"Tú sabes quién eres. Cuando empecé a crecer, y mi familia comenzó a comprarme cosas femeninas, como vestidos o me incentivó a usar el cabello largo, maquillaje y esas cosas, empecé a sentirme como si no fuera yo".
Las palabras son de Mateo, un niño chileno de 17 años que hoy forma parte de la primera escuela de América Latina creada para alumnos transgénero, llamada Amaranta Gómez.
El establecimiento educacional, ubicado en la comuna de Ñuñoa, en Santiago de Chile, tiene 39 alumnos de los cuales 22 se identifican como trans.
El resto, son cisgénero, es decir, menores cuya identidad de género coincide con el sexo que les fue asignado al nacer. Ellos son los amigos y familias de los niños trans.
Mateo se integró a Amaranta el año pasado, luego de que comenzara su transición y decidiera dejar su anterior escuela donde estudiaban sólo niñas.
"Cuando salí, se lo tomaron muy bien, pero no pudieron ayudarme como yo lo necesitaba. Así que decidí dejar esa escuela", explica.
Como Mateo, muchos de los alumnos que estudian en Amaranta llegaron aquí tras no sentirse identificados con la educación tradicional.
"No me sentía cómoda en mi colegio porque era como invisible, nadie hablaba de lo trans", afirma una de las estudiantes del colegio.
Otra de las alumnas agregó que en su escuela anterior "no había respeto tanto de los profesores como de los alumnos".
Libertad
El establecimiento abrió sus puertas en abril del año pasado.
El primer día de clases, llegaron sólo cinco alumnos y hoy, tras un crecimiento exponencial de sus estudiantes, ya cuentan con dos aulas, una para jóvenes de 12 años en adelante y otra para los más pequeños.
El instituto depende de la Fundación Selenna, una organización que busca proteger los derechos de niños, niñas y jóvenes transgénero.
Evelyn Silva, directora de Amaranda, cree que el género "no es tan estático como pensamos: o eres un niño o una niña".
"Los niños van de un lado al otro, son más libres que nosotros. Creo que como padres o personas mayores, siempre queremos decirles lo que son. Eres un niño, ¿verdad? Dime. Pero a veces ellos no saben, sólo quieren jugar, sólo quieren crecer y ser felices", explica.
Estudios han planteado dudas respecto al transgenerismo en la infancia, sugiriendo que muchas veces la identidad de género en la pre-pubertad y pubertad no es la misma que diez o veinte años después.
Al respecto, la directora de la escuela señala que ese planteamiento no les "importa mucho".
"Aquí en la escuela los niños son quienes quieren ser ahora. Nosotros educamos desde las personas y sus emociones, y eso toma tiempo. Toma tiempo que los niños aprendan que acá se puede jugar, se pueden reír, se pueden rayar las manos, pero además están aquí para aprender", dice.
"Ser yo mismo"
Consultado por BBC sobre lo que significa ser trans, Mateo, el niño de 17 años, dijo: "Para mi es sólo algo normal, es sólo ser yo mismo".
Uno de sus compañeros, en tanto, agregó: "Ser trans es como ser más libre". Mientras otro de los alumnos, manifestó: "Es ser tú mismo y confiar siempre en ti. Si tú quieres ser trans, puedes, porque es tu cuerpo".
El nombre del primer establecimiento transgénero del mundo viene de Amaranta Gómez, una activista mexicana que se define como muxhe, un concepto de la cultura zapoteca y que se refiere a personas que tienen una identidad construida desde lo femenino, pese a haber sido asignados a un sexo masculino.
A principios del año pasado, Gómez estuvo en Chile y en su honor la escuela fue bautizada con su nombre.
Al ser consultada por BBC sobre cómo se definiría ahora, estando en esta escuela, una de las niñas responde:
"Soy una persona valiente".