¿Dormir con la polera de tu pareja amarrada en la almohada para tener un sueño realmente reconfortante? Funciona. O al menos así lo asegura una investigación publicada en la revista científica Psychological Science. La clave, está en qué tan consciente eres de que el olor esté presente.
El estudio liderado por dos investigadoras de la Universidad de Columbia Británica (UCB), sugiere que el olor o aroma de una pareja romántica puede mejorar la calidad del sueño. Frances Chen y Marlise Hofer, coautoras de la investigación, decidieron ahondar en la interacción y conexión directa que podría existir entre factores como romance, el aroma y el sueño.
“El efecto que observamos en nuestro estudio fue similar en magnitud al reportado para los suplementos de melatonina, una ayuda para dormir comúnmente utilizada. Los hallazgos sugieren que el aroma de nuestros seres queridos puede afectar nuestra salud de manera poderosa”, señaló Hofer a la revista.
Investigaciones previas ya habían demostrado una conexión entre beneficios físicos y mentales que las relaciones podían entregar a las personas. También, ya se había evidenciado cómo los olores provocaban efectos profundos en el cerebro. Chen y Hofer lograron unir por primera vez los tres factores.
¿En qué consistió el estudio?
Las autoras trabajaron con una pareja heterosexual que llevaba más de tres meses de relación. Uno de ellos usó una camiseta de algodón durante 24 horas, sin colonia, perfume o desodorante. Tampoco se le permitieron comportamientos determinantes en la emanación de olores como la ingesta de comida picante o la realización de ejercicio que implicara alto rendimiento.
Pasadas las 24 horas la camiseta fue sellada herméticamente y la congelaron.
El segundo miembro recibió dos poleras idénticas, una usada por su pareja y la otra usada por un extraño. Durmió con ambas y los resultados fueron definitorios: cuando usaba la camiseta de su pareja se detectó un promedio de más de 9 minutos adicionales de sueño por noche. Incluso influyó en la eficiencia del sueño, la cual fue medida a través de un monitor que rastreaba el movimiento durante toda la noche.
Para Chen los resultados del estudio sería un gran paso para poder determinar cómo las relaciones cercanas entre personas son esenciales para la salud y el bienestar de los seres humanos. "Estos hallazgos revelan que, ya sea que lo sepamos o no, un mundo fascinante de comunicación está sucediendo justo debajo de nuestras narices" concluyó por su parte Hofer.