De seguro le has dicho alguna vez a un niño que no le arranque las hojas a las plantas porque "a ellas les duele". Aunque efectivamente no sienten dolor, estas si se estresan y "gritan" cuando lo están, según indicó un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Tel Aviv en Israel.
Ese grito, en realidad, es una especie de chasquido que se emite en frecuencias ultrasónicas que el oído humano no puede oír, sin la ayuda de la tecnología. Sin embargo, algunos animales si pueden detectar estos soniditos en la naturaleza y responder.
Así lo explica la bióloga Lilah Hadany, parte de la investigación, que fue publicada en la revista Cell. "Hay animales que pueden escuchar estos sonidos, por lo que existe la posibilidad de que se produzca una gran interacción acústica. Las plantas interactúan con los insectos y otros animales todo el tiempo y muchos de estos organismos usan el sonido para comunicarse, por lo que sería muy poco óptimo que las plantas no usaran ningún sonido".
¿Cómo es posible que las plantas se estresen?
Una investigación antigua, que es citada en el estudio actual, explica que las plantas se "estresan" cuando hay graves sequías por desihidratación o enfermedad, pues se someten a un proceso llamado "cavitación, donde se forman burbujas de aire y colapsan dentro del tejido vascular de la planta, lo que produce un sonido de estallido".
En base a esa información, el equipo instaló micrófonos cerca de plantas sanas y estresadas de tomate (solanum lycopersicum) y tabaco (nicotiana tabacum) en una casa insonora y en un invernadero.
Descubrieron, entonces, que las plantas sanas emitieron menos de un estadillo por hora, mientras que las estresadas chillaron alrededor de 11 a 35 veces. Las plantas de tomate estresadas por sequía fueron las más ruidosas, pues algunas "gritaron" en más de 40 oportunidades en una hora.
Para el análisis, utilizaron una inteligencia artificial que pudo identificar claramente los distintos sonidos. Además, el estudio explica que en un futuro se podrían utilizar estas herramientas para monitorear los cultivos y así encontrar prematuramente algún signo sequía.
“Estos hallazgos pueden alterar la forma en que pensamos sobre el reino vegetal, que hasta ahora se ha considerado casi silencioso”, finaliza.