Cerca de cuatro horas estuvieron reunidos el príncipe Harry y la reina Isabel este domingo en el castillo de Windsor, cerca de Frogmore Cottage, donde los duques de Sussex se alojarán mientras llevan a cabo su ronda final de compromisos reales durante la próxima semana.
La monarca de 93 años tenía muchas cosas que hablar y asuntos que arreglar después de la decisión de Harry y Meghan de dejar de representar a la Familia Real británica. Se trata de su primera reunión desde que ambos se mudaron a Canadá con su hijo Archie de 9 meses.
"La reina tenía mucho de qué hablar con Harry y este era el momento ideal para que ambos dijeran lo que pensaban", dijo una fuente de la realeza a The Sun.
Y agregó: "Cuando Harry y Meghan anunciaron que querían renunciar, todo sucedió muy rápido y fue muy estresante para todos los involucrados. El domingo fue la primera vez que la reina tuvo la oportunidad de hablar con Harry por su cuenta y realmente descubrir cuáles son sus planes. Era un ambiente mucho más relajado, y ambos pudieron decir lo que pensaban".
Finalmente, la reina Isabel terminó diciéndole a su nieto que tanto él como su familia siempre serán bienvenidos. Pese a que la cosa terminó bien entre ellos, la monarca sigue "muy molesta" por la decisión de irse a vivir fuera de Reino Unido. También porque quiere ver más a su bisnieto Archie. Esta misma semana, Meghan Markle viajará a Reino Unido para cumplir con los últimos eventos de la Corona, pero no ha querido traer a su hijo por el coste económico que supondría en seguridad. Esto no ha gustado en absoluto a la monarca.
La reina también le dejó muy claro a su nieto que este acuerdo que tienen para conseguir su ansiada libertad solo funcionará si respetan los términos que se han establecidos, haciendo referencia al uso de "royal". Quiso explicarle a su nieto su decisión de prohibirles la explotación del término "real". No quieren que saquen provecho de eso.