La historia detrás de la monja que participó de la marcha feminista del #8M
Sofía Espinosa cursa segundo año de actuación en la Escuela Internacional del Gesto y La Imagen La Mancha en la Región Metropolitana.
Durante la marcha en conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la joven quiso establecer el debate respecto al machismo en la Iglesia Católica, caracterizando a una religiosa con un cartel que consignaba: "No me dejan ser sacerdote. Marcho por una iglesia que enseñe igualdad y justicia con el ejemplo".
"Salí a marchar con mi cartel y mi vestuario, no conseguí hábito porque encuentro que hubiera sido una falta de respeto. Fui con mi polera negra, una blusa blanca del colegio de la hermana de mi pololo, un chaleco y me puse una polera negra al revés en la cabeza.", cuenta Espinosa.
La estudiante de actuación confiesa que siempre ha sido católica, incluso tiene familia Opus Dei y legionaria. Sin embargo, cuenta que siente incomodidad con el rol de la mujer en la iglesia, pues "la mujer siempre es inferior al hombre".
"El hombre es el único que puede leer el evangelio, que puede predicar, es el mayor influyente en la iglesia, es la cabeza, ¿Por qué tienen que ser hombres? ¿Cuándo Jesús dijo eso?" se cuestiona Espinosa.
Sofía intentó representar a las mujeres católicas y feministas que sienten una "dicotomía por pertenecer a una institución muy machista", que buscan una iglesia igualitaria y feminista que se adapte a los tiempos.
Sobre su intervención, Espinosa cuenta que lo importante es la discusión que quiere entablar: "Más allá de si soy religiosa consagrada o no, el mensaje es lo importante, en la iglesia las mujeres no tenemos el mismo espacio que los hombres. Si una mujer quiere ser sacerdote se le cierra la puerta”.
Según la joven, su caracterización tuvo una buena recepción: "La gente se daba vuelta a sacarme fotos, me abrazaban me daban las gracias. En el fondo es significa que esta necesidad existe".