El astrofísico alemán Reinhard Genzel, explicó durante una conferencia sobre agujeros negros de la Fundación BBVA, que lo más probable es que las galaxias vean limitado su crecimiento debido a agujeros negros.
De acuerdo a Genzel, “es muy probable que la razón por la que las galaxias pueden crecer sólo hasta cierto punto radique en que todas ellas giran alrededor de un agujero negro que frena su evolución”.
De acuerdo al científico, quien en 2008 probó la existencia de un agujero negro, llamado Sagittarius A, en medio de la Vía Láctea tras 16 años de investigación, el centro de una galaxia “siempre alberga sorpresas”.
Genzel manifestó que el interés del público no especializado por estos temas proviene de "la combinación de curiosidad con la necesidad de explorar y entender el entorno en el que vivimos, características todas ellas naturales del ser humano", consignó EFE.
A su parecer, las personas se interesan por cosas que no comprenden debido a que “les gusta el misterio”, aunque paradójicamente "la explicación de cómo funciona un agujero negro puede llegar a ser bastante simple", ya que "todo depende de la cantidad de masa de un objeto y de la distancia respecto al mismo".
El científico explicó que para salir de la Tierra, un cohete espacial necesita una inyección de energía que le genere una velocidad de entre 30 mil y 40 mil kilómetros por hora, de esa forma puede “superar a la gravedad, que es proporcional a la masa".
Asimismo, si el diámetro del planeta se redujera a un centímetro pero la masa fuese la misma, "el cohete tendría que ser mucho más rápido" y, si se encogiera aún más, la velocidad debería aumentar proporcionalmente para poder abandonarlo.
Declaró que "si la masa se redujera a un puntito, la velocidad debería ser superior a la de la luz para escapar (...), pero nada puede ir más rápido que la luz, así que el cohete ya no podría partir: ahí tienes el agujero negro".
El astrofísico señaló que ya que los agujeros negros se crean a partir de estrellas supermasivas “cuya vida acaba con una explosión”, existe un “pulso” entre las fuerzas nucleares que la mantienen y la gravedad, aunque "al final ella vuelve a ganar y todo se colapsa hasta el punto de que no puede escapar ni la luz".