El domingo 19 de noviembre, la senadora Isabel Allende llegará hasta la tradicional Escuela Blas Cuevas en el cerro Placeres en Valparaíso, para emitir su sufragio. No es un lugar cualquiera para la candidata al Senado: se trata de una institución centenaria en cuya creación fue protagonista el médico Ramón Allende Padín, a la sazón, abuelo de su padre, Salvador Allende. Este último, siendo Presidente construyó nuevas instalaciones para la celebración de su centenario en 1971. La primera escuela laica de Chile, fundada al alero de la masonería, será el lugar donde la senadora PS se jugará el futuro de su carrera política. Aunque representa a Atacama, hace varios meses decidió cambiarse a la Región de Valparaíso, donde antes su padre fue diputado y también senador. Tras su frustrado intento presidencial, Allende intentará en dos semanas más hacer valer el peso de su apellido en la región. Pero su elección no está asegurada, y es una de las plazas donde su partido apuesta al todo o nada. La estrecha competencia en la que es conocida como la “presidencial chica”, la tiene recorriendo los cerros por los que antes, muchos años antes, anduvo su padre.
Su padre fue diputado por Valparaíso y Quillota (1937) y posteriormente senador por Aconcagua y Valparaíso (1961). ¿Cuánto puede pesar hoy el apellido Allende en la región?
El apellido Allende pesa mucho en la región. La gente adulta lo conoce, lo conoció, votó por él. O generaciones más jóvenes cuyos padres y abuelos les hablan. Creo que Salvador Allende sigue siendo en los sectores medios y populares el personaje más recordado, más querido. Lo que me dice la gente muy seguido. Nunca vamos a tener otro presidente igual, Allende quedó en el imaginario de la gente, en la emoción, en el recuerdo, en la memoria, muy fuerte. Eso existe. Eso ayuda, más que ayudar me importa que transmite una energía positiva, una emocionalidad.
¿Eso la motivó a cambiarse de región?
Me motivaron tres razones. La fundamental es política y era darle tres senadores a la Nueva Mayoría y eso requería liderazgos potentes. Claramente tenía que ser un liderazgo nacional. Me lo plantearon a mí los alcaldes, los consejeros regionales, en fin. Lo segundo es que hace muchos años los socialistas no votan por un socialista, por una carta de izquierda en la región. Desde la época de (Carlos) Ominami. La tercera razón es emocional y afectiva, que es cerrar el ciclo parlamentario en el mismo lugar donde Salvador Allende fue senador. Eso tiene un contenido emocional muy fuerte para mí. Mi padre fue senador en 1961 por acá, lo sabía, pero otra cosa es vivirlo. Como me ha tocado vivirlo en las distintas comunas, sea de la costa, sea del interior, ha sido muy fuerte.
Sus contendores han usado su decisión de cambiarse para apelar a su escaso arraigo con la región…
No pasa más allá de ser una consigna campañera. Me quedo con el cariño y la recepción de la gente, el afecto, y eso vale más que cualquier otra cosa.
La pelea no es fácil…compite con fuertes cartas oficialistas. El PPD apuesta a sacar a sus dos cartas, Ricardo Lagos Weber y Marco Antonio Núñez, lo que la dejaría a usted fuera…
Tengo una convicción y fue una de las motivaciones por las que decidí presentarme. Una de ellas es que necesitamos estas mayorías en el Parlamento. Por lo tanto mi apuesta y mi desafío es que logremos tres senadores de la Nueva Mayoría y eso quiere decir que sería Ricardo Lagos Weber, la que habla y un DC, donde puede ser o Ignacio Walker o Aldo Cornejo, no estoy en condiciones de definir.
Si no consigue la elección, ¿Se acaba su carrera política? No podría completar el círculo…
Cuando uno está en política debe permanecer. Yo estoy por ideales, convicciones, por principios, no es un tema personal. Es un tema de la convicción que uno pueda aportar desde su experiencia, de mi trayectoria. Siempre va a haber un espacio, ya no desde el Parlamento, pero habrá. Ese espacio, más la fundación Salvador Allende siempre van a estar presentes en mí.
Se dice que el PS está en una situación compleja, ninguna de sus cartas al Senado, incluyéndola, está asegurada…¿Puede haber un punto de inflexión para el partido?
Reconozco que para esta dirección del PS ha sido complejo porque tanto el presidente como el secretario general son candidatos, por lo tanto están muy involucrados en las campañas y eso se ha notado. Se ha notado porque no se ve a la directiva muy presente en el debate cotidiano, obviamente están sumergidos en las campañas. Ha sido una tremenda apuesta que ha hecho el Partido Socialista, también es cierto. Sobre todo en los temas senatoriales. José Miguel (Insulza) en el norte partió más tarde por las razones que conocemos, sin embargo, es una posibilidad, obviamente los números lo dirán. Es una figura bien reconocida. Después en el caso del Maule, sé que es una situación difícil, es un desafío difícil para el presidente del partido (Álvaro Elizalde), claramente, eso es real, vamos a ver. Estamos relativamente optimistas de que de repente dé la sorpresa, lo reconocemos. En mi caso, puedo decir que las elecciones se ganan con votos, pero yo tengo mucha confianza de que voy a ser electa y voy a representar a los socialistas y a los allendistas y al mundo de izquierda, a los comunistas, voy a ser la representante en la región de Valparaíso. Y en el caso de Camilo Escalona, creo que haberse instalado allá, casi un año completo, ayuda bastante. En diputados el PS va a pasar de 20 a 21 lo que es un resultado razonable considerando que ha aumentado el número de diputados. Es una apuesta, vamos a ver.
¿A qué atribuye esta alicaída situación de las cartas del PS?
Hay que reconocer que estos tiempos han sido complejos para todos los partidos, para todos los candidatos. Esta campaña se percibe de manera diferente. No hay un entusiasmo loco, eso lo testimoniar cualquier candidato. Yo estaba haciendo un puerta a puerta en el Cerro Placeres y me dio gusto, salía gente de la casa, me saludaban, me hicieron pasar, uno lo siente muy grato. No es común, no es fácil, hay una cierta apatía que es evidente. Aprovecho de hacer un llamado a la gente de que vayan a votar, mientras menos voten, más frágil la democracia, con menos legitimidad. Nosotros queremos fortalecer la democracia y no debilitarla.
¿Cuánto le afecta la crisis que sacude a su partido? Su imagen al menos está muy dañada: primero el episodio de las inversiones, y ahora último los vínculos del alcalde de San Ramón, Miguel Ángel Aguilera, con el narcotráfico…
En el caso de la Municipalidad de San Ramón creo que la decisión que tomó el PS es la correcta: expulsión más allá de que haya renunciado y sobre todo una querella contra quienes resulten responsables para deslindar absolutamente cualquier responsabilidad. Caiga quien caiga, tiene que ser así. O se corta de raíz o efectivamente ahí sí que quedaríamos en un rango de sospecha de que fuimos capaces de establecer redes desde un municipio, no sé quiénes son los directamente responsables lo determinará la justicia, pero en principio un municipio con redes de narcotraficantes eso es completamente inaceptable. Estuvo bien el partido.
Estamos hablando de un alcalde que fue clave en el proceso de refichaje, en la recolección de firmas de Guillier, vicepresidente del partido, aliado de figuras históricas... ¿Cuánto dañada está la imagen del PS?
Eso ha afectado y evidentemente por eso es tan importante que hubiera una conducta categórica y clara al respecto. Expulsión más allá de las ligazones que haya tenido con algunos u otros liderazgos. No fue mi caso, nunca lo fue, pero independientemente de eso, era bien importante la conducta que se ha tenido. Era una persona que era vicepresidente de un partido.
¿Cómo ve a Alejandro Guillier?
Nunca hay que descalificar las encuestas, pero sí hoy tienen un reto mayor que en el pasado: el voto voluntario y el hecho de que la gente esconde su verdadera intención si va o no va a votar. A la gente le da pudor decir no voy a ir a votar. Es una gran incógnita. Las encuestas tienen menos certezas que antes, pero independientemente de eso, creo que va a pasar Alejandro Guillier a segunda vuelta. Yo espero que seamos capaces de generar esa unidad de la centroizquierda que se ponga detrás de esta candidatura, que pase a la segunda vuelta, para tomar el desafío de ganar la presidencia. Aunque Piñera aparece como el mejor aspectado, todavía no está definido. Eso sí lo tengo claro.
Usted decía hace unos meses que al candidato le hace falta calle…¿Siente que recuperó el tiempo perdido?
En las primarias se notó menos, porque obviamente la atención mediática estuvo concentrada en los candidatos que participaron. Hoy día Alejandro ha estado recorriendo el país y creo que hay ciertas críticas injustas, todo esto que se armó con programa, es francamente excesivo. Yo estuve en el Teatro Caupolicán cuando presentó las 400 páginas de lo que era su programa. Se ha ido formando y estableciendo en 18 temas que ha ido tocando, pesca, adultos, seguridad ciudadana, educación y lo que hoy se va a presentar una síntesis, un compendio de 150 páginas. Se exageran las críticas, hay que cuidar el lenguaje por nosotros y otros.
¿Cómo se consigue esa unidad de la centroizquierda si hoy está tan fragmentada y en posiciones antagónicas?
Se consigue con bastante más inteligencia emocional, con capacidad de entender dónde está lo esencial y dónde puede ser lo secundario. Entender que una coalición de centroizquierda es diversa y eso es parte de su riqueza, uno tiene que irse a lo esencial. Podemos estar de acuerdo en lo esencial de la educación, de la salud, y hay diferencias que se pueden manejar, hay que conversar discutir y ponerse de acuerdo.
¿No le parece que hay una cierta sensación de derrotismo en su sector?
Pasamos un momento de derrotismo, pero la gente ya está entendiendo la importancia de lo que se está jugando. Estas dos semanas son definitivas y va a darse mucho que la gente comprenda qué es lo que nos jugamos. Frente a eso, en la segunda vuelta va a desaparecer esa sensación de derrota.
Pero Lagos Weber, contendor suyo en Valparaíso, decía hace unos meses que la derecha venía por 8 o 12 años ¿Se viene la noche oscura para la centroizquierda?
Nadie sabe, no hay una bolita de cristal. Piñera la otra vez partió igual, se pensaba que duraría ocho años, partió con un nivel de soberbia que le terminó jugando en contra. En 20 años no se había hecho lo que se hizo en veinte días, el mejor Censo, el Mapocho navegable, le podría dar veinte mil ejemplos que no fueron más que voladores de luces. No sé, hoy día si ganase Piñera, es parte del juego democrático.
Pero a la centroizquierda entraría en una profunda crisis si eso ocurriera…
Va a venir un momento complejo, críticas, autocríticas y habrá que reflexionar mucho y hacer una oposición inteligente, constructiva, donde valga la pena hacerla y oposición como permiten las democracias evidentemente.
¿Cómo se han dado las cosas, y mirando en retrospectiva...no se arrepiente de haber abandonado la carrera presidencial?
Eso ya es historia pasada. Hoy tenemos un candidato, estoy con Guillier, creo que hay que jugársela, estamos convencidos que vamos a pasar a segunda vuelta y creo que aunque parezca lo contrario, no está definida la elección presidencial. Esa segunda vuelta incluso, siempre que tengamos esa capacidad de unirnos, mirar lo esencial y tener más flexibilidad frente a diferencias que naturalmente en una coalición se tienen que dar, incluso es posible ganar, muy estrechamente, pero es posible.
Pero hay que construir un acuerdo primero y hoy no parece que eso vaya a suceder…
Con todos. Con el ME-O, con el Frente Amplio, con Carolina, con todas las candidaturas habrá que sentarse en una mesa, habrá que encontrar esos acuerdos porque es la única manera para ganar. La elección no está decidida, tenemos posibilidades siempre y cuando seamos capaces de encontrar un lenguaje común, seamos capaces de no seguir en polémicas estériles.