Es posible que alguna vez te hayas preguntado si la relación con tu celular ya llegó demasiado lejos.
Tal vez te haya sucedido cuando, al despertar por la mañana, estuviste un buen rato en la cama comprobando las notificaciones y navegando por internet antes de levantarte.
O puede que fuera cuando tu pareja o tus amigos te recriminaron lo poco pendiente que estás de las conversaciones cada vez que salís a cenar y lo mucho que centras tu atención en la pantalla del aparato.
A Catherine Price, una periodista estadounidense, le pasó hace unos tres años mientras amamantaba a su hija recién nacida.
"Fue una noche en que me di cuenta de que ella me estaba mirando a mí...y yo estaba mirando mi teléfono", le cuenta a la BBC.
"Eso fue muy traumático para mí y me di cuenta de que no era el tipo de relación que yo quería tener con otros seres humanos, y sobre todo con mi hija".
"Y esa fue la primera vez que pensé que algo no iba bien".
Price dice que sabe que no es la única: "Miren a su alrededor, todo el mundo está con el teléfono todo el tiempo. No era sólo yo quien tenía un problema".
Los datos indican que el uso abusivo de los celulares nos aísla cada vez más de los demás, pese a que cada vez hablemos más con otras personas (de manera virtual).
De acuerdo con datos de Moment, una aplicación con casi cinco millones de usuarios que permite saber la cantidad de horas que pasamos a diario usando el móvil, la persona promedio pasa cuatro horas al día interactuando con su teléfono.
Price decidió investigar qué le están haciendo los teléfonos a nuestro cerebro y cómo están modificando nuestro comportamiento.
"No quería dejar a la gente completamente deprimida, sin poder hacer nada al respecto, por eso la segunda parte del libro consiste en un plan diseñado para cambiar la actitud", dice la escritora.
En esa parte explica "cómo puedes cambiar la relación con tu teléfono" para que sea "una relación más saludable sobre la que tú tengas control".
La periodista elaboró un plan de 30 días.
"Es importante plantearlo desde el punto de vista correcto", añade.
Estos son algunos de sus consejos:
1. Busca algo que te apasione
"Muchas veces comenzamos diciendo: "Quiero pasar menos tiempo con mi teléfono" o "quiero romper del todo con él", dice Price, "pero no tenemos ningún motivo para hacerlo".
"También se nos olvida el hecho de que los teléfonos son dispositivos increíbles y que hoy día es muy difícil vivir sin ellos".
Por eso, lo primero que recomienda Price es que intentes responder a las siguientes preguntas: ¿Qué te apasiona en la vida? ¿En qué tipo de cosas quieres enfocar tu atención?
"Nuestros teléfonos nos están robando la atención y eso es lo más preciado que tenemos, incluso más que el tiempo, pues podemos pasar tiempo con alguien pero no prestarle atención".
La escritora dice que es importante que te preguntes qué quieres hacer con tu vida, y después analizar cómo tu teléfono se interpone con esos objetivos.
Price dice que es necesario buscar una razón positiva para cambiar la relación con el celular, y después "reordenar las prioridades para que tu comportamiento cambie de forma permanente".
"De lo contrario, si estás apenas una semana sin tu teléfono, volverás después a tus viejos hábitos", señala.
2. Replantéate lo que piensas sobre tu teléfono
"Muchas personas creen que pasar menos tiempo con su celular es igual a negarse un placer? ¿y a quién le gusta hacer eso?", plantea Price.
La periodista recomienda darle la vuelta a la situación.
Para ello, debes pensar que el tiempo que pasas usando tu teléfono móvil, no lo inviertes haciendo otras actividades placenteras o dedicándoles tiempo y atención a tus amigos y familiares.
"En vez de pensar en "pasar menos tiempo con tu celular", hazte a la idea de que es "'más tiempo con tu vida'".
3. Ponte obstáculos
Si lograste convencerte de que necesitas cambiar tu relación con el celular pero no sabes cómo o te sientes muy "enganchado", puede tomar algunas medidas para que sea más sencillo.
Por ejemplo, puedes cargar tu celular fuera de la habitación, usar un reloj despertador en lugar de la alarma del teléfono, borrar algunas aplicaciones -sobre todo las redes sociales- y desactivar las notificaciones, "Yo dejo activas las de llamadas, mensajes de texto y mi calendario", dice Price.
4. Ponte a prueba
Price aconseja poner en práctica pequeñas rutinas hasta que la obsesión por el celular se vaya disipando poco a poco.
Por ejemplo, deja tu teléfono en casa mientras sales a dar un paseo.
También puedes observar el paisaje por la ventana durante tus trayectos en lugar de revisar los mensajes, el correo electrónico o las redes sociales.
"Al principio, podría sorprenderte el poder con que anhelas tu celular", advierte. "Pon atención a ese anhelo: ¿Cómo se siente en tu cuerpo? ¿Qué está pasando en tu mente? Sigue observando y, al final, es posible que desaparezca solo", escribió en una columna para el diario estadounidense The New York Times.
Según Pride, el cambio va más allá del uso excesivo del celular.
"Cuando comencé a pensar en cómo estaba usando mi celular y en cómo podía cambiar eso, obtuve herramientas para cambiar mi vida más allá de mi teléfono", le cuenta a la BBC.
"Cambiar cómo interactúo con mi celular me aportó beneficios en otros aspectos de la vida".
"Comencé a hacer cosas en las que siempre estuve interesada pero, por algún motivo, nunca tuve tiempo para hacer. Ahora sé que sí tenía el tiempo, pero nunca se lo dedicaba".
"Cuando puse mi teléfono boca abajo,el tiempo comenzó a fluir más despacio".