El parmafrost ártico es una capa de subsuelo de la corteza terrestre que siempre se encuentra congelada. Ahí hay rastros de distintos animales extintos y virus letales que se encuentran, también, congelados. En ese lugar, científicos han encontrado restos de mamuts lanudos con piel y tejidos intactos, lo que ha servido para secuenciar el genoma del mamut y comprender más allá de ellos.
Aunque suene muy extraño, han tomado parte de esta información genética de esta especie extinguida hace unos 12 mil años, para crear álbondigas de carne de mamut en laboratorio. Los responsables son la empresa austroliana Vow, que trabajan en este proyecto para demostrar que la carne producida a partir de células o sintética es igual de poderosa que la tradicional.
Además, esta idea tiene cierta motivación para combatir la destrucción del medio ambiente y la crisis climática, problemas que, en cierta medida, están relacionadas con la producción de ganado a gran escala por la cantidad de gases de efecto invernadero que produce.
Albóndigas de mamut, el futuro de la carne
Para llevar a cabo esta idea, la marca trabajó con el profesor Enst Wolvetang, de la Universidad de Queensland, para crear la proteína muscular del mamut. Utilizaron la secuencia de ADN de la mioglobina de este animal, completando los vacíos con ADN del elefante.
Ese resultado de ADN lo introdujeron en células madre de oveja, que se replicaron hasta alcanzar los 20 mil millones de células utilizadas para cultivar la carne de esta especie. Sus creadores dicen que todavía nadie ha probado esta comida, porque entiende que pueda existir un poco de temor y conflictos éticos por el hecho de que "no es un animal convencional".
Geoge Peppou, CEO de Vow, dijo a The Guardian que, finalmente, el objetivo de este proyecto es "lograr que miles de millones de consumidores de carne se alejen de las proteínas animales convencionales y se decanten por productos elaborados en sistemas electrificados".
Esta carne la hacen usando energía procedente de fuentes renovables y no emplea suero fetal bovino en sus productos comerciales, por lo que este alimento no tiene un impacto negativo en el medio ambiente.