El 4 de agosto pasado, el periodista chileno John Müller escribió su primer radar político en el diario El Mercurio, columna periódica en las páginas de política del tradicional matutino. El ex director adjunto del diario español El Mundo está radicado hace más de 30 años en España, pero esta vez decidió mudarse a Santiago, para tomar de primera mano el pulso de los decisivos comicios electorales que terminan con la segunda vuelta presidencial del 17 de diciembre próximo.
Columnista, además, de T13 Radio, Müller ha buscado interpretar los datos de la realidad chilena para darles una perspectiva, en particular, a uno de los fenómenos que arrojó la elección del 19 de noviembre pasado: la irrupción del Frente Amplio como tercera fuerza política. Es muy difícil no hacer la comparación con Podemos de España. Y si algo sabe Müller es de eso: en 2014 escribió el libro #Podemos Deconstruyendo a Pablo Iglesias. Por qué el Frente Amplio no es Podemos, fue el título de la columna que escribió el 16 de agosto pasado en El Mercurio, intentando deconstruir al nuevo referente de la política chilena, antes de que midiera fuerzas reales en la elección del 19 de noviembre pasado.
Hoy, después de instalarse en la Cámara Baja con 20 diputados, con un senador en la Cámara Alta y el 20% de los votos en la presidencial, el conglomerado debe tomar definiciones sobre su rol en el reconfigurado mapa político, dejando las dudas abiertas sobre las claves de su inesperado éxito electoral, fenómeno que ninguna de las encuestas fue capaz de advertir.
-¿Qué es lo que no midieron las encuestas el 19 de noviembre pasado?
-Da la impresión de que lo que no vieron las encuestas es la disposición a participar de un segmento de la población, básicamente de quienes votaron por el Frente Amplio. Sigue prevaleciendo la idea de que son los más jóvenes, porque hay una correlación casi perfecta entre la intención de votar o el compromiso con la urna y la edad en Chile, que cada vez se vota más. Lo que no se sabía era lo que era obvio, la capacidad de movilización de un segmento que ya había demostrado poca capacidad de movilización en las primarias y que evidentemente se tomó la revancha. Y en cambio pasó todo lo contrario con los que sí mostraron mucha capacidad de movilización en las primarias, que fue la derecha clásica. Y creo que en esta ocasión hay varios indicadores que dicen que en el sector oriente de Santiago, donde está el grueso de la votación de la derecha, hay mucha gente que se quedó sin ir a votar.
-Los votantes del Frente Amplio… ¿Son los hijos de la modernización capitalista? Carlos Peña decía que a ese segmento les hacía más sentido la propuesta de Sebastián Piñera…
-No estoy de acuerdo con que ese segmento sienta la tendencia a votar por Piñera. Yo creo que ahí dentro del FA hay varios mundos distintos como ocurre también con Podemos en España. Hay una caracterización y efectivamente son los hijos del bienestar, son los hijos frustrados del bienestar y que sienten enormes dosis de frustración propia o ajena. También son una generación con un sentido de la justicia muy acendrado. Esa importancia que le dan a la justicia es lo que hace que valóricamente parezca gente de izquierda o se identifique inicialmente con gente de izquierda, porque como es conocido por los sociólogos, es el valor fundamental de la gente que piensa a la izquierda. Por simplificar, la gente de derecha tiene otros valores que pone en la balanza a la hora de evaluar las cosas, la estabilidad política, la libertad, etc., y la justicia también, es un valor para la gente de derecha pero entra en este juego de equilibrios con otros valores que también son importantes.
-¿Quiénes son estos jóvenes que votan por el Frente Amplio?
-Estos jóvenes son mucho más educados que la media de los chilenos, son mucho más urbanos, más ricos que la media de los chilenos y aquí quiero hacer un matiz. Hay una cosa que yo he descubierto en Chile, en esta visita larga que he hecho ahora. Hay en Chile una confusión entre la gente que tiene la renta y gente que quiere tener la renta y asume los valores de los que tienen la renta. Quiero decir que hay gente que califica como clase media desde el punto de vista económico, pero que probablemente en Europa no calificaría. Pero esa persona adscribe claramente los valores e ideologías políticas de las personas de clase media. Lo que se llama “clase media aspiracional” es un grupo muy potente la interior del FA. No quiero decir que sean necesariamente más ricos. Entonces este perfil sociológico es clavado al perfil del votante de Podemos en España, allá son muchos más, son 20% de los votos, en Chile el 16,5%, porque yo no creo que sea homologable. El voto de Beatriz Sánchez es distinto al voto del FA, pero ahí podemos distinguir.
-¿No es un votante ideologizado?
-Hay un segmento ideologizado que viene de la izquierda de los 90, donde hay gente que sufrió muchas frustraciones porque entró en partidos de izquierda chilenos y consideró que se habían “aburguesado” o que habían perdido frescura o capacidad de modernizarse, que es un poco lo que también le pasa a los fundadores de Podemos en España, (Juan Carlos) Monedero, Pablo Iglesias, son gente que militó en Izquierda Unida o en el PC y vio que aquello estaba fosilizado y que no se movían. Es un poco lo que deben haber sentido algunas personas del FA en Chile cuando pertenecieron al PS o cuando estuvieron incluso en el PPD o en otros partidos y entonces han abandonado esos partidos fosilizados y se han ido a formar una cosa nueva. Pero claro, tiene el formato y la ideología de la izquierda. Luego hay un sector que viene migrando de familias que le votaban a la Concertación y que ven aquí una cosa nueva y yo creo que hay un sector que yo llamo los “jóvenes post materialistas” que definitivamente son experimentales y le votan a Beatriz Sánchez, pero perfectamente le pueden haber votado a Marco Enríquez-Ominami en 2009 o incluso, si la derecha hubiera presentado un candidato más joven, le hubiesen podido votar a ese candidato de la derecha.
-¿Son comparables como fenómenos políticos el Frente Amplio con Podemos?
-Hay una diferencia. El modelo del Podemos español es un modelo híper controlado por una elite dirigente, donde estaba Pablo Iglesias, Monedero, etc., gente tremendamente preparada que manufactura, diseña un artefacto sociológico, político, para recoger una realidad sociológica. Para mi gusto el FA chileno en ese sentido es mucho más auténtico, nace directamente de un lobby, que es el lobby universitario, estudiantil, que busca un objetivo concreto: la gratuidad en la universidad. Y ese lobby va generando un discurso al que se van plegando otras fuerzas políticas. Yo creo que el FA está en una fase mucho más embrionaria que Podemos, de hecho le falta institucionalizarse, están respondiendo a los desafíos actuales desde una posición bastante frágil. Podemos, en cambio, optó directamente por el centralismo democrático. Luego, cuando se enfrentaron al mismo desafío que tiene ahora el FA, que es apoyar a un candidato socialdemócrata para que llegue a la presidencia en contra de uno de derecha, en Podemos triunfó la postura de Pablo Iglesias que era ‘a los socialistas ni agua’ porque su tesis es comerse al PSOE, no sustituirlo sino, comérselo, y en esa tesis, pactar con ellos no era válido. Eso significó una ruptura ideológica interna dentro de Podemos, se desecharon las tesis de Íñigo Errejón, que era partidario del mestizaje con los socialistas y en cambio triunfó la tesis de Iglesias del camino propio. El FA se enfrenta a ese dilema y lo está resolviendo de una manera mucho más líquida.
-Por eso mismo ¿Cuán es importante para su futuro será el cómo resolvieron su posición frente a la segunda vuelta?
-Sí y no. Ya como herramienta política el apoyo del FA ha quedado inutilizado, yo creo que ellos tardaron tanto en endosar o no su apoyo a Guillier, que lo que digan ahora, la verdad es que va a tener poco efecto. Ellos cometieron el error que ha cometido ME-O con Frei, están tardando demasiado, entonces eso los ha neutralizado y va a diluir el efecto. Al final, aunque incluso hubieran llamado a votar por Guillier, hay mucha gente del FA que no le va a votar nunca y que va a preferir quedarse en su casa o irse a la playa ese día, en cambio habrá otro segmento que sí se sienta invitado a hacerlo, que serán menos yo creo. Han aparecido posturas más creativas. (Jorge) Sharp es muy inteligente cuando dice "esto puede ser una transición", ese argumento nunca se vio en España, nunca nadie en Podemos dijo, un gobierno de Pedro Sánchez del PS puede ser una transición hacia un gobierno de Podemos, nadie imaginó esa opción. A mí me parece que en Chile, el movimiento del FA, primero me parece más genuino que Podemos, segundo tiene más raigambre social, menos pero más genuina, porque nace de la élite universitaria, por lo cual representa un lobby concreto, pero ha ido concitando apoyo, ha unido a los humanistas, liberales, ecologista, grupos organizados, distintas cosas. Pero es más frágil porque en algún momento van a tener que decidir cómo se institucionalizan, tenemos que saber cómo va a funcionar el FA, sabemos cómo funciona Podemos, al final tiene un comité central y tiene una asamblea, no sabemos cómo funciona el FA.
-¿Qué futuro tiene la centroizquierda en este cuadro donde el Frente Amplio es protagonista?
-Vi varios análisis que hablaban de la noche de pesadilla que iba a tener el PS la noche electoral del 19 y al final no ocurrió, el PS mantuvo la estantería, resistió bien, salvo figuras emblemáticas. Se gastó un dineral, eso sí, los dos senadores más caros de Chile deben ser Álvaro Elizalde e Isabel Allende. Ahora, el PS contuvo sus tropas y no se desarmó. La DC y el PPD quedaron absolutamente destrozados, sus soldados se dieron a la fuga en el campo de batalla, entonces inevitablemente lo que tenemos que leer es que la izquierda chilena va a quedar reorganizada en torno a los que mantuvieron mejor posiciones. EL PS de Álvaro Elizalde y probablemente el PC.
-Hay una fotografía que marcó el arribo de Podemos al Parlamento español: Mariano Rajoy observando incrédulo el juramento del diputado Alberto Rodríguez, con rastas incluidas...en marzo habrá imágenes similares en el juramento de los nuevos parlamentarios… ¿Cambió la escena política chilena?
-Va a haber más desafección con la política, porque los chilenos son súper conservadores. No nos olvidemos que en España, junto con la imagen del diputado canario, que llamaba la atención por sus rastas a Rajoy, por las camisetas que llevaba, en esa constitución del Parlamento se produjo un hecho inédito: Pablo Iglesias y Xavier Domenech, el jefe de la mayoría catalana de Podemos, se dieron un beso en la boca delante de todo el hemiciclo. Y todo el mundo se escandalizó mucho. Bueno, se escandalizaron pero eso al final ha sido lo de menos, que se dieran un beso, el problema es que yo creo que Chile es tan conservador, que cuando vea que se besan en el Parlamento, cuando vean las camisetas o cuando vean unas rastas en él, van a empezar, va a haber una desafección con la política y va a haber una crítica enorme al nivel de decadencia que ha alcanzado la política en Chile. Pero van a ser los 20 diputados del FA, que además van a dar espectáculo, porque muchos de ellos vienen del mundo del espectáculo, por lo cual te garantizo que the show must go on, ósea, la función va a continuar.