A fines de agosto, el diputado Giorgio Jackson (Revolución Democrática) aún enfrentaba críticas transversales por el conflicto que protagonizó con el ex precandidato presidencial del Frente Amplio, Alberto Mayol, en medio de la composición de la plantilla parlamentaria.
Por esos días, varios parlamentarios de la Nueva Mayoría con los que el ex dirigente estudiantil mantiene buena relación, como Camila Vallejo (PC), Tucapel Jiménez (PPD) y Leonardo Soto (PS), se reunieron con él en algunas oportunidades para apoyarlo en medio de la crisis interna del bloque de izquierda.
En uno de los diálogos, los parlamentarios abordaron con Jackson un tema que para la Nueva Mayoría es clave a la hora de intentar derrotar al candidato presidencial de Chile Vamos, Sebastián Piñera, quien lidera todas las encuestas para las elecciones del 19 de noviembre: qué hará el Frente Amplio en segunda vuelta.
Considerando que el equilibrio de fuerzas políticas en segunda vuelta siempre ha sido más bien estrecho, en el oficialismo saben que quizás la única esperanza es aglutinar a las corrientes de izquierda en el balotaje y, por lo mismo, es que ya se están tendiendo puentes hacia el Frente Amplio.
Quienes conversaron con el líder de RD en esa oportunidad relatan que les transmitió que si es Alejandro Guillier quien pasa a segunda vuelta y no la aspirante del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, las posibilidades de que el bloque de izquierda se pliegue a la opción del candidato oficialista son complejas.
La principal razón que transmitió Jackson, según quienes conocieron el mensaje, pasa por el rechazo que pactar con la Nueva Mayoría tiene en algunos de los partidos que conforman el frente, un conglomerado donde se ha instalado la idea de que son los llamados a reemplazar a la coalición de centroizquierda. Principalmente, Igualdad, el Partido Humanista y el colectivo recientemente creado por Mayol, “Movimiento Democrático Popular”.
Los diputados oficialistas le advirtieron a Jackson el escenario que esa decisión podría generar. Si el Frente Amplio no apoya a Guillier en una eventual segunda vuelta y Piñera gana las elecciones, el costo de que la centroderecha vuelva a gobernar podría instalarse en el bloque de izquierda, que podría cargar con el mismo peso que debió enfrentar Marco Enríquez-Ominami.
“Si no toman la decisión correcta, las consecuencias podrían devolverse como efecto boomerang al propio Frente Amplio. Ya sabemos cómo terminó ME-O luego de que no apoyara con fuerza a Eduardo Frei y terminara ganando Piñera en 2010”, advirtió el diputado Leonardo Soto, consultado por el tema.
Según reconocen en la Nueva Mayoría, esa conversación con Jackson ha sido uno de los pocos acercamientos con miras a lograr un consenso, ya que, por ahora, el bloque de izquierda está cada vez más lejos de Guillier y aspira a que en noviembre sea Sánchez quien pase a una segunda vuelta.
Los intentos del socialismo
“Necesitamos al Frente Amplio para ganar en segunda vuelta”, advirtió el domingo 10 de septiembre la senadora Isabel Allende (PS) en La Tercera.
Desde el socialismo ha habido varios intentos por tender puentes, pero no ha sido fácil. Si bien dirigentes como Ricardo Solari o el ex secretario general del PS, Pablo Velozo, han abordado el tema en las últimas semanas con frenteamplistas como Javiera Parada (RD), al igual que Jackson, ella les ha transmitido que el tema es complejo: no ven en un triunfo de Piñera una interrupción de su crecimiento como colectivo.
“El Frente Amplio está buscando que gane la derecha, porque decidieron no construir ningún acuerdo con la Nueva Mayoría. Y están pensando en proyección para el próximo gobierno, donde esperan que sí triunfe su coalición”, dice Velozo.
Desde el mismo PS, Fernando Atria -considerado por líderes como Jackson como un referente intelectual y quien en algún minuto aseguró ser el único puente con el Frente Amplio-, sostiene que la única forma de adelantar simpatías desde ya es que el propio Guillier envíe señales.
“Se debe dar prioridad programática a la necesidad de continuar las trasformaciones en materias políticas y derechos sociales. En la medida en que su candidatura esté vinculada con esas cosas, se abre conversación con sectores como el Frente Amplio. Por ejemplo, Guillier no ha sido claro en materia de Nueva Constitución y tampoco en cómo modificarla”, asegura Atria.
El vínculo primario
Según el presidente del Partido Radical, Ernesto Velasco, la posibilidad de un acuerdo en favor de Guillier para una segunda vuelta tiene un “vínculo primario”: la amistad entre el senador y Beatriz Sánchez.
Tomando en cuenta que ambos cultivaron una relación muy cercana cuando ejercían como periodistas, en el PR esperan que sea ese el nexo que impulse a Sánchez para apoyar a Guillier en segunda vuelta.
“Los partidos podemos ayudar en lo programático o en la gobernabilidad, pero la relación entre los candidatos es clave. Lo demás es poesía”, asegura Velasco.
En el Frente Amplio, en todo caso, explican que este punto está muy lejos de la realidad. Dicen que Sánchez ha demostrado tener una personalidad “disciplinada” ante las decisiones del colectivo y que no definirá por sí misma un respaldo al legislador.
Cargos ministeriales: la huella de Podemos
Por ahora, en el Frente Amplio insisten que las conversaciones formales sobre el tema están cortadas. Y de abrirse, consideran que lo mejor será que se desarrollen de manera pública y después del 19 de noviembre.
En RD explican que, independiente de lo que defina la coalición, su partido someterá la decisión a un plebiscito interno. En ese colectivo han mirado de cerca el ejemplo de Podemos de España, partido que, al momento de intentar un acuerdo con el PSOE, planteó requisitos mucho más allá de los contenidos programáticos.
Los dirigentes liderados por Pablo Iglesias exigieron cargos ministeriales en la negociación para conformar el gobierno español y un diseño de administración.
En ese sentido, RD no descarta que sea esa una de las alternativas a evaluar. Eso sí, saben que su capacidad de negociación dependerá mucho de su desempeño en las elecciones parlamentarias, donde de conseguir una decena de escaños podrían formar una bancada del FA con más peso para negociar.