La basura espacial no es como la que se acumula en casa, esta presenta peligros en su entrada y salida de la Tierra que obligan a seguir su trayectoria para evitar un susto.
Esto es lo que ha pasado con una pieza de SpaceX, empresa espacial de Elon Musk. Casi siete años después del lanzamiento de un cohete Falcon 9, uno de sus propulsores está encaminado a estrellarse contra la superficie de la Luna, de acuerdo a lo que informaron astrónomos que han estado siguiendo su trayectoria.
Se trata de un propulsor de la nave que despegó en la misión Dscovr en 2015, que tras cumplir su tarea se quedó sin combustible suficiente para volver a la superficie terrestre ni escapar de la gravedad generada entre la Tierra y su satélite natural, vagando caóticamente desde entonces.
Según Bill Gray, desarrollador del software Project Pluto, utilizado para rastrear objetos cercanos al planeta, ahora su trayectoria apunta a la Luna y el impacto podría darse en marzo.
Las proyecciones hechas por Gray apuntan a que estos restos, de unas cuatro toneladas con 16 metros de largo, se estrellarían en la cara oculta del satélite natural el próximo 4 de marzo de 2022, cerca del ecuador de su superficie a una velocidad de 9.200 kilómetros por hora.
Sería la primera vez que equipos espaciales impactan involuntariamente con la Luna, aunque previamente han existido impactos planificados, como la sonda Lcross de la NASA que alunizó en 2009, buscando estudiar los cráteres, material subterráneo y la presencia de hielo en los polos.
Los satélites que actualmente orbitan la Luna ya están alistándose para recoger observaciones que permitirán analizar cómo funcionan los impactos con diferentes gravedades y ver más allá de la superficie.