La subsecretaria de Relaciones Exteriores, Ximena Fuentes, aterrizó este miércoles, por la mañana, en Países Bajos para asistir a la lectura del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, planificada para este jueves a las 11:00, hora Chile.
Antes de viajar, la abogada y diplomática respondió a T13 algunas preguntas que dan luces sobre la sentencia que dictará el tribunal ante el caso que envuelve a Chile y Bolivia. “Estoy muy esperanzada en que la Corte nos dicte un fallo contundente”, asegura.
—¿En qué estado recibe la defensa de Chile el fallo de este jueves? ¿Hay optimismo o pesimismo?
—Estamos razonablemente optimistas con el fallo, sobre todo porque después del juicio que ha durado seis años, nosotros ya podemos demostrar un resultado, que es el hecho de que Bolivia ha reconocido que el Río Silala es un río internacional y que tanto Chile como Bolivia tienen derecho a beneficiarse del mismo.
—¿Qué pide Chile? ¿Cuáles son los argumentos más poderosos de la defensa chilena?
—Chile fue a pedir a la Corte una sentencia declarativa, eso quiere decir que, a lo que nosotros nos importaba, era tener certezas jurídicas de que, este río, este recurso hídrico compartido, es un curso de agua internacional, que se rige por el derecho internacional. Eso es lo que nosotros esperamos del fallo. A su vez, esperamos que la Corte señale que la contrademanda de Bolivia debe ser rechazada. Ahora bien, Chile presenta dos tipos de argumentación. Una es la argumentación jurídica propiamente tal, en la que se afirma que Chile usa legítimamente las aguas del Silala, porque este río es internacional y, por tanto, se rige bajo el derecho internacional. Respecto de la otra argumentación, que es la fáctica, de hechos, presentamos todos los argumentos que teníamos a nuestra disposición, más los estudios de expertos científicos que demuestran que todo el agua del Silala, tanto la que se viene por la superficie como la que se viene subterráneamente, toda esa agua compartida, que fluye desde Bolivia a Chile, por efecto de la pendiente del terreno, llega a Chile.
—¿Y el argumento boliviano?
—El argumento boliviano se basa en una cuestión fáctica: ellos sostienen que la canalización, estas acequias, que hay en terreno boliviano -y que fueron hechas en los años 20, por ahí, por la empresa del ferrocarril Antofagasta-Bolivia-, habrían aumentado el flujo superficial, eso quiere decir que hay un poco más de agua en la superficie que, según Bolivia, llega a Chile. Esa es la parte fáctica: probar que existe este flujo mejorado, como le llaman ellos. Y Bolivia lo calcula en un determinado porcentaje que es entre el 10% y el 30% del flujo superficial. En esa parte hemos podido mostrar a la Corte los mejores estudios técnicos que demuestran que eso no es así, que las acequias finalmente tienen un efecto que es bastante menor en el flujo superficial. Por eso es que a nosotros nos es, de alguna manera, irrelevante el tema de la canalización y por eso es que nosotros estamos absolutamente de acuerdo con que Bolivia saque, retire la canalización, porque sabemos que el efecto que va a tener en Chile es muy menor.
—Y porque Chile no ha pedido este llamado flujo mejorado en ningún momento...
—Bueno, además, desde el punto de vista jurídico, Bolivia señala que nosotros deberíamos pagar por ese flujo artificial y ahí nosotros ya pasamos de nuevo a lo jurídico. Jurídicamente no hay una causa de pedir aquí, porque Chile en ningún caso ha solicitado ese flujo. Estos son hechos que ocurrieron en territorio boliviano con la autorización de Bolivia. Es un hecho imputable a Bolivia. ¿Cómo nos va a pasar una factura por unos tres litros por segundo que ahora nos llegan por la superficie y que nosotros no pedimos?
Río Silala: Qué piden Chile y Bolivia para el fallo que se conocerá este jueves en La Haya
—El fallo se resolvió en unos siete meses, desde abril hasta ahora, ¿es poco o mucho tiempo? ¿eso da esperanzas de un buen resultado?
—Han pasado siete meses desde que terminaron los alegatos orales, que terminaron el 14 de abril: siete meses para dictar un fallo. Tenemos que pensar también que tuvimos vacaciones de verano en Europa, por ahí por el mes de agosto, yo creo entonces que seis meses es lo que se ha tomado la Corte para dictar este fallo. Creo que es un plazo bastante razonable, no es un plazo largo, para nada. No creo que la Corte haya estado realmente con muchas dificultades para resolverlo, además, hay que tener presente que Bolivia ya se allanó a una buena parte del juicio: cuando reconoce que el Río Silala es un río internacional, y que el agua, el gran porcentaje del agua, fluye naturalmente hacia Chile y que ambos lo pueden usar.
—¿Es un buen indicio, entonces, estos seis meses, para el resultado de un eventual fallo favorable para Chile?
—Uno nunca puede adelantarse completamente a un fallo, como decía el juez James Crawford, que fue uno de nuestros abogados en el caso Perú... él alguna vez dijo, bueno, cuando uno está frente a una Corte, sobre todo frente a la Corte Internacional de Justicia, uno está frente a Dios, entonces, claro, uno no puede totalmente adelantarse a lo que va a pasar, pero yo estoy relativamente optimista. Optimista, primero, por los reconocimientos que ha hecho Bolivia. Optimista también porque creo que la ciencia está de nuestro lado, nosotros presentamos los mejores y serios estudios científicos que demuestran que la canalización, el efecto que tiene en este llamado flujo mejorado, es ínfimo. Lo otro que me tiene muy, en el fondo, tranquila, es que toda el agua del Silala -toda- fluye hacia Chile y eso lo reconoció frente a la Corte el propio jefe del equipo científico de Bolivia.
—El chileno tiene en la retina este concepto de 'salomónico', a raíz del fallo con Perú, en 2014, sobre la delimitación marítima. ¿Hay posibilidades de que Chile vuelva a obtener un fallo salomónico?
—Bolivia reconoce la demanda de Chile, la acepta, el Río Silala es un río internacional, ambos ribereños lo pueden usar. El uso que hace Chile del agua del Silala es completamente conforme con el derecho internacional. Eso ya es haber avanzado mucho en el caso, es 80 o 90% del caso, por tanto, el espacio para lo salomónico, porque acuérdense que salomónico es partir por la mitad, ya hemos obtenido una buena proporción de lo que fuimos a discutir frente a la Corte... Lo único que está quedando pendiente es lo del llamado flujo artificial, sobre lo cual Bolivia inicialmente decía que Chile no tenía ningún derecho, durante el procedimiento oral Bolivia siguió cambiando. Ahora no dice que Chile no tiene ningún derecho sino que de alguna manera Chile me tiene que compensar porque Bolivia le estaría haciendo cierto servicio al haber mejorado el flujo superficial. Chile responde a eso: nosotros no pedimos nada, no vamos a pagar por un servicio que no hemos solicitado y usted Bolivia puede retirar la canalización, si la Corte señala que efectivamente puede quitar la canalización, cosa a la cual nosotros no nos oponemos. Estoy segura que habrá personas que dirán que el fallo es salomónico, pero hay que verlo en su dimensión. Eso no es un fallo salomónico, eso es lo que nosotros sostenemos que es la realidad de los hechos. Creo que no hay tanto espacio para un fallo salomónico, sin perjuicio que aquí es importante determinar que Bolivia también es un Estado que se va beneficiar con el fallo de la Corte, que va a señalar que ambos lo podemos usar.
—¿Este fallo va a fijar algún precedente mundial?
—Sí, por eso estoy muy esperanzada en que la Corte nos dicte un fallo contundente. Este fallo puede tener gran impacto no solo en la relación Chile-Bolivia sino que en el mundo, un mundo en el que cada vez hay más escasez de agua y donde muy probablemente los países empiecen a tener esta competencia por el uso de sus recursos hídricos compartidos, va a ser muy importante que la Corte, así como nos va a dar certezas jurídicas a nosotros, le puede dar certeza jurídica al resto del mundo, de que la regla que se utilice en estos casos es la regla del uso equitativo y razonable. Cada Estado tiene derecho a usarlo, conforme a una regla en la cual cada uno tiene derecho a poder satisfacer sus necesidades hídricas. Entonces, en ese sentido, creo que va a ser un fallo que va a ser muy bienvenido en el ámbito internacional.