El primer cometa en visitarnos desde otro sistema estelar conocido tiene una composición inusual, según recientes investigaciones.
El cometa interestelar 21/Borisov fue detectado en nuestro sistema solar el año pasado.
Este misterioso visitante de las profundidades del espacio le ha dado a los científicos de una oportunidad sin precedentes para compararlo a otros cometas que se formaron en torno al Sol.
Los nuevos datos sugieren que contiene grandes cantidades de monóxido de carbono, una posible pista de dónde "nació".
Los hallazgos aparecen en dos estudios científicos separados publicados por el sitio especializado Nature Astronomy.
En uno de los estudios, un equipo internacional liderado por Martin Cordiner y Stefanie Milam, del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA, en Greenbelt, Maryland, apuntó el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) hacia el cometa el 15 y 16 de diciembre de 2019.
El ALMA es un radiotelescopio compuesto por 66 antenas en la cima de una montaña en el desierto de Atacama, Chile, que observa el espacio a longitudes de onda milimétricas.
En el otro estudio, Dennis Bodewits, de la Universidad de Auburn, Alabama y sus colegas recopilaron observaciones ultravioletas de 21/Borisov usando el Telescopio Espacial Hubble (HST, por sus siglas en inglés) y el observatorio Neil Gehrels Swift.
"Dramáticamente diferente"
Los cometas están compuestos de gas, hielo y polvo; se forman en el giratorio disco de material que rodea una estrella cuando sus planetas están naciendo. Pueden sembrar nuevos mundos con los químicos indispensables para la vida y pudieron haber traído agua a la naciente Tierra.
Los equipos científicos identificaron dos moléculas en el gas despedido por el cometa: cianuro de hidrógeno (HCN) y monóxido de carbono (CO).
El HCN está presente en cantidades similares en otros cometas encontrados en el Sistema Solar.
Sin embargo, los científicos se sorprendieron al ver grandes cantidades de CO. Los investigadores que utilizaron ALMA para sus observaciones estimaron que la concentración de CO en 21/Borisov era entre nueve y 26 veces mayor que el de un cometa promedio de nuestro sistema solar.
"Esta es la primera vez que hemos observado el interior de un cometa que venga de afuera de nuestro Sistema Solar", declaró el doctor Cordiner, "y es dramáticamente diferente a la mayoría de los cometas que hemos visto antes".
El doctor Ye Quanzhi, astrónomo de la Universidad de Maryland, College Park, llamó los resultados "geniales y sorprendentes".
"Hemos aprendido en el último par de meses que Borisov es similar a los ?dinámicamente nuevos? cometas en nuestro Sistema Solar (o sea, los cometas autóctonos que se formaron en los extremos de Sistema Solar y tienden a tener mayor concentración de CO), de manera que se anticipa una cierta alta abundancia de CO, pero niveles tan altos de CO (por lo menos dos veces la cantidad de un cometa típico del Sistema Solar) es muy sorprendente -por lo menos para mí", le dijo a la BBC el investigador, que no estuvo involucrado en los estudios.
"Es bueno ver que diferentes equipos de astrónomos trabajando con diferentes longitudes de onda (Hubble en ultravioleta, ALMA en radio) puedan mutuamente confirmar los resultados del otro", agregó.
Origen distante
El monóxido de carbono es común en el espacio y se encuentra dentro de la mayoría de los cometas. Pero, debido a razones que no están claras, hay una inmensa variación en la concentración de CO en estos cuerpos helados.
Eso puede estar en parte relacionado con dónde se formó el cometa dentro de un sistema estelar. Podría también estar conectado a la frecuencia con que la órbita del comenta lo acerca a su estrella y lo conduce a despedir los gases que se evaporan más fácilmente del hielo.
No obstante, el doctor Cordiner afirmó que "si los gases que observamos reflejan la composición del nacimiento de 21/Borisov, eso demuestra entonces que pudo haberse formado de manera diferente a los cometas de nuestro propio Sistema Solar, en una región extremadamente fría y periférica de un distante sistema planetario".
"El cometa debió haberse formado de material muy rico en CO helado, que sólo está presente a las más bajas temperaturas encontradas en el espació, inferiores a -250C", agregó, por su parte la doctora Milam.
Cordiner añadió que con anterioridad ALMA había observado discos de polvo y gas -de lo que están hechos los planetas- rodeando jóvenes estrellas de baja masa similares al Sol.
"Muchos de estos discos se extienden más allá de la región donde se cree que nuestros propios cometas se formaron y contienen grandes cantidades de gas y polvo extremadamente fríos. Es posible que 21/Borisov hubiera venido de uno de estos grandes discos".
Otra teoría
Pero el doctor Bodewits ofreció una interpretación diferente, argumentando que el cometa pudo haberse originado en torno a una estrella enana roja, el tipo más común en la galaxia Vía Láctea.
"Estas estrellas tienen exactamente las bajas temperaturas y luminosidades donde un cometa puede formarse con la composición encontrada en el cometa Borisov", explicó.
Basados en su alta velocidad (33km/s), los astrónomos sospechan que 21/Borisov fue lanzado de su sistema anfitrión después de un encuentro cercano con una estrella o planeta gigante pasajero.
Luego pasó millones o miles de millones de años en un solitario viaje a través del espacio interestelar hasta que fue descubierto el 30 de agosto de 2019 por el astrónomo aficionado Gennady Borisov.
Los astrónomos continúan estudiando el intruso, y las observaciones recientes del comportamiento del cometa sugerían que se estaba fragmentando.
"Creo que Borisov se partió en dos, HST observó el cometa en dos ocasiones diferentes y ambas detectaron un quiebre", expresó Ye Quanzhi.
"Nuestra observación de seguimiento (liderada por Qicheng Zhang, de Caltech, California) se realizó unos días después del descubrimiento inicial y parecía mostrar una evolución del evento, parece que uno de los fragmentos estaba reducido a una masa amorfa de polvo".
Segundo visitante interestelar
21/Borisov es apenas el segundo objeto interestelar jamás detectado en nuestro Sistema Solar.
El primero, conocido como Oumuamua, fue descubierto en octubre de 2017, cuando ya estaba saliendo rápidamente de nuestro vecindario cósmico. Aunque fue inicialmente denominado un cometa, no dio señales de los despidos de gas y polvo característicos de estos objetos (que sí han sido observados en 21/Borisov).
Un estudio publicado a comienzos de este mes en Nature Astronomy sugirió que Oumuamua, que tiene la forma de un cigarro, podría ser la esquirla de un planeta que fue arrancada por la gravedad de su estrella madre.
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