Amae: los adultos que buscan ser tratados como niños y por qué no es un fenómeno exclusivo de Japón
En una noche fría de diciembre a fines de los años 50, el psicoanalista japonés Takeo Doi estaba de guardia en el hospital cuando recibió una visita aparentemente intrascendente.
Un paciente se acercó a Doi, sin anunciar, para preguntar si podía irse a casa en las vacaciones de año nuevo. Perplejo ante por qué el paciente necesitaba de su aprobación y sin humor para empatizar o relacionarse, Doi respondió: "Como quieras".
Quizás la demanda de un tratamiento especial le pareció narcisista o traspasó algún código íntimo, pero, cualquiera que sea la razón, esta interacción sembró una nueva idea en Doi.
El comportamiento del paciente, su ruego y sometimiento a la autoridad del médico, se convirtieron en una parte central de un manifiesto influyente sobre la psique japonesa.
Publicada en 1973, "La anatomía de la dependencia" popularizó el término amae como la clave para "entender no solo la formación psicológica del individuo japonés sino también la estructura de la sociedad japonesa como un todo".
Amae es un comportamiento infantil para obtener atención que puede incluir lloriqueos, comportarse de forma mimada o tomarse ciertas libertades con otros.
¿Un concepto global?
"Amae se puede dar en cualquier relación o en cualquier edad, y puede ser positivo o negativo", dice Kazuko Behrens, quien estudió ampliamente este fenómeno tanto en su nativo Japón como en Estados Unidos, donde se desempeña como profesora asociada de psicología en el Instituto Politécnico SUNY, en Nueva York.
"En Japón es único porque una sola palabra engloba muchos fenómenos, comportamientos e interacciones", desde un bebé llorando para que le carguen hasta una mujer suplicando a su marido para que le compre un regalo caro, "pero amae existe más allá de Japón y las personas lo pueden identificar en sus vidas, incluso si no saben cómo llamarlo", dice Behrens.
La psicóloga ve amae recíproco en programas de televisión como Friends o Seinfeld, donde los personajes van y vienen en los apartamentos de cada uno. Es la presunción de que este tipo de comportamientos está permitido entre amigos cercanos lo que crea este amae.
No es coincidencia que los amae exitosos con frecuencia incluyen propuestas infantiles o inocentes.
"Frecuentemente digo a los que vienen por primera vez a Japón que si se acercan a alguien en la calle y le preguntan directamente por una dirección, es probable que la respuesta sea temerosa y evasiva", dice el traductor y residente por largo plazo en Japón John McCreery.
"Pero si te acercas pareciendo confuso, no amenazante y un poco quejumbroso, las posibilidades de una respuesta positiva y útil aumentan severamente", explica McCreery.
Ternura, timidez y disculpas de antemano también son parte de los signos, advertencias y anuncios que uno se encuentra en Japón. En las plataformas de tren o lugares de construcción, personajes de ojos amplios y abiertos te recuerdan contener tus formas y figuras reverentes te piden disculpas por las inconveniencias, mientras que unas mascotas te ofrecen su guía en las estaciones, oficinas y tiendas.
"Las personas están acostumbradas a aceptar estas señalizaciones kawaii (tiernas) porque despierta el instinto amae, suplicando por la indulgencia", explica Behrens.
Un tipo de amae más coercitivo puede ocurrir en el centro de trabajo, por ejemplo, si el jefe realiza órdenes excesivas como esperar que las mujeres sirvan el té a los clientes.
"Amae no es solo una cosa. Ha habido un desarrollo significativo desde la definición de Doi (un amae prototípico entre una madre y un niño) y ahora amae puede ser usado en varios contextos, incluso el negativo, donde hay expectativas que no son razonables", dice Behrens.
Las expectativas son un rol importante en amae. "Comienza con asumir que será aceptado, pero a veces el receptor no lo asume felizmente", como en el caso del doctor Doi y su paciente.
No todos los japoneses son receptivos o tolerantes con esa forma de comportarse y no todos los intentos por conseguir lo que se pretende con esa actitud funcionan en la totalidad de las veces.
"Aprender a leer a las personas, cuál es un nivel apropiado de amae o cuál es la persona apropiada para relacionarse así. Todo eso forma parte de la experiencia de crecer en Japón", observa Behrens.
Amae es siempre un juego de dos. Una mujer puede coquetear con su pareja para recibir afecto o compañeros de empleo comparten sus frustraciones laborales para compenetrarse.
Según Behrens, "al amae mutuamente aceptado, donde emisor y receptor acuerdan sobrepasar un poco las reglas y normas sociales, puede ser divertido y renovar las relaciones íntimas. Incluso los adultos pueden comportarse como niños con sus padres envejecidos y pedirles ayuda en un intento hacerles sentir bien y necesarios".
El lado oscuro
Pero cuando el amae va mal puede provocar hostilidad. Es "un poder debilitado, un medio para la parte frágil de una relación, un niño o un empleado, para obtener cuidado o apoyo de la parte dominante", dice Christopher Harding, catedrático superior de historia asiática en la Universidad de Edimburgo, en Escocia.
Pero cuando se ejerce de forma inapropiada, "termina siendo antidemocrático, ya sea en el trabajo o en la casa". Un apego absoluto al amae puede reafirmar relaciones jerárquicas y desbalances de poder.
Behrens observa rastros de amae en los abusos que catalizaron el movimiento #MeToo y dice la extrema demanda bajo la apariencia de amae puede que sea un caso que no se denuncia lo suficiente en las empresas japonesas.
Notorios intentos de amae en la adultez podría remontarse a rechazos durante la niñez. Doi predijo que los niños cuyos amae no son recíprocos podrían experimentar desesperanza y ansiedad. Algunas teorías modernas y estudios de comportamiento corroboran esto.
"Cuando uno se ocupa de un niño (cada vez que llora) se vuelven seguros, autónomos e independientes", dice Behrens. Estos niños desarrollan la confianza para explorar el mundo porque saben que serán rescatados si lo necesitan.
"Pero los desatendidos, quienes lloran hasta dormirse, no saben cuando sus necesidades serán satisfechas, tienen menos confianza y se vuelven más dependientes", continúa la psicóloga.
El paciente de Doi, por ejemplo, era completamente capaz de decidir visitar su casa por las vacaciones, pero quiso trasladar esa responsabilidad hacia el doctor.
"Amae se utiliza en las cosas que podemos realizar por nosotros mismos, pero que queremos que alguien más lo haga", enfatiza Behrens, y agrega: "La anatomía de la dependencia hizo a la gente pensar que amae es dependencia, pero es diferente".
En una sociedad como la de Japón, que valora la armonía social, aspectos como la dependencia, la inmadurez y la infantilidad han mutado en un comportamiento adaptativo que permite a las personas pedir ayuda, fortalecer lazos humanos e incluso realizar solicitudes inapropiadas sin parecer estar agobiando a alguien.
"En Japón, ser tratado como un niño es normal y no es un insulto. Amae es una forma de escapar de la adultez por un ratito. Puede ser una salida al estrés porque incluso los adultos necesitan cuidado y atención a veces", dice Kumi Kuroda, un investigador de neurociencia y psiquiatría que estudia la vinculación entre niños y padres.
Esta a veces "dulce" naturaleza de amae se asemeja a su primo léxico, la palabra amai, que significa amable, y también tiene paralelismos con otro término, umami, que quiere decir sabroso.
Cualquier persona en el mundo, y no solo los japoneses, experimentan lo sabroso de un alimento, es decir, el umami, aunque no usen esta palabra para describirlo.
Del mismo modo, "el amae es más destacado y se experimenta con mayor frecuencia en Japón, pero puede existir en culturas que no tienen una palabra para ello", según investigadores que encontraron interpretaciones y reacciones similares al amae tanto de japoneses como estadounidenses.
Al igual que umami, es posible que se haya nombrado amae en japonés porque la gente lo experimentaba diariamente.
"Los japoneses valoran amae y lo reconocen cuando alguien lo da o lo recibe", comenta Kuroda.
Behrens concuerda: "Doi no creó el amae, simplemente lo identificó como exclusivo de la sociedad japonesa. Amae es un concepto cada vez más inclusivo de diferentes fenómenos, utilizado con propósitos distintos que Doi no esperaba".
Al igual que nuestra comida favorita, depender de este concepto para conseguir algo nos recuerda a nuestra niñez y al calor del abrazo de una madre.
"Amae positivo es una manera de ser infantil y está aceptado. Todos fuimos niños una vez y seguimos sintiéndonos como niños algunas veces en nuestras almas", concluye Kuroda.