El viernes 28 de septiembre, Gonzalo Blumel (39), jefe programático de Sebastián Piñera y una de las figuras centrales del equipo, compartió un auto de regreso de Valparaíso a Santiago con el director de comunicaciones del comando, Gonzalo Cordero.
Eran pasadas las 12 de la noche y ambos lucían cansados tras acompañar al candidato en el primer debate presidencial que convocó a los ocho aspirantes a La Moneda.
Pero a pesar del agotamiento, durante el camino, se entretuvieron hablando de uno de los temas que más disfruta el ingeniero civil de la Universidad Católica: libros y escritores. Blumel admitió que la novela “Adios al séptimo de línea” lo marcó en su infancia. Y confesó que tiene una deuda con las lecturas francesas.
Tal como con Cordero, Blumel habla con todo el mundo sobre literatura. Y también le gusta conversar de sus músicos favoritos como Inti Illimani, Víctor Jara o Violeta Parra.
Aunque vive completamente incorporado al estilo de trabajo 24/7 -tan propio de los equipos de Piñera-, sagradamente se junta los lunes en la noche con su banda de rock conformada con amigos del colegio. Y cuando puede, se da tiempo de jugar fútbol con los escoltas de Piñera. La semana pasada, junto a otros miembros del comando, perdieron contra ellos por varios goles.
La afinidad con Piñera
Blumel, casado y padre de tres hijos, es uno de los fundadores de Evopoli, razón por la cual su figura en el comando siempre ha sido resentida en algunos sectores de la UDI, que ven- y leen en sus entrevistas- un estilo “demasiado progresista" en temas como su respaldo al matrimonio igualitario.
Pero poco necesita Blumel la opinión del gremialismo, porque tiene línea directa con Sebastián Piñera, con quien forjó lazos cuando trabajó en su gobierno. El ex ministro secretario general de la Presidencia, Cristián Larroulet, lo llevó a la Segpres como su jefe de gabinete luego de trabajar juntos en el instituto Libertad y Desarrollo. Su paso como jefe de gabinete fue breve. Tras pasar a estar a cargo de la división de estudios, luego llegó al Segundo Piso de La Moneda, donde terminó como jefe en reemplazo de la poderosa asesora María Luisa Brahm, quien dejó el gobierno para aterrizar en el Tribunal Constitucional.
A Piñera le llamó la atención Blumel por varias razones: el contenido de sus minutas, sus análisis políticos y legislativos, y la precisión con las cifras. “Los dos son muy buenos para los números”, dice un miembro del equipo.
Por eso, el ex Presidente no dudó en ponerlo a cargo de su programa de gobierno en esta campaña, a pesar de las reticencias de Chile Vamos por su corta edad y la poca relación con los partidos.
Según dicen en el comando, Blumel es humilde y operado de los nervios. Pero lo que tiene de humilde también lo tiene de exigente y disciplinado en extremo. Es estricto con su equipo desde temas como la puntualidad en los horarios de llegada, hasta en el cumplimiento de metas. El equipo más directo lo conforman Carlos Ríos, Juan Francisco Galli, Isabel Plá.
Por estos días, el ingeniero está 100% concentrado en la presentación del programa de gobierno que esperan lanzar en unos 10 días. Son cientos de páginas que Blumel revisa todos los días. Se reúne con Piñera todas las semanas y aborda los insumos que han preparado las más de 20 comisiones de trabajo.
Blumel sabe muy bien que Piñera exige siempre tres cosas fundamentales: un buena defensa de los argumentos, cifras certeras –todo tiene que estar muy bien justificado con estudios de organismos internacionales -, y lo más importante: toda la información debe quedar escrita en documentos.
El ex Presidente exige textos para todo y quiere que estén siempre en su correo. “Si no tienes esos tres requisitos, mejor no entres a una reunión con Piñera”, describen en su entorno.
“Lo que nos solicitó Gonzalo (Blumel) y el Presidente es que todos los informes deben incorporar un diagnóstico actual con cifras en cada área. Lo que hizo el gobierno pasado del Presidente, lo que hizo el actual gobierno y la propuesta para mostrar avances en el corto plazo, al final de la gestión y también con resultados en ocho años”, relata Gali, quien es asesor legislativo de Avanza Chile.
En el comando todos son conscientes de que Piñera escucha mucho a Blumel y confía ciegamente en él "y en sus números". De hecho, admiten que ya es parte del círculo más cercano compuesto por los ex ministros Andrés Chadwick y Cecilia Pérez.
Y aseguran que de ganar las elecciones, dará igual si lo nombra o no ministro: será en cualquier caso parte de su comité político en La Moneda. Estará en las reuniones más importantes en el cargo que sea.
Bajo la lupa de los partidos
Según Cecilia Pérez, Blumel no es el mismo de la época de Segpres. Ha logrado aprender códigos políticos con la experiencia en campaña y entendió mejor cómo coordinar la relación con las tiendas durante las primarias de julio.
Prueba de sus lecciones es el duro mensaje que el 10 de octubre lanzó en Tele 13 Radio, cuando aseguró que el gobierno y la Presidenta Bachelet "tienen tentaciones mesiánicas", lo que irritó a sectores del oficialismo.
“Ha ganado experiencia desde que estuvo en el gobierno hasta ahora. Aporta muchas veces la calma, es un hombre mesurado y es fácil conversar, es muy querible. Es una persona fundamental en el equipo de Sebastián Piñera y si llegamos a ganar, va a estar donde el Presidente se lo pida”, asegura la ex vocera sobre uno de los hombres que suena como posible ministeriable si es que Piñera regresa a La Moneda.
En los partidos están acostumbrados a ver a Blumel en todas las reuniones con el ex Mandatario. Los lunes, los presidentes de Chile Vamos se encuentran con él para coordinarse. Lo describen como un hombre, en general, callado y prudente. Escucha más que de lo que opina.
Pero eso no quita que esté en constante evaluación de las tiendas. Al día de hoy, la incorporación de los partidos en el comando ha sido valorada y ya no hay excusa para reclamos, pero en la mesa gremialista admiten que han tenido algunas dudas con el ingeniero. El secretario general de RN, Mario Desbordes, recuerda algunos episodios en junio pasado.
“Lo empecé a conocer como jefe del segundo piso, porque lo veía en los comités políticos. Es alguien muy estudioso y de bajo perfil. Como RN tenemos una buena relación con él. Tiene visiones distintas con la UDI. Durante la negociación de la plantilla parlamentaria, la cosa con Evópoli no fue fácil sobre todo con la UDI. Eso produjo algunas diferencias de opinión, pero Blumel trata de no intervenir en lo más contingente”, describe Desbordes.
Gracias a los vínculos de Blumel con Evópoli, lograron sellar varios ingresos de algunos de sus militantes al comando, a pesar de que tras las primarias – y la derrota del candidato de ese partido, Felipe Kast-, las relaciones quedaron algo resentidas.
Con todo, tanto en Evópoli como en el comando le cuestionan una sola cosa a Blumel: su falta de ambición. Dicen que disfruta mucho con elaborar el programa, con los números, con los textos y con explicar las cosas – en eso lo asemejan mucho a la personalidad de Larroulet-, pero reclaman que jamás se ha mostrado interesado en mantenerse en la primera línea o en ganar espacios políticos.