Eran las 16 horas del 17 de enero de 2010. Plena jornada de segunda vuelta electoral. Un grupo de asesores del candidato presidencial Sebastián Piñera escuchó un despacho de Radio Biobío que adelantaba un escenario que se confirmaría pocas horas después: la emisora daba por ganador al candidato de la derecha.
En el Hotel Crowne Plaza, centro de operaciones del piñerismo, acompañaban al abanderado parte del equipo con el que terminó formando gobierno durante los cuatro años siguientes: Rodrigo Hinzpeter, Alberto Espina, Andrés Chadwick, Andrés Allamand, Cristián Larroulet, Ignacio Rivadeneira, entre otros.
A diferencia de la elección de 2006, donde Piñera había sido derrotado por Michelle Bachelet, el entonces candidato contaba con una coalición ordenada y disciplinada en su favor.
Atrás habían quedado las rencillas con la UDI, luego de la candidatura de Joaquín Lavín. El gremialismo estaba completamente sumado a la campaña, sus parlamentarios y alcaldes habían hecho un intenso despliegue a nivel nacional y el aroma a triunfo se prolongó durante los últimos tres meses.
Piñera superaba en las encuestas a Eduardo Frei desde el principio y estaba todo listo para una victoria: finalmente el candidato de oposición triunfó con el 51,61% de los votos, mientras que Eduardo Frei obtuvo un 48,39%.
“Esa fue una elección con menos incertidumbre que la de ahora. Ese día sentíamos que el trabajo de campaña por fin nos daba frutos y derrotábamos 20 años de la Concertación. La centroderecha volvía al poder después de 50 años y era el fin de la transición. Esa noche estábamos eufóricos, pero también con un gran sentido de responsabilidad”, relata el diputado Patricio Melero (UDI), quien acompañó a Piñera esa noche en la sede del comando.
Un asesor de de prensa recuerda que, aunque en el Hotel Crowne Plaza había cerca de 100 periodistas acreditados, tras confirmarse el triunfo llegaron alrededor de 500. Muchos de ellos venían de medios internacionales. “La expectación era tal, que tuvimos que sacar a la gente del hall y llegó a quebrarse una mampara de vidrio por la presión de la prensa que quería entrar”, relata el profesional.
Con todo, el equipo más íntimo dice que uno de los momentos complejos fue la demora de Frei en ir a visitar a Piñera por su triunfo. El abanderado finalmente llegó pasadas las 21.00, con su esposa Martita Larraechea y sus hijas.
Más tarde, Piñera recibió un llamado telefónico desde La Moneda: la Presidenta Michelle Bachelet lo felicitaba por la victoria.
