No hay que subestimar el poder de las comas y los puntos.
Y menos pasar por alto un error ortográfico.
Ese es el mensaje que aprendieron los protagonistas de siete historias que terminaron perjudicados perdiendo millones.
Aquí te contamos sus casos.
1. La coma de los 10 millones
La empresa láctea estadounidense Oakhurst Dairy enfrenta una factura de horas extras por unos US$10 millones, después de que un grupo de conductores de camiones ganó una demanda en la justicia en marzo pasado.
Y todo por un error de puntuación.
Un tribunal de apelación falló a favor de los conductores, diciendo que la falta de una coma en las leyes sobre horas extra del estado de Maine, en el noreste de Estados Unidos, hizo que las regulaciones sean demasiado ambiguas.
La ley de Maine dice que las siguientes actividades no califican para el pago de horas extras: "El envasado, procesamiento, conservación, congelamiento, secado, comercialización, almacenamiento, embalaje para el envío o distribución de: (1) productos agrícolas; (2) productos de carne y pescado; y (3) alimentos perecederos".
Los conductores argumentaron que la falta de una coma entre las palabras "envío" y "o distribución" significaba que la legislación se aplicaba sólo a la actividad individual de "embalaje", en lugar de "embalaje" y "distribución" como dos actividades separadas.
Y debido a que los conductores distribuyen las mercaderías, pero no las embalan, argumentaron entonces que ellos calificaban para el pago de horas extras y con un pago retroactivo a varios años atrás.
Un tribunal de distrito había fallado a favor de la empresa lechera en primera instancia.
Pero juez de apelaciones estadounidense David J Barron anuló eso.
"Concluimos que el alcance de la exención en realidad no es tan claro en este sentido", escribió en su fallo judicial.
"Y porque, bajo la ley de Maine, las ambigüedades en las leyes de salarios y horas del estado deben ser interpretadas liberalmente para lograr su propósito remediador, adoptamos la lectura de los conductores", añadió.
BBC Mundo consultó a la empresa láctea por si presentaría una apelación al fallo, pero no obtuvo respuesta.
Sin embargo, si Oakhurst Dairy no saliera victorioso el caso en última instancia, no sería el primer negocio en perder millones por problemas de puntuación o errores de ortografía.
2. La coma mal puesta
Cuando Lockheed Martin, el gigante estadounidense de la industria aeroespacial y miliar, firmó un acuerdo para construir un avión de transporte Hércules para una fuerza aérea que no fue revelada, sabía que la fabricación tardaría varios años.
Así, el contrato que elaboró en 1999 declaró que el precio de los aviones aumentaría con el tiempo, para contabilizar la inflación.
Y desafortunadamente, la fórmula utilizada para calcular el precio de la aeronave tenía un error tipográfico: una coma estaba corrida un decimal.
En ese momento no se informó el valor total del contrato.
Un alto ejecutivo de Lockheed dijo en ese entonces que "la coma le costó a Lockheed US$70 millones", según el diario británico The Independent.
Sin embargo, pese al tropezón financiero, la firma, en el año anterior, había reportado ganancias totales de alrededor de US$1.000 millones.
3. Un mal negocio
En diciembre de 2005, el desempeño en el mercado bursátil de la acción de una empresa japonesa se tornó caótico luego de que un corredor de bolsa cometiera un error tipográfico.
Las acciones de J-Com se desplomaron después de que un corredor de Mizuho Securities intentó vender 610.000 acciones a 1 yen cada una.
El verdadero propósito era en realidad vender una acción por 610.000 yenes.
Una falla en la Bolsa de Valores de Tokio causó que la operación no pudiese ser revertida, lo que le costó a Mizuho unos 40.000 millones de yenes (US$333 millones en ese momento).
Creemos que la bonificación del corredor no fue grande ese año.
4. La 's' que arruinó un negocio millonario
Funcionarios de Companies House, el registro oficial de negocios en Reino Unido, anularon una firma de ingeniería galés por un error ortográfico.
Todas las empresas que quieren operar en territorio británico deben estar inscritas en esta oficina que depende del Departamento de Empresas, Energía y Estrategia Industrial (BEIS, por sus siglas en inglés). Y, de igual manera, si buscan terminar sus negocios, deben informar al organismo.
Entonces, en 2009, los registros dejaron constancia de que Taylor & Sons dejaba de funcionar.
Pero en realidad el negocio que cerró sus puertas era Taylor & Son - con "Son" (hijo), en singular.
La compañía Taylor & Sons había sido fundada en 1875 y tras el error administrativo y ortográfico, sus 250 empleados perdieron sus trabajos.
El ex copropietario, Philip Davison-Sebry, reclamó 8,8 millones de libras esterlinas en daños por la confusión en ese momento.
En marzo pasado, la BBC pudo comprobar que la firma cerró un acuerdo confidencial con Companies House.
5. El billete de avión barato
¿Te gustaría viajar en clase ejecutiva desde Toronto, Canadá, a Chipre por US$39?
Bueno, tuviste la oportunidad en 2006 luego de que la aerolínea italiana Alitalia publicara esa tarifa en lugar de los habituales US$3.900.
En el tiempo que tardó para corregir el error, unos 2.000 pasajeros se aprovecharon de la oferta.
Y cuando la aerolínea intentó cancelar los pasajes, la reacción fue tan grande que la aerolínea decidió mantener su reputación y no cambió el precio como un gesto de buena voluntad.
El costo para Alitalia se estimó en US$7,7 millones.
6. La cerveza mal escrita
En el mundo de los coleccionistas de cerveza, la Arctic Ale de Allsopp es una pieza codiciada.
Y cuando un coleccionista promocionó en 2007 la venta en eBay de una botella sin abrir de 155 de una de las cervezas más raras del planeta en eBay, esperaba una gran cantidad de ofertas abultadas.
Desafortunadamente fue publicada como "Allsop" con una sola "p" por lo que el aviso no obtuvo muchas visitas y recibió apenas dos ofertas, vendiendo la botella en solo US$308.
Dos meses después, ese mismo comprador puso a la venta la botella publicándola como "Allsopp", con las dos "p".
Recibió más de 150 ofertas y la vendió por más de US$500.000.
O eso pensó él.
Para su desgracia, más tarde surgió que la puja ganadora fue organizada por un bromista.
Entonces, el propietario aparentemente decidió mantener la botella en una caja de seguridad.
¿Habrá sido una venganza?
7. Cuando el francés salvó al inglés
La compañía de comunicación canadiense Rogers Communications y la empresa telefónica de ese mismo país Bell Aliant lograron en 2007 resolver una disputa de dos años en un contrato, y todo por una coma.
El regulador federal de telecomunicaciones de Canadá favoreció a Rogers en el caso por el arrendamiento de postes de energía.
Bell Aliant le alquilaba los postes a Rogers y rescindió el contrato antes de que terminara el período de cinco años argumentando que una coma en la página 14 del acuerdo se lo permitía.
Citando las "reglas de puntuación", el regulador de telecomunicaciones de Canadá estableció que la coma permitía a Bell Aliant poner fin a su acuerdo de cinco años con Rogers en cualquier momento con aviso.
Rogers sostenía que los contratos de los postes duran cinco años y se renuevan automáticamente por otros cinco años, a menos que una de las partes cancele el acuerdo antes del comienzo de los últimos 12 meses, según explicó el diario The New York Times.
Mientras que una coma en la versión inglesa dio lugar a dos interpretaciones muy diferentes acerca de cuándo se podía terminar el acuerdo, Rogers argumentó con éxito que la versión francesa del contrato era clara y apoyaba su posición.
A pesar de conseguir una victoria, Rogers terminó perdiendo dinero.
Esto se debe a que la Comisión de Radio y Televisión de Canadá resolvió que no tenía jurisdicción sobre los postes de energía y no podía ayudar a Rogers con los US$700.000 adicionales que tenía que pagar por el alquiler.
Así que ya sabes. La próxima vez que tus inversiones estén en juego, revisa que no haya faltas de ortografía o comas mal puestas en los contratos.
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Este fue publicado originalmente por BBC News en septiembre de 2017.