En este verano las costas chilenas nos han sorprendido por el aumento excesivo de marejadas tanto en el norte como en el centro del país. Debido a esto, durante estos días se ha vuelto habitual ver en redes sociales imágenes de veraneantes arrancando de las olas que inundan las playas.
Pero esto no es gracioso, al contrario, se trata de un problema real impulsado por el cambio climático y el aumento en el nivel del mar, debido a las mayores temperaturas planetarias, lo que causa que algunas playas estén comenzando a desaparecer.
Incluso, distintos estudios nacionales han indicado que el 86% de las playas entre Arica y Chiloé presentan erosión. Según Carola Martínez, Directora del Observatorio de la Costa y académica del Instituto de Geografía UC, en un texto que publicó en La Tercera "la falta de regulación costera no permite hacer frente a estos fenómenos con herramientas efectivas".
Un futuro sin playa
La académica asegura, en tanto, que son al menos 10 reconocidas playas de Chile presentan tasas de retrocesos por sobre 1,5 metros al año, entre ellas, algunas muy populares como Algarrobo, Horcón, Los Molles, Santo Domingo, Pichilemu, Cartagena, Hornitos, Lebu, Matanzas, Tongoy y Puertecillos.
Matínez expone, además, que la situación en Algarrobo es la más preocupante. "La erosión en la Bahía de Algarrobo se ha visto acelerada por la mayor incidencia de marejadas intensas y persistentes desde 2015, con retrocesos hasta cuatro metros por año para este sector", dice.
Según ella, los registros más antiguos de marejadas se remontan al año 1823, pero el potencial impacto es mucho mayor hoy debido al "acelerado desarrollo urbano, económico y demográfico de país, que ha implicado un incremento en las obras y las actividades costeras".
Urge una nueva Ley de Costas
A raíz de toda la evidencia científica y las distintas investigaciones que ha llevado a cabo el Observatorio de la Costa, esta institución desde 2019 está trabajando en proponer una nueva Ley de Costas, con el fin de mitigar estos impactos en las playas chilenas.
De acuerdo a la publicación, uno de los principales impedimientos para avanzar hacia políticas de esta índole es que "nuestra regulación se basa principalmente en el Código Civil de 1855 y en la llamada 'Política Nacional de Uso del Borde Costero (PNUBC) un reglamento con más de tres décadas".
Lo anteriormente nombrado contempla el concepto de "borde costero" que en la prática "sólo protege una parte poco significativa de la costa (solo hasta la línea de playa de 80 metros), dejando valiosos ecosistemas asociados fuera de toda figura legal de protección".
La nueva Ley de Costas, potenciada por el Observatorio de la Costa, donde Carola Martínez es directora, comenzó su primer trámite constitucional en el Congreso, la cual busca posicionar el término de zona costera "permitiendo proponer una regulación del litoral acorde a los nuevos desafíos climáticos, salvaguardando nuestras costas para el uso las y los chilenos, los servicios ecosistémicos que nos proveen y la biodiversidad única que allí habita".