Cómo saber si un espumante es bueno o malo sin siquiera probarlo
31 de diciembre.
Se acerca la hora de recibir el Año Nuevo con un brindis y los invitados se preparan alzando sus copas de champaña o vino espumoso.
¿Cómo saber si la bebida que están a punto de llevarse a los labios es un costoso champaña o uno de esos vinos baratos?
Puedes adivinarlo sin siquiera probarlo, afirma un equipo de investigadores los Laboratorios de Investigaciones Aplicadas de la Universidad de Texas, en Estados Unidos.
La clave, dicen, está en el sonido que producen sus burbujas.
Cuestión de tamaño
Kyle Spratt y sus colegas analizaron el sonido de las burbujas en copas que contenían distintos vinos, a fin de determinar el tamaño y la distribución de las burbujas.
De su tamaño depende la calidad de la bebida: cuanto más pequeñas, mejor es el vino.
Y cuando más pequeñas, más agudo es el tono que producen al resonar en el vaso.
"Las burbujas se forman en la copa, y cuando se rompen y suben, vibran a una frecuencia que está determinada por su tamaño", explicó Spratt en un comunicado.
"Suenan a cierta frecuencia, como las campanas, básicamente".
Método para garantizar la calidad
Por razones prácticas los investigadores solo escogieron dos vinos para su experimento.
Uno fue la costosa champaña francesa Moët & Chandon y el otro era un Cook's, un vino espumante barato de California, EE.UU.
Descubrieron que el primero tenía burbujas un 5% más pequeñas, el tamaño de las burbujas era además más homogéneo y su movimiento dentro de la copa era tres veces más activo en comparación con el vino espumoso.
Otros factos también influyen en la calidad del vino, vinculados a las burbujas.
La forma en que lo servimos también afecta la cantidad de burbujas en la copa, así como la edad de la botella.
Las botellas de champaña más antiguas, por ejemplo, siempre tienen burbujas pequeñas porque con el paso del tiempo han perdido el CO2 disuelto, que es el gas que las crea en primer lugar.
Si bien los resultados de la investigación son preliminares, los investigadores creen que analizar la acústica de las bebidas puede en el futuro convertirse en una herramienta muy útil para que los enólogos puedan certificar la calidad de un vino.