un artículo publicado en el portal The Conversation.
Además, también sirve de alimento para los humanos.
Los efectos del cambio climático
El quelpo también crece en regiones de Australia, el este de Canadá, el sur de Europa, el norte de California y en la costa este de Estados Unidos.
En esas regiones el quelpo está desapareciendo debido al aumento de las temperaturas del agua.
Sin embargo, una reciente investigación liderada por Filbee-Dexter muestra que aunque el Ártico se está calentando más rápido que otras regiones del mundo, estos cambios podrían estar favoreciendo el crecimiento de los bosques de quelpo.
Según explica el estudio, el calentamiento del agua causa el repliegue de las paredes de hielo, lo que a su vez permite un mayor paso de luz hacia el fondo, algo que beneficia a las plantas marinas.
El quelpo ha logrado sobrevivir en aguas más frías de lo que se considera óptimo para este tipo de plantas, así que el aumento de las temperaturas les ofrecería condiciones en las que pueden alcanzar su máximo crecimiento.
Pero según explica Filbee-Dexter, el panorama es más complejo.
En regiones como Canadá, Alaska, Groenlandia, Noruega y Siberia, las capas de hielo que habían permanecido congeladas durante miles de años, ahora están retrocediendo cerca de 50 cm por año.
Esto causa que se desprendan las costas árticas y se viertan sedimentos en el agua, lo cual bloquea la luz y podría limitar el crecimiento de las algas.
El flujo de los glaciares derretidos también reduciría la salinidad del agua y la haría más turbia, perjudicando a las algas en crecimiento.
El futuro del quelpo
Filbee-Dexter advierte que ya que el Ártico es una de las zonas donde más se verán los efectos del cambio climático, es necesario entender cómo impactará al quelpo.
La expansión del quelpo puede servir de insumo y fuente de ingresos a comunidades que están amenazadas por el cambio climático, por lo que la investigadora considera que entender su desarrollo debe ser una prioridad para las naciones árticas.
"El hecho de que no podamos ver los bosques que crecen en el Ártico no significa que no debamos apreciarlos y reconocer el papel crucial que desempeñan en el océano", dice la científica.