El destierro de Cheyre: cómo vive el general del "nunca más"
“Estoy en un momento difícil”, dice con gesto cansado un envejecido ex comandante en jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre (69), cuando le preguntan cómo está tras casi 12 meses desde que el ministro en visita Mario Carroza decidió procesarlo en calidad de cómplice en el caso Caravana de la Muerte.
Según declararon varios testigos, Cheyre figura como cómplice de 15 homicidios en 1973, cuando se desempeñaba como teniente en el regimiento Arica, de La Serena.
Hace casi un año, el 7 de julio de 2016, quien fuera artífice del discurso del “Nunca más”, palabras con las que en 2004 el Ejército asumió por primera vez la responsabilidad institucional por las violaciones a los derechos humanos ocurridas en dictadura, fue detenido junto a otras ocho personas y debió pagar una fianza de $1 millón para quedar en libertad.
Cheyre ha dado múltiples explicaciones por la acusación del ex preso político Nicolás Barrantes, quien asegura haber sido torturado por él en 1973 en La Serena. Barrantes dice que lo vio a través de las vendas que le fueron puestas en los ojos. Acusa que Cheyre lo interrogó, hizo que lo colgaran de los brazos y ordenó que lo golpearan con la culata de un fusil durante una hora y media.
En un interrogatorio en mayo, Cheyre lo desmintió todo.
“No me acuerdo de dónde no he estado, no me acuerdo de lo que no he hecho", dijo en una de las pocas intervenciones públicas que ha tenido desde esa fecha sobre el caso.
Cocina, jardineo y viajes a Frutillar
El ex comandante en jefe se mueve por Santiago en Metro. Suele comprar en la Vega y caminar por Providencia, y a sus cercanos ha asegurado que hay gente que se acerca a decirle que está viviendo una situación “injusta”.
Desde que Cheyre enfrenta las acusaciones en tribunales, su agitada vida profesional se paralizó abruptamente y nunca más la volvió a retomar. En enero de este año, la Presidenta Michelle Bachelet aceptó su renuncia como miembro del consejo del Servicio Electoral (Servel), y dejó de dictar clases en la Universidad Católica, donde se desempeñaba desde 2006 como director del Centro de Estudios Internacionales.
También dejó de escribir columnas de opinión, de aceptar invitaciones a eventos públicos y de realizar exposiciones.
Aunque no tenía intención de jubilarse, no hace mucho más que estar junto a su familia. En Santiago vive junto a su señora y aprendió a hacer una serie de actividades domésticas como cocinar, jardinear en su patio. Además, dicen quienes han estado con él, le gusta tomar fotos familiares con su celular y viaja todas las semanas a Frutillar, donde tiene una casa de veraneo hace años y aprovecha para visitar a su hija.
A sus cercanos ha dicho que le duele sentirse una suerte de "arquitecto" de la transición militar y pieza clave de un período en que el Ejército mejoró su relación con la ciudadanía, y que hoy vive su destierro siendo blanco de ofensas a través de las redes sociales producto de las imputaciones que pesan sobre él en materia de derechos humanos.
Amigos influyentes
Como el ex comandante en jefe dejó de trabajar hace ya varios meses, sus cercanos aseguran que no recibe remuneración. Por ello, vive de propiedades que puso en arriendo. En paralelo, para enfrentar los casos con la justicia ha recibido ayuda de influyentes amigos que dicen creer en su inocencia.
Uno de ellos es su abogado, Jorge Bofill, quien está a cargo de su caso y lo ha ayudado a “reconstruir” las labores que realizó en el regimiento de La Serena cuando Cheyre tenía 25 años. Bofill trabaja para él de manera gratuita, al igual que Enrique Correa, quien puso a su disposición ayuda de su empresa de asesorías, Imaginacción Consultores.
Según su defensa, el caso Caravana podría concluir este año. Sin embargo, las apelaciones extenderían la causa. Cheyre sabe que el proceso podría durar mucho tiempo, y ese mismo tiempo lo mantendrá fuera de sus labores profesionales.
Su defensa ha acusado públicamente una serie de contradicciones e inconsistencias en los testimonios de quienes han nombrado a Cheyre. Y asegura que detrás de un eventual acuerdo de versiones de los testigos estaría el abogado querellante, Cristián Cruz, quien tendría una relación de amistad con el diputado Hugo Gutiérrez (PC). Pero también aluden a una supuesta "vendetta" de sectores pinochetistas del Ejército, molestos por el "nunca más".
Los abogados de Cheyre aseguran que Cruz ha presentado testigos falsos y que la acusación de Barrantes no tiene asidero, debido a que el día en que habría sido torturado, el ex uniformado no se encontraba en el cuartel, y que existen notas de prensa que acreditan que se encontraba en una actividad en Coquimbo.
Además, otros argumentos de la defensa siguen siendo la falta de registros de Cheyre en cientos de recopilaciones hechas por organismos de derechos humanos que aseguran no haber recibido jamás una acusación contra el general (R). Asimismo, en caso de que logren acreditar su inocencia, no se descarta una querella en contra de Cristián Cruz.