Un experimento en ratones dio como resultado que la hormona FGF21 (factor de crecimiento de fibroblastos 21) los protegería de los efectos que causa el alcohol etílico como la pérdida del equilibrio y del reflejo de enderezamiento.
Steven Kliewer es uno de los autores del estudio y explicó a El Español que han descubierto que el hígado "no solo está involucrado en metabolizar el alcohol, sino que también envía señales hormonales al cerebro que lo protegen frente a los efectos dañinos de la intoxicación, incluyendo tanto la pérdida de consciencia como de la coordinación".
En ese sentido, descubrieron que a través de una inyección de FGF21 se acelera dramáticamente la recuperación de la intoxicación y que la hormona "lo hace mediante la activación de una parte específica del cerebro que controla el estado de alerta", lo que supone, también, que dicha sustancia juega un rol importante para defender el cuerpo de la exposición dañina al etanol.
La investigación también comprobó que la FGF21 activa las neuronas neradrenérgicas en una región del cerebro que regula el estado de alerta y excitación. Sin embargo, faltan estudios para determinar si esta inyección puede ser ocupada en los seres humanos para que, en un futuro, las borracheras y resacas sean cosa del pasado.