La segunda semana de julio, el embajador Gabriel Gaspar realizó un reservado a viaje a Caracas. En medio de la fuerte tensión que existe en Venezuela de cara a la convocatoria de una Asamblea Constituyente para el 30 de julio, la visita del diplomático evidenció la preocupación instalada en la Cancillería chilena sobre la crisis venezolana, marcada por protestas y episodios de violencia que a la fecha contabilizan un centenar de muertos entre civiles y uniformados.
“Hay que prepararse para lo peor, porque esto puede terminar muy mal”, resume un ex canciller para explicar el escenario que podría incubarse en Venezuela a partir de agosto, tras la asamblea convocada por Nicolás Maduro. El diagnóstico en Santiago es que hoy en día no existe disponibilidad ni del gobierno venezolano ni desde la oposición para establecer un diálogo concreto y salvar una crisis que enfrenta una salida casi imposible.
El rol de Chile ha adquirido mayor relevancia en las últimas semanas, pese a que en distintos sectores políticos se resiente que, al comienzo del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, la Cancillería tuvo un rol secundario para enfrentar un tema de especial sensibilidad y que divide a la Nueva Mayoría.
La situación de los venezolanos tiene que ser resuelta por los propios venezolanos, lo que temo es que eso pueda llevar a un choque muy brutal y a una inestabilidad muy fuerte para Venezuela
La decisión para abordar la crisis venezolana es entregar la mayor colaboración en busca de un diálogo, pero evitar tomar parte tanto por el Gobierno de Maduro o por la oposición.
Este viernes 21 de julio, en una reunión del Mercosur en Mendoza, la Mandataria fue más allá y extremó su postura al referirse a la situación que atraviesa Venezuela: "Estoy tremendamente decepcionada, porque se han hecho un conjunto enorme de esfuerzos que no han resultado", expuso Bachelet ante el plenario del foro.
La jefa de Estado aludió a esfuerzos hechos desde distintas esferas de carácter regional, como Unasur, y el propio Mercosur. "Han ido nuestros cancilleres, han generado instancias de sentar al Gobierno con la oposición, pero la verdad es que hay una frase en inglés que dice que “para bailar tango, se necesitan dos personas”, afirmó Bachelet.
Al finalizar su exposición ante los países del bloque, la mandataria envió un mensaje clarificador sobre la postura de Chile respecto de la crisis en Caracas: "Quisiéramos reiterar la necesidad urgente de un diálogo creíble entre el Gobierno y la oposición, con el fin de conseguir lo que todos queremos aquí, una salida democrática, pacífica, a la actual crisis de este país hermano", subrayó la Presidenta, quien comprometió la disposición de Santiago a colaborar para evitar una polarización en Venezuela.
Días antes, en una entrevista en la Nación de Argentina, la Presidenta fue enfática en remarcar que “Chile considera que la situación de los venezolanos tiene que ser resuelta por los propios venezolanos".
(Maduro) quiere nombrar un Congreso corporativo del estilo que se usaba en la Alemania nazi
La preocupación en Santiago cruza tanto al oficialismo como a la oposición. Una de las últimas gestiones en que se involucró Chile fue hace un mes, cuando adhirió a un comunicado junto a otros 11 países miembros de la OEA.
En el texto firmado, entre otros, por Argentina, Brasil, Estados Unidos y México, 12 gobiernos –más de un tercio de los integrantes del organismo internacional- plantearon la necesidad de persistir “en una salida concertada por parte de todos los actores venezolanos”.
Junto con ello, enumeraron siete peticiones respecto a la situación en Caracas, donde pusieron como prioridad, entre otros temas, la liberación de presos políticos, el restablecimiento de poderes de la Asamblea Nacional, el cese de la convocatoria para la Asamblea Constituyente y el establecimiento de un calendario electoral con el acompañamiento de observadores internacionales.
El documento se gestó luego que fracasara un consenso para adoptar una postura común respecto a la crisis en Venezuela al interior de la OEA, órgano en el que conviven países afines a Caracas, como Bolivia y Nicaragua.
La advertencia de Insulza
“La situación en Venezuela se va agravando día a día… (Maduro) quiere nombrar un Congreso corporativo del estilo que se usaba en la Alemania nazi”, dice a T13 Semanal el ex secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, quien durante sus dos períodos al mando del organismo regional recibió duro críticas del entonces mandatario venezolano, Hugo Chávez.
Para Insulza, si es que hasta ahora en Venezuela no se ha cruzado lo que denomina “una línea roja”, ello podría ocurrir con la Asamblea Constituyente del 30 de julio.
El único camino posible para salvar la crisis, dice el ex ministro, es que “el señor Maduro deje su postura actual y decida no llamar a una nueva Constitución y abrir, en cambio, un diálogo, pero eso es muy difícil”.
El golpe para la oposición venezolana al enfrentar un cambio de reglas de manera unilateral, asegura Insulza, “es completamente inaceptable, sería aceptar la dictadura”.
La presión por endurecer el tono
La crisis en Venezuela ha sido abordada en reuniones del ministro Heraldo Muñoz con los ex cancilleres, ocasión en la que se ha informado de algunas gestiones de Chile. Algunos críticos del rol de la Cancillería han pedido adoptar una posición más clara y dura.
Entre algunos ex ministros de Relaciones Exteriores pronostican un oscuro panorama para la crisis. “La situación de Venezuela es tan grave que uno puede vislumbrar un escenario dramático, eso sería una intervención militar, siempre repudiable, cualquiera sea el color político, o peor, una virtual guerra civil”, afirma el ex canciller Ignacio Walker (DC).
La Presidenta y la Cancillería deben asumir una política más firme y decidida junto a otros países
En ese sentido, el actual senador advierte que “lo peor sería ante una política de hechos consumados darse cuenta ex post de lo que pudimos haber hecho y no hicimos”.
Walker plantea que “la Presidenta y la Cancillería tienen que asumir una política más firme y decidida junto a otros países”, y que hay que pasar a una etapa distinta en que la Mandataria “señale que aquí se han traspasado las líneas rojas, se ha violado la carta democrática interamericana”.
Evitar un “baño de sangre”
El futuro de la crisis en Venezuela también es visto con preocupación desde Chile Vamos. En el equipo programático de Sebastián Piñera hay quienes plantean que de ganar la Presidencia, éste podría endurecer las acciones con Caracas, retirar al embajador y trabajar junto a países afines para aumentar la presión sobre Maduro.
El ex Mandatario ha criticado públicamente al jefe de Estado venezolano e incluso en enero de 2015 intentó visitar a Leopoldo López en la cárcel de Ramo Verde.
A este paso uno no puede descartar que la situación termine en baños de sangre
“El pronóstico es imposible que sea peor”, advierte el presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Hernán Larraín (UDI). Si bien el parlamentario considera que “Chile ha jugado un rol razonable, prudente, quizás pudiera hacer un esfuerzo adicional de mayor involucramiento, porque el pronóstico es bastante dramático. A este paso uno no puede descartar que la situación termine en baños de sangre”.