La cantante Ariana Grande ha aparecido en TikTok haciendo un alegato contra los comentarios de odio referidos a los cuerpos: "Deberíamos ser más empáticos", dice la cantante estadounidense, de 29 años. Grande llamó a sus fans a no comentar a la ligera sobre los cuerpos de otras personas. "Hay muchas maneras diferentes de lucir saludable y hermosa".
Mientras, la primavera acaba de llegar al hemisferio norte. Muchas revistas de moda recomiendan dietas con el fin de lograr el cuerpo perfecto para la estación cálida. Ahí no encontramos ni rastro de "body positivity”, o el arte de amar tu propio cuerpo tal y como es.
Según medios, en la Semana de la Moda de París de este año, los diseñadores volverán a utilizar modelos con ropa de la talla 32. Algo sorprendente, ya que, en los últimos años, se han visto en pasarela mujeres con otras medidas, las llamadas "modelos de talla grande". Las casas de moda parecían haber adoptado el tema de la positividad corporal.
Por ejemplo, la marca Jean-Paul Gaultier eligió a una activista del "body positivity” como rostro de su perfume "La Belle Fleur Terrible". La elección recayó en la francesa DJane Bárbara Butch, una persona queer que hace campaña contra la gordofobia. Butch fue uno de varios rostros de una campaña publicitaria a gran escala.
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"Body positivity”: así empezó todo
"La positividad corporal a menudo se percibe como un fenómeno de las redes sociales”, explica a DW la científica cultural Elisabeth Lechner. Pero es mucho más antiguo, tiene sus raíces en el movimiento de mujeres de las décadas de 1960 y 1970 en los Estados Unidos.
En aquel momento, había resistencia al dominio del ideal convencional de belleza. Según Lechner, en 1967 hubo en Nueva York protestas en las que un grupo de personas se dedicaban a comer pasteles juntas y se prohibía la presencia de asesores dietéticos. Los objetivos de estos activistas eran políticos: "No se trataba de amarte a ti mismo las 24 horas del día, sino de exigir un trato justo a los cuerpos gordos, tal y como son".
Y hacían demandas políticas concretas: "Que no te traten mal en el hospital por estar gordo, algo que a veces puede tener consecuencias fatales, que los aseguradoras no te penalicen, ni tampoco el mercado laboral, ni el de la vivienda, ni las citas, todos los ámbitos de la vida", explica Lechner, quien compara estas reivindicaciones de hace décadas con el actual positivismo corporal: "Entonces se trataba realmente de una crítica estructural y no de un amor propio fácilmente comercializable".
¿Se acabó la positividad corporal?
Hay quien habla de una "violenta reacción" contra la positividad corporal por parte de las grandes corporaciones tras el regreso de los modelos ultradelgados a las pasarelas de EE. UU. y Europa este año. El regreso de la moda a la década de los 90 también podría haber favorecido este giro. Aquella era la época de los tops que dejaban el ombligo al descubierto y las superestrellas blancas, rubias y delgadas como Britney Spears, Gwyneth Paltrow o Jennifer Aniston.
Según Lizzo, un ícono de positividad corporal, hasta ahora el movimiento "body positivity” ha estado "dominado por personas blancas”. Lizzo ha destacado que la mayoría de las personas influyentes en el campo de la positividad corporal siguen siendo mujeres blancas relativamente delgadas, mientras que las personas con otros colores de piel y los hombres están subrepresentados.
Elisabeth Lechner considera también a las redes sociales responsables de esto, ya que el objetivo no es la resistencia política, sino ganar dinero: "El capitalismo de las plataformas requiere siempre el mismo cuerpo normativo, a través del cual se venden los productos por medio de la publicidad. Y ese es un mercado completamente desregulado”, concluye la experta.