Imaginemos que en unas recientes vacaciones una azafata muy amable te asistió cuando te sentiste mal en un largo vuelo de avión.
Todos entenderíamos de qué se trata esta escena.
Pero si usáramos una máquina del tiempo y viajáramos al siglo XVII, por ejemplo, un hispanohablante podría imaginarse algo muy diferente y casi con seguridad no entendería nada.
No hablamos solo del hecho que en esa época no existía la industria aerocomercial, sino de que "avión" significaba "pájaro conocido" y que "azafata" era la asistente que "guardaba las alhajas y vestidos de la reina".
Y esto sucede porque las palabras pueden cambiar de significado o sumar nuevos con el paso del tiempo.
¿Por qué las palabras cambian de significado?
Las palabras cambian porque la lengua no es estática.
"Si no, no hubiera evolución ni variedades lingüísticas. Todos seguiríamos hablando latín y no hubieran surgido las distintas lenguas romances", dice la doctora en lingüística Andreina Adelstein a BBC Mundo.
Estos cambios o adhesiones de significado a una palabra se denomina cambio semántico.
Dichos cambios pueden suceder por distintos motivos. Uno de ellos puede ser por el descubrimiento de algo.
"Yo no puedo, frente a un fenómeno, salir e inventar una palabra. No voy a tener ningún éxito", opina por su parte el lingüista Luis Fernando Lara.
"Lo que tengo a mi disposición es un acervo de palabras muy grande con sus significados establecidos tradicionalmente. Pero los seres humanos disponemos de la maravillosa capacidad de metaforizar", explica.
Por eso una palabra como "azafata" se reinventó en su uso tradicional cuando surgió la industria aerocomercial y comenzó a usarse para denominar a las personas que asisten a los pasajeros en un avión.
Y esa capacidad de crear metáforas no es exclusiva de escritores y poetas. Los científicos también las usan.
"Ahora sabemos que los agujeros negros son aglomeraciones de materia tan densa que no permite que se emita radiaciones. Pero ¿por qué los científicos los llamaron así?", pregunta Lara, que es director del "Diccionario del español de México".
"Porque con los radiotelescopios en que observaron el cielo en el momento lo único que aparecía era una mancha negra y metafóricamente es como un agujero. Crearon así el término de agujero negro", ejemplifica.
Este fenómeno de metaforizar también se puede observar en las nuevas tecnologías.
"Mouse, ventana, virus, todas son metáforas. Son una manera de designar algo nuevo a partir de encontrar cierta similitud entre los significados", agrega Andreina Adelstein, profesora de lingüística en la Universidad de Buenos Aires.
¿Qué otras palabras agregaron significados o cambiaron completamente en la historia del español? Acá les dejamos algunas.
1. Formidable
Si algo que te sucedió fue formidable, probablemente quieras decir que fue asombroso o fuera de lo común, como lo define el "Diccionario del español de México".
Sin embargo, este adjetivo, en un principio quería decir todo lo contario.
Según recoge el "Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española" (NTLLE), en el diccionario de 1780 "formidable" significaba "horroroso, pavoroso, y que infunde asombro y miedo".
Vale aclarar que el "Diccionario de la lengua española" de la Real Academia Española (RAE) conserva ese significado como primera entrada de "formidable", mientras que "magnífico" llega recién en el tercer puesto.
2. Retrete
Es ese lugar privado al que acudimos a hacer nuestras necesidades como "orinar y evacuar de vientre", como define el diccionario de la RAE.
Sin embargo, en el pasado, al menos según el diccionario de 1611 recogido por el "NTLLE", "retrete" era solo un "aposento pequeño y recogido en la parte más secreta de la casa, y más apartada".
3. Trauma
"Ya existía en el vocabulario de la medicina la palabra 'trauma', que solo se refería al daño físico", señala el lingüista Lara a BBC Mundo.
Prueba de ello es la entrada en el diccionario de "NTLLE" de la RAE de 1895, que lo define como "herida, parte lastimada".
Pero el creador del psicoanálisis, Sigmund Freud, "metaforiza 'trauma' para hablar de daños en el inconsciente", explica Lara.
Y hoy es posible escuchar que alguien quedó "traumatizado" por haber vivido una situación de alto stress o ver una película de terror.
4. Bizarro
Se suele decir que algo "bizarro" es extraño o fuera de lo común, como lo detalla el "Diccionario del español de México".
Pero "bizarro" no siempre fue algo raro.
Según el diccionario de 1726 recopilado en el "NTLLE", "bizarro" es "generoso, alentado, gallardo, lleno de noble espíritu, lozanía y valor".
"En español siempre ha sido un adjetivo que se aplica a los militares. Un militar bizarro es aquel muy bien vestido, con apariencia valiente, etc. Pero en francés. bizarre quiere decir raro. Entonces entra el galicismo al español y ahora se puso de moda utilizar bizarro como raro", dice Lara.
5. Adolescencia
Con la palabra "adolescencia" ocurre un fenómeno diferente. Su significado no cambió según pasaron los siglos: es el período de la vida humana que sigue a la niñez y precede a la juventud, define el diccionario de la RAE.
Lo que está en discusión es su duración.
Para el diccionario de 1770 del "NTLLE", la adolescencia va desde los 14 a los 25 años.
"Hace unos 30 años terminaba a los 18 años. Y ahora se considera que algunos hasta los 30 pueden ser adolescentes", bromea la profesora Adelstein.
"Pero este es un fenómeno de costumbre, de cambios en la sociedad, más que en la lengua", aclara.
6. Antro
Un antro es una cueva, caverna o gruta. Y ese es un significado que sigue vigente desde al menos el siglo XVIII.
Pero en los últimos años, en algunos rincones de América Latina, tomó otra definición.
"Cuando mi hija era adolescente se puso de moda en México llamar'antros' a los clubes o discotecas. Entonces cuando ella me dijo: 'Papá me voy a un antro'. Yo le dije: 'No, de ninguna manera'. Hasta que entendí que se había producido un nuevo significado", cuenta el lingüista Lara.
Efectivamente, la segunda entrada para "antro" en el diccionario de la RAE es "local, establecimiento", y aclara que puede ser "de mal aspecto o mala reputación".
7. Villano
¿Conoces la película "Mi villano favorito" ("Despicable me", en inglés)? Es una película animada en la que aparecen unos divertidos seres amarillos llamados minions.
Según el "Diccionario del español en México", un villano es "quien comete acciones negativas o dañinas", por eso también se habla de héroes y villanos en las historias de cómics.
Pero la palabra "villano" no siempre tuvo mala fama.
Ya en el diccionario de 1495 que recopila la la RAE en su "NTLLE", "villano" es aquel que mora en una villa. Y no había nada de malo en ello.
8. Álgido
Cuando en una pelea o discusión se produce un momento álgido, tendemos a entenderlo como el más caliente, el de más tensión, critico o culminante.
Pero no siempre fue así.
De hecho, en el diccionario de 1853 del "NTLLE", álgido significa "que hiela".
"Hay palabras que cambian y adquieren un significado totalmente contrario. Esto pasa en todos los idiomas, es la naturaleza de las lenguas", detalla Lara.
9. Ajuste
Es un encaje o medida proporcionada que tienen las partes de que se compone algo. O también es un precio acordado para un trabajo, según define el diccionario de la RAE.
Pero en 1726, un "ajuste" era un "concierto, una composición, un tratado hecho de acuerdo y conformidad", dice el diccionario incluido en el "NTLLE".
10. Mujer
Y por último les dejamos la palabra "mujer", que el diccionario de la RAE define como persona del sexo femenino, pero que antiguamente incluso era una palabra que se usaba como un insulto.
La primera entrada del diccionario de 1787 recopilado por "NTLLE", una mujer es "la hembra del hombre" y la segunda definición es para decir: "Se llama por desprecio a un hombre afeminado, sin fuerza, sin valor".
"Las palabras no cambian en poco tiempo, cambian en lapsos grandes", describe Lara.
"Si hoy habláramos español de cualquiera de nuestras regiones con el Cid Campeador, que es del año 1.100, le costaría muchísimo trabajo entendernos, aunque los dos estuviésemos hablando una especie de español", concluye.