Lo dice la ciencia: estos son los 3 malos hábitos no te permiten ser feliz
Todas las personas buscan alcanzar la felicidad en algún momento de sus vidas. Sin embargo, no existe una fórmula correcta para ser feliz, aunque está científicamente comprobado que existen malos hábitos que pueden impedir alcanzarla.
En primer lugar, ser feliz es experimentar un estado de bienestar general y satisfacción con la vida. Implica sentirse contento, alegre y en armonía consigo mismo y con el entorno. Y es importante destacar ser feliz no significa estar exento de desafíos o dificultades, sino más bien tener la capacidad de manejar esas situaciones de manera positiva.
¿Cuáles son los malos hábitos que impiden ser feliz?
El diario nacional La Tercera enumeró los 3 hábitos que según la ciencia impiden a las personas alcanzar la felicidad, tomando como referencia distintos artículos del portal argentino Infobae. Estos son los siguientes:
1. Obsesionarse con la idea de ser feliz
La escritora Lecina Fernández sostiene que tener obsesiones no es beneficioso. Esto se traduce en la idea de que si las personas creen que la felicidad es algo estrictamente grande, cuando tengan momentos felices más simples no sabrán valorarlos de la misma manera. Asimismo, destaca que la felicidad no es un estado permanente, y que puede pasar entre medio de experiencias de dolor.
2. Pensar que la felicidad es la meta final
El psicólogo de la Universidad de Harvard, Arthur Brooks, afirma que no es correcto pensar que al cumplir objetivos o metas seremos instantáneamente felices. Como ejemplo, hay gente que cree que si bajan de peso, tienen pareja o más dinero, se sentirán plenos si o sí, cuando muchas veces no ocurre. Pensar así solo hará que la persona no pueda proponerse nuevos desafíos.
3. Tener baja tolerancia a la frustración
Un artículo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) indica que no saber manejar la frustración y el malestar puede causar un gran "distanciamiento del sentimiento de felicidad", ya que la incertidumbre e inseguridad puede provocar ansiedad, insomnio, estrés y también manifestaciones físicas, como "la agresión o tendencia a evitar situaciones desafiantes".
En conclusión, saber gestionar las emociones y dejar de buscar la perfección, puede ser el mejor camino para sentirse pleno y alcanzar esa felicidad tan anhelada.