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Buscan signos de vida en un sistema estelar de siete exoplanetas muy similar al nuestro

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El telescopio James Webb de la NASA ya ha estado observando algunos de estos objetos rocosos para saber si tienen o no atmósfera.

El universo es tan grande que nuestro Sistema Solar no es el único que representa un conjunto de planetas que giran alrededor de una misma estrella. De hecho, según la confirmación de la NASA, a unos 39 años luz de distancia de la Tierra se encuentra un sistema estelar descubierto hace poco tiempo. 

Este sistema estelar está ubicado en la constelación de Acuario, se compone de una estrella enana ultrafía llamada Trappist-1 y alberga siete exoplanetas. Fue descubierto en 2015 y, gracias a observaciones del telescopio espacial Spitzer de la NASA, se confirmó su existencia en 2017.

Aunque ya han pasado varios años desde su hallazgo, este sistema estelar reavivió la pasión de los astrónomos por la búsqueda de vida inteligente lejos de nuestro mundo. 

Trappist-1, la estrella central de este sistema, tiene un tamaño similar al de Júpiter. En su órbita existen siete exoplanetas bautizados en su honor: Trappist-1b, Trappist-1c, Trappist-1d, Trappist-1e, Trappist-1f, Trappist-1g y Trappist-1h.

 De acuerdo a FayerWayer, estos planetas rocosos tienen tamaños similares a la Tierra "lo que plantea la fascinante posibilidad de que puedan albergar agua líquida en sus superficies y, potencialmente, condiciones propicias para la vida tal como la conocemos". 

Una de las cosas que más llama la atención de este sistema es la proximidad que tienen los planeta entre ellos y la estrella. Por ejemplo, los Trappist-1b y Trappist-1g están muy cerca, lo podría influir en la atmósfoera y en las condiciones de habitalidad de estos mundos. 

Actualmente, el telescopio James Webb de la NASA está observando este conjunto de exoplanetas para investigar la presencia o no de atmósfera en ellos, elemento clave para detectar signos de vida en dichos lugares.

Por ejemplo, ya se ha descubierto que uno de ellos, el Trappist -1b, el primero de la órbita, no tiene atmósfera y que, incluso, un el lado diurno tiene una temperatura de unos 230°C. 

La NASA, por su parte, seguirá estudiando los demás planetas rocosos para encontrar posibles signos de vida, lo que hasta el momento, no se ha podido identificar. 

 

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