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Política

Guillier se prepara para enfrentar el desembarco de los partidos

Guillier se prepara para enfrentar el desembarco de los partidos
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La renuncia de su histórico colaborador Juan Carlos Soto se dio en medio de críticas de los partidos al rol del hoy ex jefe de gabinete de Alejandro Guillier. El senador, que esta semana fichó rostros como Osvaldo Rosales, enfrentará el aterrizaje de las tiendas políticas -a las que ha intentado mantener a raya- en su comando presidencial.

El 18 de abril, un día antes del Censo, Alejandro Guillier reunió a su equipo de asesores legislativos más cercanos para comunicarles una noticia que -desde que empezó su campaña presidencial- es la más dolorosa que ha debido enfrentar.

Ese día, el periodista le informó a su entorno del alejamiento de Juan Carlos Soto, hasta entonces su jefe de gabinete y quien es su hombre de mayor confianza desde hace 20 años.

Juntos compartieron una trayectoria que comenzó en televisión, con Guillier como lector de noticias y Soto en el rol de productor, que tuvo un giro inesperado hacia la política, con el periodista convertido en senador, y cuyo próximo objetivo es terminar el 2018 en La Moneda.

Ocho días después que Guillier informara a su equipo de la salida de Soto, un breve comunicado en el sitio web de su campaña, sin mayor difusión, dio cuenta de lo ocurrido. "Informamos que el señor Juan Carlos Soto ha cesado en sus funciones por motivos personales en el equipo Senatorial”, donde percibía un sueldo bruto de $4.644.000, uno de los más altos entre los asesores del Senado.

Con el alejamiento de quien fuera el brazo derecho del precandidato presidencial por dos décadas, finalizaban meses de tensiones y duros reclamos desde sectores del Partido Radical hacia el estilo de Soto, a quien describen como un hombre duro, que impedía a los dirigentes tener línea directa con el senador. Lejos de facilitar el diálogo con el candidato, Soto aparecía como un filtro demasiado duro de pasar para acceder al ex lector de noticias, resumían las quejas de altos dirigente radicales desde hace meses.

Su salida, dicen quienes conocen a Guillier, es dolorosa, pero necesaria, ya que así el abanderado cierra un complejo flanco que le generaba la resistencia que Soto provocaba en el mundo partidario.

El celo con que el poderoso asesor resguardaba al candidato generaba molestia en el Partido Radical. La diputada Marcela Hernando criticó en varias oportunidades el estilo de Soto y acusó que Guillier estaba "encerrado y que por protegerlo no ha sido fácil que fluyan las comunicaciones".

Con Guillier encapsulado, las quejas aumentaban desde el mundo partidario, donde nadie lamentó la partida de Soto, quien según versiones del entorno guillerista optó de forma volintaria por dar un paso al costado y partió al sur junto a su familia.

Si la salida de Soto apuró una reconfiguración en el entorno del senador, su reemplazo fue elegido cuidadosamente y confirmó el estilo de Guillier. Como su nuevo jefe de gabinete nombró a Enrique Soler (PPD), que proviene de la Cancillería y es cercano a Sergio Bitar.

Con Soler, al igual que con Soto, a Guillier lo une una larga amistad. Hace meses venían intercambiando ideas programáticas y el nombre del ex agregado comercial en la embajada de Chile en Argentina sonaba hace algunas semanas para arribar en el comando.

La llegada de Soler no fue consultada con el PPD y, por tanto, en este partido aseguran que Guillier no puede asumir que la tienda ya tiene representante en el incipiente comando presidencial.

Con todo, para no pocos en la Nueva Mayoría la forma en que operó el senador para conformar el equipo de trabajo que presentó este jueves da cuenta de una nueva señal de la independencia del abanderado respecto del mundo político-partidario.

El propio candidato en el libro de entrevistas con Raúl Sohr, "De cara al país", sostiene que su "estrategia es tomar distancia de los partidos. Se gobierna con los partidos, sí, pero debería tener sobre mi espalda el mayor apoyo ciudadano posible (…) Los partidos políticos gobiernan, pero tienen que aprender a gobernar con los movimientos sociales”.

El desembarco de Soler al equipo no fue el único anuncio que realizó Guillier esta semana. El jueves, en una conferencia de prensa, el senador formalizó la designación de Osvaldo Rosales como coordinador general programático.

El ex PPD fue jefe de la Dirección de Relaciones Económicas (Direcon) del Gobierno de Ricardo Lagos y tiene cercanía con el mundo concertacionista, pero su nombre tampoco fue consultado con la colectividad de Gonzalo Navarrete.

El propio Guillier descartó que la llegada de Soler y Rosales fuera un guiño al PPD y afirmó que "los partidos no te pueden pedir representantes en la medida que ellos no han adherido", en alusión a que esa colectividad definirá recién a mediados de mayo a su candidato presidencial.

El senador pidió no olvidar "que esta es una candidatura independiente apoyada por partidos políticos" y adelantó que el PPD tendrá representantes cuando tomen una decisión, y, como lo hicieron el PS y el PR, "pondrían a disposición una serie de nombres y yo elegiré a quienes me parece que pueden ser un mejor puente para el partido, pero que también me dé a mí garantías de confianza y cercanía".

Con todo, el precandidato insistió en que su ex jefe de gabinete, Juan Carlos Soto, se alejó por razones familiares y acusó que el análisis de su salida por la tensión política que generó "es parte del relato post verdad que se ha instalado en nuestro país".

El desembarco del poder tradicional

El propio Guillier dio una señal directa de que mantiene a firme su poder de decisión alejado de los partidos, hace algunas semanas.

El pasado domingo 16 de abril notificó a la cúpula del PPD el ingreso de Soler a su comando, en un encuentro que sostuvo en su casa con el timonel de la tienda, Gonzalo Navarrete, los senadores Ricardo Lagos Weber y Guido Girardi, el secretario general de la colectividad, Germán Pino, y el experto electoral René Jofré.

Pero, según algunos de los presentes consultados, el legislador no sólo les nombró a Soler, sino que también al ex jefe de gabinete del Mineduc, miembro de la G90 y cercano colaborador del ex ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, Harold Correa. El nombre sorprendió a los dirigentes del PPD, donde recuerdan con recelo los cuestionamientos que aún reciben miembros de la G90 por las investigaciones de financiamiento irregular, donde figura el propio Correa.

Con todo, el rol de éste y su nivel de cercanía con Guillier aún no es algo claro, incluso para los dirigentes del PPD, quienes destacan que Soler y Rosales son nombres de confianza de Guillier. "El Consejo General del PPD del 13 de mayo será el que proclame a nuestro candidato presidencial y ahí veremos los equipos programáticos", sostuvo a T13.cl Verónica Pinilla, vicepresidenta del PPD y cercana al ex Presidente Ricardo Lagos.

El ex ministro Sergio Bitar, en tanto, confirmó desde Estocolmo que tanto Soler como Rosales trabajaron con él. "Soler es un gran amigo y colaborador y Rosales ha sido de gran importancia en el área económica internacional". Tras esto, el ex ministro adelantó que con Soler han trabajado en un libro "sobre el progresismo chileno" que aún no se publica.

Como sea, en las próximas horas el diseño del comando de Guillier entrará en tierra derecha, cuando la DC resuelva si llevar a Carolina Goic a la primera vuelta presidencial.

Dicha decisión será clave para el Partido Comunista, que pretende proclamar a Guillier una vez que la falange resuelva su futuro político.

El siguiente capítulo será el casi seguro respaldo del PPD a la candidatura del periodista a mediados del próximo mes, lo que terminará por tener sobre la mesa todas las cartas para el desembarco formal de los partidos a la campaña de Guillier.

Así, ingresarán paulatinamente al equipo figuras partidarias. En este contexto está previsto que el ex ministro de Salud Álvaro Erazo, quien también integró el Consejo de Personalidades de la precampaña del ex Presidente Lagos, se incorpore a los equipos la próxima semana.

Erazo incluso analizó la aparente tensión entre Guillier y los partidos políticos. "Es evidente que el senador Guillier tendrá que ponderar" el desembarco de los partidos y su sello independiente, sostuvo.

El socialista afirmó que "hay un principio básico de poder amalgamar la experiencia con la emergencia de nuevos profesionales y equipos, lo peor que le puede pasar a un comando o a una gestión de Gobierno es llegar al extremo de son todos políticos, todos técnicos o todos independientes".

El ex ministro reconoció que echa de menos, "pero que probablemente eso se dará pronto", la definición "del sentido estratégico del comando, y del cómo se amalgama eso con el discurso original que siempre el senador Guillier ha tenido sobre la participación ciudadana". 

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