Coerción reproductiva: mi pareja no me dejaba tomar la pastilla anticonceptiva
La coerción reproductiva es un tipo de abuso menos conocido. Es cuando alguien usa el embarazo, la anticoncepción y el sexo para controlar a una persona.
Los ejemplos varían, pero pueden incluir obligar a alguien a tener un aborto que no quiere, dañar u ocultar anticonceptivos o presionar a alguien para que no use condones.
Para averiguar qué tan común es, BBC encargó una encuesta a 1.000 mujeres del Reino Unido entre 18 y 44 años, y descubrió que 50% dijo haber experimentado al menos un tipo de coerción reproductiva.
Realizada por Savanta ComRes, un tercio de las mujeres que completaron la encuesta dijeron que habían sido presionadas, y una quinta parte dijo que las habían obligado, a tener relaciones sexuales sin métodos anticonceptivos.
Esta es la forma más común de coerción reproductiva, según la encuesta.
Excusas como "los condones no encajan"
Una de cada diez mujeres encuestadas dijo haber experimentado que alguien escondiera, retuviera o incluso dañara su método anticonceptivo, como perforar un condón a propósito.
Uno de cada diez también dijo que había experimentado que alguien se quitara un condón durante las relaciones sexuales sin consentimiento, un acto que a menudo se llama "sigilo" (stealthing en inglés) y está clasificado como violación según la ley del Reino Unido. También es una forma de coerción reproductiva.
Carly dice que esto le ha ocurrido.
"Ha habido ocasiones en las que diría que ha ocurrido "sigilo", donde ha habido esa presión de no usar algo cuando claramente dije que no haría nada sin usar [condones]", dice a Radio 1 Newsbeat y File on 4.
Carly considera que la coerción reproductiva es mucho más común de lo que la gente cree.
"Conozco a muchas personas que han dicho que su pareja inventaría una excusa de que los condones no encajan, o dicen: 'Bueno, eso no funciona para mí, no tiene el mismo efecto'".
"Pero creo que a veces los hombres no entienden que, en realidad, no está bien quitarse algo durante el sexo".
¿Ella pensó que estaba mal en ese momento?
"Creo que cuando estás en esa situación, no necesariamente te identificas como una víctima, lo ignoras. Se vuelve tan normal que la gente no lo toma en serio".
Pero hay otros casos más extremos de coerción reproductiva, que incluyen algunos en los que la pareja mantiene a la mujer embarazada continuamente.
"Él controló toda mi vida"
Eso le ocurrió a Maeve*. Conoció a su pareja cuando era adolescente y quedó embarazada unos meses después.
Ella dice que él era "encantador" al principio, pero no pasó mucho tiempo antes de que la controlara a ella y su acceso a la píldora.
"Iba al médico de cabecera y él venía y esperaba en el auto. Recibía una llamada para decirme 'apúrate' cuando estaba allí", dice Maeve.
Tan pronto ella regresaba al auto, él se las quitaba, así que ella "siempre estaba embarazada".
Al hacer esto, la pareja de Maeve pudo controlar todos los aspectos de su vida, incluyendo su posibilidad de conseguir un trabajo.
"Cada vez que decía que quería ir a trabajar o hablaba de conseguir un trabajo, no me permitía tomar mi píldora", dice ella.
Su pareja también la maltrataba física, emocional y sexualmente.
Maeve quiere que los profesionales de la salud y las autoridades sean más conscientes de este tipo de abuso, que es una forma de control coercitivo.
La ley se modificó en 2015 para convertir el control coercitivo en un delito penal en el Reino Unido.
"Harta de ver esto"
Winnie Porter, de 28 años, es una partera que se especializa en la seguridad de la mujer en una clínica de aborto y salud sexual de MSI Reproductive Choices, donde hablamos con ella.
Está muy acostumbrada a ver mujeres que son presionadas para que terminen su embarazo y otros tipos de coerción reproductiva.
"Escucho las mismas cosas y escucho las mismas técnicas que la gente usa para tratar de obligar a las mujeres a abortar, a no abortar, a tener anticonceptivos que no quieren".
15% de las mujeres en nuestra encuesta dijeron que habían experimentado presión para interrumpir un embarazo cuando no querían hacerlo.
"Un tipo de control muy específico"
Al igual que Maeve, Winnie cree que la coerción reproductiva no está bien reconocida entre los profesionales de la salud.
"Diría que es casi un punto ciego para muchos servicios", dice ella.
"Es tan sutil que casi no aparece, casi no lo notas y es solo al cuestionar realmente qué está pasando en la vida de esa mujer cuando empiezas a entender que este tipo de control muy específico está sucediendo".
Mientras le hacemos la entrevista en el trabajo, llaman a la puerta.
Hay una mujer en la habitación contigua a la nuestra que está siendo presionada por su pareja para que tenga un aborto que no quiere.
Winnie va a conversar con ella y tiene una reunión con sus colegas. Cuando regresa, explica lo que está sucediendo.
"Estamos tratando de determinar en este momento si es seguro que se vaya a casa y cómo manejará la situación cuando llegue.
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"Desafortunadamente, ella simplemente no está segura. A veces se trata de hacer una pesquisa, ¿hay algo más que no sepamos sobre esta situación?
"En este momento, mi trabajo es solo tomar decisiones sobre lo que hacemos y asegurarnos de que ahora ella esté bien. Está a salvo".
"¿Con qué frecuencia veremos esto?"
Casos como este se quedan con Winnie cuando sale del trabajo al final del día.
"Es una frustración. Creo que es probablemente la mejor manera de describirlo... Solo de pensar que lo he vuelto a ver. ¿Qué podemos hacer al respecto y con qué frecuencia vamos a seguir viendo esto? ¿Cuándo va a cambiar algo?", se pregunta.
Actualmente, el Servicio Nacional de Salud o la policía no registran datos sobre la coerción reproductiva, y tampoco es algo sobre lo que la mayoría de los profesionales de la salud pregunten de forma rutinaria.
*Los nombres han sido cambiados para proteger la identidad de nuestros colaboradores.