Rodrigo Ruiz: "Beatriz Sánchez optó por no ejercer su liderazgo como candidata presidencial"
En diciembre del año pasado, el antropólogo Rodrigo Ruiz Encina se mudó a Valparaíso con camas y petacas. Aunque los motivos fueron laborales, también fueron políticos. Por entonces, el candidato a doctor en Filosofía con mención en estética y arte, abandonó el directorio del sitio web El Desconcierto, medio de comunicación que ayudó a fundar, y que hoy es uno de los sitios de referencia y más leído por militantes y adherentes al Frente Amplio.
Alejandro Guillier, abanderado oficialista, no perdió el tiempo y antes de que el naciente conglomerado resolviera su postura sobre la segunda vuelta, concedió una entrevista a dicho medio electrónico cuatro días después de los comicios del 19 de noviembre.
Lejos de aquella plataforma, Ruiz hoy tiene otra misión: ser el brazo derecho (también el izquierdo) del alcalde Jorge Sharp, militante del Movimiento Autonomista (MA), en cuya fundación ambos participaron junto a Gabriel Boric, luego del dramático quiebre de la Izquierda Autónoma (IA).
Rodrigo Ruiz es hermano de Carlos Ruiz Encina, militante de este último movimiento, jefe del departamento de sociología de la Universidad de Chile y reconocido como uno de los referentes intelectuales de varios líderes del Frente Amplio. Aunque menos público, Rodrigo Ruiz juega un rol similar al de su hermano, pero desde una vereda distinta.
Se le atribuye haber empujado, entre otros, a Sharp a competir por la alcaldía de Valparaíso, decisión que fue resistida en la IA, desde donde calificaban la estrategia del MA como “excesivamente electoralista”.
Lo que desde afuera pueden parecer matices en la línea política, en el pensamiento y la estrategia de la izquierda que representan, para ambos hermanos Ruiz Encina significan casi un océano de distancia.
Caminan por senderos distintos –de los que ninguno de los dos habla-, pese a pertenecer al mismo conglomerado y ser hijos de un sociólogo latinoamericanista, quizás uno de los más importantes de la década del ’70, que estuvo exiliado principalmente en México: Eduardo Ruiz Contardo. Ambos fueron parte de la historia de la SurDA. Más tarde con la formación de la IA, Rodrigo Ruiz participó de la Convergencia Autonomista, pero sin llegar a militar en la IA. Hoy a sus 50 años, participa desde Valparaíso, desde las reuniones locales, y desde el área de formación del MA, donde contribuye al adoctrinamiento de nuevos autonomistas y futuros frenteamplistas.
-El Frente Amplio tomó una decisión que no incluye a Alejandro Guillier con nombre y apellido. Pero con el paso de los días, varios dirigentes, entre ellos Jorge Sharp, Vlado Mirosevic e incluso Beatriz Sánchez, le pusieron nombre y apellido a su intención de voto… ¿Por qué no se sigue una sola línea en el FA?
-El FA en la voz de Beatriz Sánchez entrega una orientación general pero no define una fórmula de voto. Con posterioridad ocurren un conjunto de decisiones personales, tanto de Beatriz Sánchez, como de parlamentarios y líderes de opinión, que se sienten quizás comprometidos con mostrar sus alternativas. No hay gran complicación en entender, en plantear que el FA nunca estuvo conformado de manera monolítica. Nunca tuvo la aspiración de convertirse en un partido en el sentido tradicional, y por lo tanto, todavía es evidente que el FA está en una condición de deliberación en muchos aspectos, pero también hay que asumir que esa deliberación es permanente. Creo que lo que hace Beatriz cuando plantea eso es ponernos en un nuevo escenario a todo el bloque. La primera declaración duró lo que duró y ahora estamos en un escenario diferente. No lo experimento como una gran dificultad, lo que hace es reflejar la realidad del FA. Y esa realidad que no es monolítica.
-¿Qué efectos genera sobre el electorado del FA la decisión personal de Sánchez?
-Beatriz optó por no ejercer un liderazgo como candidata presidencial y opta más bien por manifestar una posición personal como una frenteamplista más. Usa términos parecidos a eso. Deja abierta para el FA la discusión sobre los liderazgos macro y transversales. Eso es evidente, hay que hacerse cargo de ello. Cuando ella se plantea de esa forma, sin haber hecho antes una conversación con la mesa nacional del FA, pone las cosas en otra perspectiva. Ella tiene libertad total para hacerlo y ejerció esa libertad y ella hizo su proceso de reflexión, conforme a lo que se había planteado en los marcos de la propia declaración inicial, es decir, que cada uno hiciera su proceso de reflexión y se planteó de esa manera.
-¿Cree que ella no debió haber hecho explícita su opción personal?
-Hay un cambio en la forma. En un momento estaba representando la voluntad general del Frente Amplio y una semana después estaba representando solo su posición personal. Entre una y la otra, no dio todos los pasos que podría haber mediado para que eso fuera comprensible para todo el mundo. Probablemente igual genere desconcierto en algunas personas. No hay problema en admitir también que muchos frenteamplistas estarán de acuerdo con lo que hizo Beatriz, muchos votantes que no son militantes frenteamplistas también estarán de acuerdo y lo valorarán, así se ha visto en redes sociales. Y mucha gente discrepará con esa posición y lo que está de fondo es que el FA pueda seguir parado y funcionando más allá de estas problemáticas. Nuestro problema fundamental está puesto en el período que se abre hacia adelante. Es importante enmarcar eso y enmarcar la decisión de Beatriz en eso.
-Beatriz Sánchez no actuó entonces como líder de una coalición…
-Ella fue explícita en decir que su decisión fue personal y que no habla a nombre del FA.
-¿Esperaba otra actitud?
-Deberíamos, como FA en los días que nos quedan, dada la velocidad a la que avanzan las cosas, caminar hacia un mayor nivel de orden respecto a cómo nos planteamos de cara a la segunda vuelta. Pasamos por un momento de ordenamiento inicial que se manifestó en ese comunicado, pasamos por un momento de desorden, aunque creo que es más bien un momento deliberativo, ese momento tendrá que ir dando paso a un cierto ordenamiento mayor. Si hacemos eso, vamos a seguir honrando algo que nos propusimos desde el principio: emitir orientaciones al electorado frenteamplista sin entrar a manipular su voto.
-¿Fue un error de algunos hacer llamados a votar por Alejandro Guillier?
-Ningún miembro del Frente Amplio, hasta donde yo veo, ha hecho llamados a votar por este u otro. Lo que veo es que la gente que ha hablado ha manifestado su voluntad personal como lo hizo Beatriz y otros dirigentes. No han hecho llamados a votar pero es una forma de plantearse frente a la opinión pública.
-Pero Jorge Sharp hizo un llamado explícito…
-No lo entiendo de esa manera. Él ha sido explícito en distintos momentos, de subrayar la diferencia entre los proyectos políticos y subrayar una mirada crítica sobre la candidatura de Alejandro Guillier. Eso es transversal en el FA y mal podríamos nosotros hacer llamados explícitos a creer o ponerse detrás de una alternativa política sobre la cual más bien somos críticos.
-¿Qué es lo que no les convence de Alejandro Guillier? ¿Qué esperan que él haga? Jackson y Boric dicen que es él quien tiene que seducir…
-Alejandro Guillier debe hablarle al país con una claridad con la que no ha hablado. Creo que Alejandro Guillier está atrapado en una ambigüedad, en una tibieza que no es conveniente en este momento para el país, para el momento que estamos viviendo. Estamos frente a una derecha que está haciendo una ofensiva a ratos de una exageración incomprensible, como esto que se dijo hace poco respecto de una sospecha de fraude. Alejandro Guillier no se ve enfrentando claramente a esa ofensiva derechista y en segundo lugar no se le ve una densidad de contenidos claros, una voluntad de avanzar en un proceso de reformas. Estoy convencido que desde la primera vuelta, se instaló un voto pro cambios, pro transformaciones. Es el voto del Frente Amplio pero también en gran medida el voto Nueva Mayoría. Alejandro Guillier no honra esa voluntad, Guillier es ambiguo, no plantea una direccionalidad clara. Deja esas transformaciones más bien en un limbo a quienes venimos pidiendo por años esos cambios. Por otra parte Alejandro Guillier no está convocando a la ciudadanía, a los movimientos sociales a formar parte del proceso político que él pretende liderar. Y eso está en el ADN frenteamplista.
-¿No son suficientes los avances que propone Guillier?
-El país está pidiendo cosas mucho más claras. Por ejemplo en el tema de las AFP. La consigna del país es diáfana: no más AFP.
-El senador Guillier ha explicado que buscará ser responsable y que podría terminar con las AFP pero después de un proceso largo...
-Lo que necesitamos saber es precisamente eso: si quiere terminar o no con las AFP. Después, cómo se hace, se podrá hacer de la mejor forma posible para que no haya catástrofe. Nadie quiere una catástrofe en este país en términos financieros ni económicos ni políticos, nadie quiere producir crisis, eso no está en el ADN del Frente Amplio ni tampoco están en la propuesta del millón de personas que está en la calle en contra de las AFP. Lo que la gente quiere es un compromiso claro de un dirigente político que diga, aquí hay un sistema profundamente injusto y, vamos a terminar con él. Dicho así, no lo aprecio.
-Cuando Alejandro Guillier habla de "meterle la mano en el bolsillo" a quienes "concentran el ingreso"... ¿Se acerca al Frente Amplio?
-No desconozco que algunas de las cosas que ha planteado Guillier después de la primera vuelta, hayan ido en una dirección más progresiva respecto de lo que había sostenido inicialmente. Una dirección saludable. El problema de fondo es que uno no ve que esté modificándose lo estructural de su forma de encarar la política y de su forma de consolidar su referencia programática. Entonces creo que puede hacer declaraciones más o menos y tenemos el riesgo de confundirnos en eso y creer que tenemos que responder a lo que dice hoy, ayer, y mañana. Cuando en realidad a lo que tenemos que atender es a una modificación más sustantiva de la estructura de cómo se ha venido construytendo esa candidatura. Eso es lo que no veo y no creo que el Frente Amplio tenga que estar a merced de un bamboleo cotidiano. En una especie de guerra de declaraciones que al final no nos va a conducir a nada.
-Más allá del resultado de segunda vuelta ¿Está claro que serán oposición, cualquiera sea el gobierno?
-Lo más interesante está puesto para nosotros y para el país, en lo que está más allá de la segunda vuelta. En el fondo tiene que ver con cuál es el tipo de lucha política, cuál es el tipo de organización social que se va a desarrollar, con posterioridad a la segunda vuelta. Y ahí el Frente Amplio tiene mucho que hacer y mucho que decir. Responder la pregunta cómo vamos a ser oposición, cómo vamos a ser alternativa en los años que vienen, cómo vamos a trabajar ese 20% obtenido, cómo lo vamos a constituir como una capacidad, como una potencia política efectiva. Ahí está la clave de la cuestión de segunda vuelta. El Frente Amplio quedaría muy mal si quedara atrapado en la pura discusión respecto de la segunda vuelta.
-Ya, pero ¿Usted va a ir a votar contra la derecha, es decir, por Alejandro Guillier?
-Quiero seguir usando el tiempo. No quiero actuar ahora como si el tiempo se hubiera acabado. Lo digo como opinión personal, pero también creo que es una sugerencia colectiva: sigamos usando el tiempo, hoy día el tiempo corre a nuestro favor. La Nueva Mayoría tendrá que seguir estableciendo los puntos en los cuáles quiere o no quiere converger con una agenda de cambios democráticos, como la que se ha propuesto y, en ese sentido, ese tiempo sigue estando abierto, hay que seguir usando el tiempo, no cerrarlo.
-El alcalde Sharp, con el que usted trabaja, aparece hoy como la voz sensata al interior del FA ¿A qué se debe y cómo ve su proyección como liderazgo del bloque?
Valparaíso constituye hoy la muestra vívida y concreta que el FA puede gobernar. La actividad que se desarrolla en Valparaíso a diferencia de la que desarrollan los parlamentarios, es una actividad de gobierno. Aquí hubo un grupo de gente, de ciudadanas, ciudadanos, organizaciones locales, que le dieron vida a la alternativa que llevó a Jorge hacia adelante. Que tuvieron la enorme valentía de disputar una alcaldía que mucha gente no habría disputado. Una alcaldía con 100 millones de pesos de déficit, con una ciudad con problemas de corrupción, bajos niveles de transparencia. La gente ve que el FA también es una alternativa de gobierno viable. Cuando un Jorge Sharp emite un discurso parecido al de Beatriz Sánchez, en Valparaíso ocurre que la gente lo asocia a una práctica concreta y que afectan directamente a las condiciones de vida de la gente.