El árido Desierto de Atacama se ha convertido en el escenario de una imagen difícil de creer. En las cercanías de Alto Hospicio está ubicado uno de los mayores basureros clandestinos de ropa de todo el mundo, con prendas nuevas que tienen hasta su etiqueta, que ya son parte del sucio paisaje.
De acuerdo a la información recogida por BioBio, esta ropa fabricada en China y Bangladesh entra al país por la zona franca conocida como “Zofri” en Iquique y genera cerca de 39.000 toneladas de basura cada año.
Un periodista argentino y popular tiktoker llamado Jason Mayne llegó hasta el lugar de los hechos para retratar esta realidad e intentar concientizar a sus seguidores del daño medioambiental que genera la industria textil en la denominada “moda rápida”.
Aquí, pudo comprobar que junto a las montañas naturales que alberga el desierto, hay verdaderas montañas de ropa con la mayoría de prendas en buen estado, y algunas incluso con etiqueta.
“Sí, esto que estás viendo es posta (real), hay por lo menos 100 mil toneladas de ropa, mucha ropa nueva, con etiqueta”, comenta perplejo el creador de contenidos.
En compañía de Franklin Zepeda, CEO de Ecofibra, explican que un jeans nuevo necesita cerca de 7.500 litros de agua para ser fabricados, “lo que una persona consume en 7.5 años”.
Mayne se encontró con un grupo de jóvenes venezolanos que llegó al lugar en busca de ropa nueva, mostrando la vida de personas que no cuentan con un gran poder adquisitivo y tienen que recurrir a estos mal llamados desechos para subsistir.
De acuerdo a la ONU, la producción de ropa a nivel global se duplicó entre los años 2000 y 2014, transformándose en el responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global.
Asimismo, indican que la fabricación de ropa y calzado genera un 8% de los gases de efecto invernadero, debido a que “cada segundo se entierra o quema una cantidad de textiles equivalente a un camión de basura”.